Ahora que todos tenemos tiempo para la reflexión, la oración, el análisis ante todo aquello que hemos hecho en la vida, me viene a la mente la frase con la que digo en el enunciado de este ensayo que, una vez se la escuché a mi abuela y, ahora, en este momento, sin saber las razones me ha venido a la mente.

LLEGARÁ UN DÍA EN QUE LOS HUMANOS TENDREMOS ENVIDIA DE LOS MUERTOS. Hay mucho que analizar dentro del contexto de dicha frase que, destripada en sus ancestros nos hace pensar puesto que, el mensaje que la misma nos aporta es subliminal. Sin duda alguna, que llegue un momento en que los vivos pensemos en lo bien que están los muertos, la catástrofe no puede ser más grande y, lo que es peor, como se presagia, todo ello puede ser verdad.

Es cierto que, como dije muchas veces respeto a la pandemia que nos azota que, lo peor, siendo gravísimo y lamentable, no serán los muertos que hemos enterrado puesto que, lo peor está por venir. Esto camina por derroteros malditos, auténticamente catastrofistas pero, de una realidad que aplasta. Son ya varios millones de personas en el paro en apenas solo un mes y, como decía, si lo peor está por llegar, confesémonos todos.

Es duro lo que digo pero, en poco tiempo habrá en España tal cantidad de pobres, arruinados, desesperados que, el suicidio no será ni el alivio que muchos buscarán; lo dramático será, como dije, que podamos envidiar a los muertos. Esa sensación tan amarga como absurda será la que vendrá a certificar lo que muchas veces dije, que quedaremos muchos vivos totalmente muertos.

España ha muerto, las pruebas son elocuentes; un mes lo hemos pasado como Dios nos ha dado a entender; el siguiente quizás hagamos otro tanto de los mismo pero, mucho más allá ya no resistimos por miles de motivos. Apenas hay actividad de nada salvo ambulancias, hospitales, policía, ejército y demás personas que velan por la salud de todos. El silencio se ha apoderado de nuestras calles y, de momento, la mayoría nos lo tomamos con cierta filosofía pero, cuando llegue el momento en que todos seamos pobres de verdad, algo que está al caer, veremos cómo y de qué manera nos consolamos.

Soy un convencido de que la gran mayoría de las gentes no son conscientes de todo lo que digo que, sin duda, será el peor azote que habremos recibido puesto que, he hablado con personas mayores que recuerdan la Guerra Civil, la que dicen que fue una “broma” comparado con lo que estamos viviendo. Y lo entiendo porque aquello fue una guerra propiciado entre hombres contra hombres y, pasada la contienda, con todo destrozado y sin apenas nada, quedaba la esperanza de volver a renacer construyendo y trabajando.

Siendo criminal la contienda citada, nada que ver con la catástrofe que nos ha asolado puesto que, tratándose de una enfermedad, los humanos no podemos hacer nada puesto que, para mayor desdicha, no tenemos ni vacuna para remediar dicho mal; nos encontramos como en 1918 en que no había penicilina y murieron cincuenta millones de personas por el mundo por culpa de la llamada gripe española. Se nos ha ido todo de las manos puesto que, ni la peor ineficacia del gobierno ha podido hacer nada para evitarlo.

Si logramos superar la situación, lo peor está por venir. Lo digo porque mientras tanto, esta situación pueda revertir para mejor, atrás habrá quedado un mundo lleno de desolación que, el averno nos parecerá una broma de mal gusto. Si levantamos la cabeza, millones de personas habrán perdido sus negocios, sus empleos y, lo que es peor, la ilusión por seguir luchando. ¿Será entonces cuando tendremos envidia de nuestros muertos? Quiera Dios que, pese a todo, ese momento no llegue jamás porque sería tanto como firmar nuestra sentencia de muerte en vida.

Pla Ventura

En la imagen, una instantánea de la Guerra Civil, algo dramático pero que, en la actualidad, la pandemia que nos azota lo ha superado