La vuelta a los ruedos de Alejandro Talavante ha caído en los aficionados como gotas de agua en los campos de Castilla en el mes de Mayo. Su vuelta ha generado poca polémica, al contrario que cuando hace un año y pico anunció que se retiraba. Su vuelta estaba cantada, sólo era una incógnita saber el cuándo y dónde volvería a vestirse de luces. Pero esta noticia conlleva tras de sí varias cuestiones de fondo, y no hay que quedarse en lo superficial.

Octubre de 2018. Alejandro Talavante anuncia su retirada indefinida de los ruedos. Esto generó un alboroto en el mundo del toro, pero bien es cierto que las idas y venidas de los matadores y sus riñas con empresas y apoderados han existido siempre, desde tiempos del Bomba y Machaco. Y como todo chismorreo, las mil y una versiones de esta retirada no dejaron nada claro. ¡Lo echa el sistema! ¡No generaba el dinero que pedía y por eso se ha ido! ¡Matilla le ha vetado! Toda gama de opiniones surgieron alrededor de esto. Pero una de las razones por las que posiblemente se deba su retirada es al parné. Talavante es (o era) una figura del toreo y uno de los mandamases del cotarro (Matilla dijo en su comunicado que el propio Alejandro había comprado una corrida a Cuvillo y quería matarla en Valladolid) así que calificar que es una víctima del sistema me parece desacertado y una falta de respeto a otros matadores. No obstante, su antiguo apoderado no es el arcángel San Gabriel, y a pesar de que en el comunicado dijo que él no tenía poder ni capacidad ni deseo para vetarlo, no hace falta ser un vidente para saber que Matilla puede hacer y deshacer a su antojo, y esto es algo que se puede comprobar, pues su poderío en el mundo empresarial de los toros es potentísimo. Pero no nos extendamos más en esto.

Su reaparición ha sido una obra maestra de marketing, pues ahora vuelve con una expectación máxima y su caja registradora sonará más que nunca, si se deja ver en la mayoría de las plazas. Y aquí llegamos a uno de los puntos clave. Hará una temporada toreando en las grandes ferias y codeándose con los grandes, o alternará en plazas de segunda con rejoneadores y sin competencia alguna. Si quisiera demostrar que es una figura de época, no debería de seguir la fórmula de su reaparición. Por otra cosa importante, que en el cartel aparezca «Ganaderías a definir» deja mucho que desear.

De cualquier forma, Talavante puede aportar mucho a la fiesta y generar una gran expectación, y para coronarse la variedad de encastes es primordial, ya le salió mal la jugada con la de Adolfo, pero desde luego que para ser lo que pretende ser, hay que demostrarlo.

Por Quique Giménez