Cronica Alexa Castillo, Fotografia Mura Fotografia

Barba y Flores pasean una oreja y Antonio Ferrera completó la terna
Cuarta corrida de Feria en el serial Hidrocálido, en la que se registró más de media entrada, lidiándose toros de la ganadería de Begoña que estuvieron bien presentados,  destacando en juego el tercero que recibió los honores del arrastre lento, y el cuarto al que se le concedió la vuelta al ruedo.
Ha sido una tarde de ensueño, de esas que se recordarán por mucho tiempo y de la que la gente habla por toda la ciudad, y quien no la vio, hoy está arrepentido de no haber acudido a la Monumental en esta extraordinaria corrida. Tres estilos completamente distintos, tres colores en la voz, pero que al final, se unieron en la misma tesitura!
Antonio Ferrera no se conoce en México, a pesar de que hace algunos años estuvo por aquí sin suerte, ni fortuna, pero no ha tenido la oportunidad de expresarse y de hacer el toreo que le caracteriza. Y digo que no se conoce en México puesto que es la minoría, los que se dicen aficionados, quienes siguen las transmisiones españolas, o quienes buscan las noticias de lo que sucede en el viejo continente. El público que no acude tarde a tarde y que es quien llena las plazas, no sabe quien es y es el resultado de la entrada registrada en este festejo. Hablando de lo acontecido en la tercera corrida, en la que hubo un lleno a reventar, y sin menospreciar nada, ni a nadie, a mí en lo particular este cartel se me antojaba sobremanera desde que se anunció, e incluso me pareció de gran interés al haber entrado Barba en sustitución de Roca Rey. Pero la gente es caza carteles y eso sucedió esta tarde.
Su labor ante el primero de la tarde fue sin duda aseada, sin dejar sospecha del sitio en el que se encuentra y las grandes capacidades del extremeño, pero tenía que llegar el cuarto, un toro en el que se encenderían las antorchas, en el que el cúmulo de emociones comenzaría a estremecer las almas y en el que detonaría estrepitosamente  ese estallido voraz del arte, de la armonía, de la perfección, de la sincronicidad y de la pasión. Y es que lo que sucede en una plaza de toros es difícil de comparar, ya que todo puede ir de la Gloria al Infierno de un minuto a otro y viceversa. Y nuevamente hablaremos de vinos. Lo que esta tarde ha conseguido Ferrera fue verdaderamente mágico. Y es que en la boca nos queda el dulce sabor de un Beaujolais Noveau, que tiene ese color rojo rubí y destellos violáceos, con aromas de frutos rojos, grosellas, moras y el terso sabor de la violeta, un vino sedoso y tierno sin duda, aterciopelado y afrutado. Es un nuevo sabor para los paladares ya que es el primer vino del año después de la cosecha, y nos da tintes de novedad, de ahí su nombre, ligero y joven. Como lo que nos hizo sentir Ferrera, ofreciéndonos un nuevo sabor, una nueva forma de sentir. Lo toreó con una estética fuera de serie, y es que además su enemigo colaboró, con una clase y empuje que lograron amalgamar los múltiples momentos que nos regaló el diestro. Nos vino a refrescar! Aquí hay un torero que puede conmocionar a México. Profundo como vertical, acompasado como un tango de Gardel cuando la seducción es evidente. Dejó a un lado el ayudado y por  ambos templó las embestidas con una factura única. Estas faenas se quedan en la pupila grabadas, no hay manera de medir los kilates que tuvo pues en las emociones los grados son muy abstractos. Una pena que la estocada haya tenido un defecto tan grande pues otro gallo hubiera cantado! Dio la vuelta al lado del ganadero Juan Pablo Bailleres.
Esto, que se vivió en Aguascalientes, es la razón de porqué existe la fiesta de toros!
Fabián Barba es sin duda, e incansablemente lo hemos comentado en este espacio, un torero poco valorado por las empresas, que con triunfos por demás meritorios, sigue en la lucha por conseguir formar parte de los carteles, muchas veces menospreciado y sin embargo, siempre sale a matar o morir y es justo reconocer que en esta ocasión la empresa de la Monumental ha tenido un acierto enorme al incluirlo, al ponerlo en ese lugar del que no puede bajar por ningún motivo.
Y justo llegó para quedarse. Un torero con una capacidad titánica, que puede librar cualquier piedra en el camino, que supera los mas grandes retos y que hoy es como ese roble que no se dobla, y que tarda años en crecer, como le ha sido la vida a Fabián, pero que crece hacia el firmamento hasta las mas grandes alturas, un árbol que nos regala las aromáticas bellotas que tienen ese fuerte sabor por sus taninos. El roble es el que da sabor a los vinos, a las mejores cosechas y que es sumamente valorado por dichos productores, la madera del roble, por su resistencia a la humedad y su permeabilidad es sumamente valorada por la industria naval, y hasta los ferrocarrileros la aprecian y de ahí las traviesas por las que pasan los pesados vagones al ser tan resistentes a la vibración. Se dice que alguien tiene madera, pero las hay muy distintas una a otra y sin duda la del roble que posee Barba va mas allá! Y hoy se puso en ese lugar, hoy por ambos lados y pasándose el toro por la faja, convenció al respetable, que con cariño le respondió. Un torero serio, con empaque, con gusto y con la convicción de que sus ramas no dejen de crecer, que cómo el árbol, pasen  600 años y siga actual. Mató de estocada desprendida por lo que únicamente recibió una oreja que lo convirtió en el triunfador de la tarde.
Su segundo un toro complicadísimo y que desarrolló sentido. Fabián le pegó tres bien ejecutadas largas de hinojos y al incorporarse fue cogido de fea manera por el pecho lo que mermó evidentemente su condición. Pero precisamente ese material del que está hecho, le permitió volver y dar la cara y hacer lo toreramente posible por mostrarse. Estuvo sin duda muy por encima y se le agradeció su empeño con una fuerte ovación momentos antes de ingresar a la enfermería, después de haber terminado con la vida del animal.
Sergio Flores ha tenido también una gran actuación. Sin duda está creciendo cada día y va perfeccionando su tauromaquia. Como el primer beso, como una tersa caricia que va despertando los sentidos y se pone al descubierto cuando estremece la piel, así fue llevando Sergio al de Begoña desde que se abrió de capa. Y en el último tercio vendría la hecatombe. Aquí la seducción fue inminente. Ver una película romántica que nos haga vibrar, que nos enternezca y  nos haga salir con ilusiones de una sala, en nuestros días es muy difícil. Tenemos una vida acelerada, llena de estrés y vivimos en una sociedad que ha perdido sus valores, es por eso que cuando algo nos toca las fibras se queda como una marca. Ese es el sentido del torero. La vida y la muerte fundidas en instantes dramáticos como sublimes. Y el romance está presente en cada segundo, Sergio enamoró a su primero con esa lentitud y elegancia, con ese sello propio, fue susurrando al oído de la princesa esas dulces palabras, y dejando sentir la seda que con sus formas adornaba estéticamente la caída de las ropas hasta encontrarse tendida en el pasto, sintiendo como el viento rozaba pervertido su cuerpo. Cada momento se sublimaba hasta que al llegar al clímax, un estruendo se escuchó en el mismo momento en el que se entregó a la estocada para recibir la merecida oreja.
Con su segundo, un toro más complicado, no hubo química, simplemente las palabras no fluyeron, las cartas de amor no funcionaron. Hubo buenos momentos como en toda relación, pero no había romance, no había intensidad y aunado a que la gente interrumpía insidiosamente con pretensiones de que Ferrera regalara un toro, Sergio hubo de abreviar, quedando todo en una ovación
La feria continúa y la próxima corrida será este miércoles en el día de San Marcos, fecha en la que Enrique Ponce, Ginés Marín y Luis David, lidiarán a muerte seis astados de la ganadería de Teófilo Gómez