Hace un mes que ha acabado la temporada, y ha sido un mes de sacar estadísticas sobre el público asistente, de empezar a recoger premios, de análisis y resúmenes, en definitiva, de comenzar el sombrío invierno taurino. Y yo no quería quedarme sin aportar mi punto de vista y plantear alguna idea para el futuro.

El inicio de esta disertación se lo dedico al gran protagonista de la Fiesta, y que en esta temporada, sus criadores, los grandes velados de la tauromaquia, han conseguido alcanzar un toro que incluso llega a rozar la perfección. El número de toros que han embestido esta temporada ha sido bárbaro, y el porcentaje de animales que se han ido sin torear no es precisamente bajo. Me acuerdo ahora de “Damasco”, “Petrolero”, “Poeta”, “Florista” o “Ruiseñor”. El nivel de bravura del campo es alto, y además, embisten toros de todos los encastes, desde el oligopolístico Domecq hasta el reducido Santa Coloma.

Y el otro protagonista es el torero. Las figuras actuales ya no tiran del carro con la fuerza con la que lo hacían hace unos años, y a pesar de que, por ejemplo, El Juli haya quedado primero en el escalafón, creo que el ocaso de su generación ha comenzado, y varios deberían de tener la retirada en la mente. Y por otro lado, los nuevos no han sido capaces de dar el salto definitivo y situarse en primera fila del escaparate. La lesión de Roca Rey o un irregular Ginés son ejemplo de esto, aunque bien es cierto de que hay un ramillete de toreros que ilusionan, y mucho, por su exquisito concepto. Aguado y Emilio de Justo encabezan este grupo.

También otros momentos de la lidia merecen un comentario. El tercio de varas necesita un cambio para que sea más vistoso, y se me ocurren varias medidas, como por ejemplo bajar el peso de los caballos, modificar el peto para que el toro pueda moverlo con más facilidad y evitar que parezca un tanque alemán. Otra cosa inadmisible es el barrenado, y para evitar esto necesitamos el compromiso de los varilargueros. La suerte suprema también se está ejecutando de mala manera, y el público lo acepta; con que la espada entre vale, la colocación y ejecución da igual.

Y para fomentar el buen uso, no sólo de la espada, es necesario dar novilladas. En este tema nadie se pone de acuerdo, y ningún implicado en esto cede terreno, ni empresarios, ni banderilleros ni nada. En este portal ya escribí unas líneas sobre esto, y ahora añado mi aplauso al alcalde de Villaseca de la Sagra, que ha creado un foro para unir a los diferentes sectores y llegar a acuerdos muy necesarios. Creo que la FTL también debería de tomar cartas en el asunto.

Otro tema que quiero destacar es el de la crítica taurina. Bastante imparcial en la mayoría de los casos, los plumillas tapan con frecuencia los defectos de los toreros y con ciertas ganaderías hacen la vista gorda, para luego desahogarse con otras. Incluyo a los señores del canal Toros, que tienen muchas cosas que mejorar si no quieren que los aficionados empiecen a darse de baja, aunque como tienen el monopolio de las grandes ferias, poco podemos hacer.

Si echamos la vista atrás parece que fue ayer cuando íbamos con ilusión a Valencia, y no es menos cierto que ante nosotros tenemos al invierno, una nueva oportunidad para hacer cambios, remodelar ciertas partes de la fiesta, para reunirse y juntarnos para defendernos y seguir avanzando, y no es por ser pájaro de mal agüero, pero creo firmemente que vamos a pasarlo con la misma pasividad que el anterior y el siguiente.

Por Quique Giménez