Daniel Crespo me ha dado la razón cuando digo y afirmo que existen dos clases de tauromaquia, la de los ricos y la de los pobres. Dichoso el diestro del Puerto de Santa María que, quizás por error, le han dado dos corridas para que toreara con los señoritos del toreo y, en ambas, ha salido por la puerta grande, algo que celebro con desmedido gozo.

Si no recuerdo mal, tanto en El Puerto de Santa María como ayer en Vera, Almería, entró por la vía de la sustitución y, ¿qué pasó? Sencillamente que salió por la puerta grande en ambas ocasiones junto a las máxima figuras del toreo, léase El Juli, Manzanares, Enrique Ponce y Cayetano.

Sencillamente, el resultado artístico de Daniel Crespo me sorprende gratamente, a su vez, sus triunfos vienen a demostrar que, todo aquel chaval que esté preparado para su profesión, todos, sin distinción, con el toro de las figuras puede funcionar sin problema alguno. El único requisito es que les caigan bien a los organizadores.

¿Quién es Daniel Crespo? A los aficionados, muy pocos, apenas les sonará su nombre y, para el público en general, nada de nada; vamos que, decir Daniel Crespo en los toros es como nombrar al más humilde de los toreros que, como digo, no lo conoce nadie pero, he aquí la paradoja. Un sencillo aprendiz de torero ha rayado a gran altura junto a las figuras consagradas.  Y no es que haya estado a su altura, es que ha triunfado por lo grande.

Dicho en cristiano, Daniel Crespo ha dejado con el culo al aire a las máximas figuras del torero que, creyéndose inmaculados ante el toro que suelen lidiar, llega un principiante, los pone contra las cuerdas y triunfa junto a ellos. El tema está clarísimo, con ese tipo de toros puede triunfar el primero que pase por la calle, algo que he repetido hasta la saciedad. Por esa razón solía decir el maestro Luís Francisco Esplá que, triunfar en el mundo de los toros puede ser imposible o muy sencillo, dependerá del trato que te den.

Eso sí, la prueba de lo que digo deberíamos de hacerla a la inversa; es decir, que las figuras mataran los toros de Saltillo, por poner un ejemplo de la corrida que ayer se lidió en Madrid y, a partir de ahí, si fueran capaces de triunfar con dichos toros nos callaríamos todos porque habríamos descubierto un manantial de justicia.

No hace falta ser ningún lumbrera para triunfar junto a las figuras porque, ya ven, lo ha logrado Cayetano, Ginés Marín, Álvaro Lorenzo, Pablo Aguado; todos, sin distinción, lo que les han dejado sentarse en el banquete de los elegidos. Igual, nadie lo sabe, pero para el próximo año, los empresarios se animan y, al ver los éxitos de Daniel Crespo en esta temporada le dan cancha para otras plazas. Esperemos que así sea. Lo que ha quedado demostrado es todo lo que digo. Con el toro de las figuras, Antonio Manuel Punta, si le dejaran reaparecer y le dieran media docena de oportunidades ponía el toreo al revés.

Que nadie se empeñe contra nada ni contra nadie, son los demás los que tienen que querer. Como el empresariado del toro no quiere, ya puedes poner velas a la virgen y a todos los santos, entrenar como un loco, dejarte matar como hizo ayer en Madrid, Sergio Serrano; todo lo que hagas no servirá para nada si no tienes la bendición de los que mandan.

Pla Ventura