Días pasados predije todo lo que podía ocurrir en Madrid con el llamado desafío ganadero puesto que, en dichas corridas de toros se lidia el toro auténtico que, como se sabe, es el único que tiene peligro. De todos es sabido que el encaste Santa Coloma es certero en sus acciones y, de repente, sin que te des cuenta, tienes metido el pitón en el muslo, como ayer le sucediera a Arturo Macías en su retorno a Madrid.

Dije que me parecía un riesgo elevadísimo el que asumía el diestro hidrocálido que, por otra parte, su heroicidad no se la podrá quitar nadie. Arturo Macías, un diestro cosido a cornadas, en el día de ayer sumó otra más para su laureada carrera puesto que, dudo que le quede una parte de su cuerpo que no haya sido lacerada por los toros.

Días atrás apunté lo que todos sabemos. ¿Qué sabemos todos? Que los toros de las figuras no hieren a nadie como los hechos nos vienen demostrando. Siendo así, ¿qué toreros han caído heridos? Muchos, pero da la tremenda casualidad que todos los que han caído heridos, todos, sin distinción, se han enfrentado al toro de verdad. Y son toreros humildes, novilleros, banderilleros……..

Y, Macías, como digo, no es figura del toreo en España pese a que en su México natal sea santo y seña entre la torería. Se enfrentó a toros con enorme peligro, se jugó la vida y se llevó una cornada de mucho cuidado. Y sus compañeros no cayeron heridos porque no arriesgaron como él puesto que, todos opositaban a que su sangre corriera por el ruedo de Madrid.

Afirmé el gran mérito de Arturo Macías al acudir a Madrid a sabiendas de que la gloria quedaba muy lejos y la cornada muy cerca, todo ello para cobrar un salario de miseria. Como aficionado, uno siente pena de que todas las desdichas le pasen siempre a los mismos, llámese Macías o Pepito Pérez, pero siempre caen heridos los mismos.

Esto es muy complicado porque mientras unos diestros se burlan del aficionado lidiando animalitos indefensos, bobos, borricos, podridos y todos los calificativos que queramos añadirles, hombres como Macías tienen que seguir comprobando como su sangre sigue bañando los ruedos del mundo. Todo ello a cambio de nada. ¿Puede caber más crueldad en el mundo de los toros? Cabe, es cierto, pero todo en el mismo lugar, allí donde anidan los pobres y los desposeídos de la fortuna.

Pla Ventura