Llegó el día, 22 de marzo, día que tenía marcado en rojo en el calendario, tocaba desempolvar el baúl del ropaje, donde tengo “los trapitos” para ponerme en los días de interés, corbatita de rigor, americana, camisa de “Spagnolo” como los grandes del artisteo y mocasines de rigor, recién bañados en betún. Me dirigía hacia el coso de la calle Alcalá con ilusión era el día de presentación de los esperados carteles de San Isidro 2019, pero cual fue mi sorpresa que cuando llegué a la puerta grande, un galán bien trajeado con el distintivo de Plaza 1 en la solapa, me para y me dice “usted no está invitado”. Cual fue mi sorpresa saber que a la gala solo podía entrar el famoso de turno y algún que otro u otra que solo se acuerdan del mundo del toro cuando hay presentaciones importantes y cuando el figureo del escalafón aparece.

Después de esta breve introducción como anécdota, me da pena ver como la plaza de mi ciudad se hunde y la están hundiendo gente que ha venido de fuera para intentar lucrarse de ella y de la afición de muchos, debo referirme al empresario que ha orquestado todo este tinglado que no es otro que Simón Casas, y comentarle que, a la hora de cobrar los abonos y las entradas, no cuente con el abonado que no pudo entrar a la plaza, y se vuelva a acordar del famoso de turno que luego viene de “gorrilla” dos veces al año porque son ellos, con su aportación, los que sustentan esto.

Una vez dejado claro que el que sustenta esto es el abonado y el aficionado, pasemos a hacer balance de una feria totalmente descafeinada que nos ha vuelto a colar el gran empresario francés y su empresa denominada Plaza 1. Si miramos cartel por cartel solo podemos empezar a pensar en el sopor que vamos a tener que aguantar viendo casi lo mismo durante 31 tardes. 9 encastes en 31 corridas es lo que ha conseguido unir y definir como variedad el gran empresario de la Plaza de Madrid.

En cuanto a los toreros poco a destacar, la inclusión de cinco toreros que han tenido que tragar mucho para poder estar aquí, porque Emilio de Justo, Octavio Chacón, Domingo López Chaves, Fernando Robleño y Javier cortés debieron buscar cobijo y exilio en Perú y Francia tragando con lo que otros no quieren para tener que dar el aldabonazo, en corridas donde solo acude el aficionado y ahora el empresario ha tenido que tirar de ellos para rellenar una feria escasa de todo, cuando otros con poca vergüenza torera han decidido quedarse en su casa.

Hacer mención también a esos chavales, a esa sangre nueva, que han de venir a tumba abierta y a renovar un escalafón demasiado estancado gracias a las pocas oportunidades que se les está dando. No son otros que Pablo Aguado, Juan Ortega, David Galván y David de Miranda. Son el toque de diferencia a la monotonía y deben venir a comerse el ruedo porque de ellos empieza a depender el futuro. Una ausencia muy notable es la de Martín Escudero, David ha hecho mucho por estar aquí y a demostrado que tiene argumentos y recursos sobrados para ser torero de grandes ferias, pero todavía hay a algunos que le debe molestar su presencia en los carteles.

De las ganaderías, decir que ya no habrá semana torista porque así lo ha decido D. Simón las corridas van cada una por un lado y que si en 31 tardes no hay sitio para ganaderías, las cuales han hecho en 2018 temporadas espectaculares como, Prieto de la Cal, Torrestrella, Dolores Aguirre con una de las mejores novilladas en Madrid en 2018, Los Maños, Palha, Lola Domecq, que vendrá en resurrección, es que las cosas no se están haciendo bien, el cuento será el de siempre que no hay toros para Madrid, luego viendo fotos según va pasando la temporada de corridas que van a Francia, sabemos que todo son puras mentiras, pero yo me pregunto ¿Acaso ganaderías como Zalduendo tiene toros para Madrid o Santiago Domecq, o Las Ramblas con petardos año si y año también en el coso Venteño?

Y ya para terminar la función, después de la baja de Enrique Ponce, Simón ha tenido que recular y dar su brazo a torcer ante un torero que si no se hace lo que él dice o quiere se borra de las ferias, no es otro que el gran maestro de Velilla, Julián López. Sin bombo de por medio y con sus pretensiones y exigencias finalmente entra en forma de sustitución y como remiendo desesperado de una empresa que no merece llevar el mando de la primera plaza del mundo.

Resumiendo, la feria del bombo finalmente ha sido una de las más discretas de los últimos años, monotonía quizá es la palabra que la puede definir, pocas son las pinceladas que dan color a la feria de referencia mundial en el mundo del toro, aun así y con resignación esperemos ver mucho contenido, y muchos toros que nos hagan disfrutar de está nuestra afición. Que comience la fiesta.

 

Por Borja García