Los esperados carteles del abono sevillano ya están en la calle. La primera nos la llevamos hace unos meses, cuando, como diría el chirigotero gaditano “El Love”, la Casa del Horror Horroroso paría una nueva atrocidad pictórica. Un enredo de líneas que semejaban la silueta de un torero atropelladas por un asta, que hasta ésta está afeitada.

La cosa se desveló ayer cuando por las redes y grupos de WhatsApp trajinaban las combinaciones de acá para allá, algo bastante cutre y bochornoso para una empresa como la de Sevilla. Y el caso es que a pesar de que se sabía por dónde iban los tiros, siempre queda algo de esperanza, hasta que se ven las combinaciones oficiales. Y el número de preguntas y lamentos que surgen no son pocos.

¿Qué razón hay para que Juan Pedro, Cuvillo, Garcigrande y Victoriano del Río hagan doblete? Las imposiciones de las figuras, que han conseguido reducir el “monoencaste” a estas cuatro ganaderías; a partir de ahora habrá que llamarlo “monotoro”, pues Torrestrella y Fuente Ymbro son de las duras ya. Y ya traer algo de Carlos Núñez o Santa Coloma es un acto terrorista. Pero aun así, sin salir del encaste Domecq, hay ganaderías muy interesantes, como Luis Algarra, El Torero, Lagunajanda, etc… Pero es mejor llevar una de Matilla, no vaya a ser que se enfade. Una verdadera lástima.

Y luego el nivel de las combinaciones también es bastante pobre. Ramón Valencia ha sido incapaz de juntar ni una sola tarde a Roca Rey y Aguado, los dos toreros jóvenes más emergentes ¿Será que Andrés no quiere que Pablo le moje la oreja? Y las dos ausencias más destacadas, Ureña a pie y Ventura a caballo, algo que es increíble que suceda en una plaza de primera. Y luego hay carteles con toreros que no pegan ni con Loctite. ¿Qué pinta Cayetano con Morante y Aguado? ¿O El Fandi con Luque y Ginés? ¿O Juan Leal con Ortega y Serna? Los dos carteles más rematados del abono son la corrida de Victorino (Curro Díaz, E. De Justo y Román) y el del día de Juan Pedro en San Miguel (Morante, Urdiales y Aguado), aunque en ésta última fallen los toros.  Y lo de Talavante es otra buena, un año sin hacer nada por capricho suyo y después tiene tres tardes en el abono. Cría fama y échate a dormir.

Y otro asunto bastante delicado es la falta de novilladas en Feria. Podrían darse dos novilladas a principios con los más destacados novilleros de la pasada temporada y mantener las novilladas dominicales.

Y dicho esto, no pretendo que Sevilla tenga una feria como Céret o como Cenicientos, al igual que no pretendo ver una de Zalduendo en una de las localidades mencionadas. Pero un poco de diversidad y aire fresco no vendría mal por el coso del Arenal, aunque entiendo a la empresa, que mientras la fórmula funcione y los sumisos periodistas, salvo honrosas excepciones, le baile el agua, para que va a cambiar cosas. Así nos luce el pelo.

Por Quique Giménez