El ABC sorprendía hoy con una extraordinaria entrevista de Rosario Pérez, ni más ni menos que a Morante. Confinado en su casa, como uno más de los españoles. Busca en el bricolaje la distracción con la que sobreponerse al exceso de tiempo libre. Descubrimos su faceta como cabrero. Al menos, la descubre este redactor.

 

El cuestionario gira entorno de las redundantes propuestas del canal temático Toros. El cigarrero sin ningún tapujo se posiciona radicalmente en contra. Es más, se niega a participar eventualmente en las mismas. No rehúye a responder ante una posible desvinculación de Movistar+ con los toros, a falta de festejos. Como muchos sostienen, apunta a posibles soluciones televisas. Se une al sentir mayoritario de la repetitiva programación de corridas. ¡Cómo si no tuvieran archivo suficiente! Entre las propuestas del diestro, aparece la retransmisión de los tentaderos, siempre y cuando se respetara la intimidad del mismo. Que solo se oyera la voz del ganadero.

 

Para refrendar su postura, no duda en relatar una genial anécdota entre dos genios, valga la redundancia: “A Romero le decía Rafael de Paula que había que saber esperar en las tardes malas”. ¿Qué peores tardes que estas? Con semejante sentencia, es incuestionable la postura de José Antonio: no se le apetece torear. Solo le falta añadir: no está el horno para bollos. Y mucho menos sin público. En sus propias palabras, sería un “sacrilegio”. Recupera también a García-Trevijano, sosteniendo que sin pueblo no hay cultura. Sin tendidos no hay toros, dicho de otra forma. Se erige como guardián de la tradición, centinela de la tradición, del tarro de las esencias.

 

Consciente como todos del futuro de la tauromaquia. Con sensatez, niega su desaparición. Los toros nos preexistieron y nos sobrevivirán, añado yo. O al menos, su futuro inmediato no dependerá de una pandemia, por terrorífica que sea. No olvida la dureza con la que azotará a los ganaderos. ¿Quién puede negarlo? Aunque no hay que desatender a los empresarios, grandes damnificados dentro y fuera del mundo futuro. Tampoco hay que ensimismarse en el espejo como Narciso. Sin embargo, saldremos de esta. Y concluye con un alegato al Gobierno, la cultura no hay que olvidarla. A toda.

 

No hay que dejar pasar sus reflexiones sobre el cambio de puya. Partidario de la antigua, más cuerdas y tope. Con una puya más reducida, dice que se pondrían los toros más veces en el caballo. ¿Será verdad? En la misma tónica anterior, de atalayero de la tradición, se erige en defensa del tercio de varas. Considera esta labor como fundamental. Estos son sus argumentos, no es este el momento de cuestionarlos ni rebatirlos. Toda voz que se sume a la empresa del renacer del tercio de varas bienvenida es.

 

Enlace de la entrevista, de Rosario Pérez en el ABC.