Una persona que ame los toros tiene por necesidad que pasar por Madrid en algún momento de la temporada, ya sea por el cartel o por la afición. La primera de San Isidro no llena el corazón de ilusiones, de un nuevo comenzar, de una nueva feria. El corazón se agita rápido mientras tocan los clarines y se abre la puerta de chiqueros. Por ella desfilan las esperanzas de muchos toreros. Duro y difícil tiene que ser arriesgar toda la temporada a una carta, como les pasa a muchos toreros cuando vuelven a Madrid por San Isidro.

Una corrida, la de hoy, donde hemos visto toros pasados de Kilos, fuera de lo que es el prototipo de toro del encaste Buendia. Algunos les sobraban 100 kilos y a otros 50, porque en ocasiones los kilos, no son ni de lejos, trapío. Toros con un buen comportamiento en líneas generales en varas,  alguno fue alegre y apretó en el jamelgo, donde se picó mal y mucho. Cabe destacar la lidia con el caballo de Francisco Peña, que intentó hacer las cosas bien. Por fin, un picador que intenta hacer las cosas para dignificar al toro y ensalzar sus virtudes. En algunos momentos los toreros han dejado ver muy poco la verdad de lo que tenían los toros, sin llegar a ser una corrida excelente si ha tenido matices, detalles y destellos.

Rubén Pinar pasó sin suerte por la tarde. Ante su primero, un toro soso y manso sin llegar a ser tonto, quedó prácticamente inédito. Pinchazo y bajonazo al echarle la cara arriba el toro a la hora del embroque. Al cuarto de la tarde, un toro más encastado y con más recorrido, el de Albacete intentó sacarle faena, en los que hubo un poquito de todo. En algunos casos algo ventajista y fuera de cacho, en otros fue punteado y en otros se lució con la tela. Una tarde que no sirve para hacer despegar su carrera, que continuará anclada hasta tener un gran toro, en una gran feria y que lo pueda aprovechar. Estocada, acabó entre pitos y palmas.

Llegaba el torero Javier Cortés, uno de los toreros del agrado de la afición madrileña. Donde un toro mal picado le pudo condicionar la faena de muleta. Un toro que tuvo recorrido, fijación, nobleza y una virtud que hace despegar las faenas, transmisión. Cortés en ocasiones estuvo distanciado del toro, hasta que de media faena se apretó el toro para dentro, donde sacó algunos naturales de mérito. Cuando quiso ponerse el toro se acabó y con ello la faena se fue a pique. Una tendida y trasera terminó con el de La Quinta, ovación. Al segundo no le llego a entender completamente en su faena. El toro protagonizo un bonito tercio de varas, donde tuvo una meritoria lucha con el mastodóntico caballo de picar. Un toro que venía de lejos, y repetía con codicia no le sacó ni una sola tanda limpia. Deformó las actitudes del burel, que necesitaba mando y exposición al que terminó por aburrir. Susto a la hora de entrar a matar, donde al no encontrar toro con la espada perdió la vertical aunque el toro le perdonó. Mató de pinchazo bajo. Palmas para el toro, silencio para el torero. Que perdió una buena oportunidad de sacar algo más.

Thomas Dufau llegaba a Las Ventas después de cortar una oreja a un toro de Pallares en septiembre. Ganas de ver al torero francés, al que se le recomienda cambiar de carnicero, es decir de picadores, porque los que tiene no le van ayudar a triunfar. Machacó a sus toros en varas literalmente. Venía con ganas, y por eso se fue a “porta gayola” en su primero, pero al final todo quedó en un “puff” “buff” “sss”. Con las telas desacertado, nervioso, aunque tampoco tenía un toro claro, el primero tuvo algo más que el sexto. Al primero lo intentó pero le punteaba hasta en 4 ocasiones en tandas de 6, y claro, el toro se fue poniendo difícil. Al sexto, un toro soso y mansito parecido al que abrió feria, se limitó a verle pasar, poco más podía hacer. Desacertado en la colocación de los aceros. Silenciado en ambos.

Otra vez La Quinta vuelve a protagonizar una corrida que nos queda con la incertidumbre de, si se les hubiera lidiado con las piernas el aficionado lo hubiera sabido valorar desde el tendido. Muchos toros pidieron en ocasiones una lidia basada en las piernas y la provocación al toro, otros en cambio necesitaban mando, orden, limpieza y exposición.  Otro comienzo protagonizado de La Quinta y ya van 3 que no llegan a cuajar un toro de verdad.

Creo que cuando se saca tanto de tipo un toro pierde, en parte, su identidad. Ni aunque le den 5 comienzos de San Isidro creo que veremos una gran faena, puesto que el toro tiene que venir acorde a su encaste, tipo y morfología. Y el torero tiene que entender ese toro tan vivo y darle lo que necesita en todo momento.

Por Roberto García