• El escapulario de oro y plata quedan desiertos en una de las peores ferias que se recuerdan en Acho.

Ya terminada la feria del señor de los milagros 2019, podemos afirmar que es una de las peores celebradas en la historia del bicentenario plaza de Acho. Una auténtica sucesión de desatinos, desplantes, despropósitos con consecuencias nefastas para la afición limeña. Todo ha sido gracias a la pésima gestión de J.M Roca Rey como gerente, Martin Campos Falconi como presidente y  Pablito “Repeinado” Moreno como empresario.

No quiero imaginar cómo han tenido que sufrir aquellos aficionados más fieles a la feria. Aquellos aficionados que esperan todo un año con ilusión y  expectación el mes de noviembre para disfrutar cada domingo de las corridas de toros, de su feria, venerada y querida en el mundo. Una empresa que no ha estado a la altura, han propiciado una de las mayores debacles taurinas de la década.

Con muy buenas intenciones llegaban los mexicanos a Perú, exhibiendo musculo financiero, fanfarroneando de las mejoras que iban hacer, lo que iban a traer, las grandes tardes que iban a dar. La realidad ha sido que en ninguna corrida de la feria 2019 han sido capaces de poner el cartel de “No Billetes”, ni el mismísimo Andrés Roca Rey ha logrado dar la vuelta a la feria, ni ha logrado vender todo el papel.

La tristeza ha ido pasando por Acho, tarde tras tarde, domingo tras domingo, unido de vergüenza ajena, de enfado, de malestar. Cada tarde peor que la anterior, sin trapío, sin kilos, sin seriedad, sin integridad. Casi todos los toros están bajo sospecha en las astas. De esta manera es como cuida la única plaza de primera categoría que tiene Casa Toreros, tirando por tierra los siglos de tradición y honestidad. Una auténtica vergüenza, que estos “millonarios” casposos, se dediquen a romper tradiciones, atacando directamente a la integridad de la fiesta.

La fiesta se construye primero con los principios que la hicieron grandes. El respeto al toro tiene que ser un principio que nunca debe faltar. Parece que eso al empresario mediocre Pablo Moreno no entiende o le da igual. Si Acho, la ha llevado a la ruina, que no será capaz de hacer con Bogotá, que se preparen los aficionados colombianos para ver un empresario que consiente a las figuras, mientras ataca la integridad de sus toros.

Ni la inversión generada a muchos medios de comunicación peruanos han dado los frutos para lavar la cara de una feria, que ya muchos la tildan… como la feria de los engaños. Tiene que ser vergonzoso que esta gente se lucre con el dinero de los aficionados, mientras ejercen como caudillos en la plaza, imponiendo su bajeza moral y haciendo de la plaza su cortijo privado, lleno de amigotes. A este señor le importa más figurar, que triunfar, un millonario que solo quiere relacionarse con la gente del mundo del toro, llamar la atención e intentar mandar… pero ni eso es capaz de hacer bien.

Ojala este “”pseudoempresario””  haga sus maletas y deje tranquila la afición peruana.

Por Juanje Herrero