Que poco le queda a las Fallas, un año más pasan deprisa y sin avisar. Hasta el tiempo se pone de acuerdo. Los días se enfrían para que mañana arda Valencia. Días de mucho movimiento, estrés, hábitos, salidas, entradas, familias, amigos, pero sobre todo de toros. Y es que esta plaza llego a ser una de las mejores ferias del orbe taurino. Donde diferentes encastes saltaban a este ruedo, con mayor o menor trapío, pero  siempre con variedad.

Hoy en día parece que el encaste domecq es el único que embiste. Las figuras no salen de sus 4 o 5 ganaderías rutinarias. Pocos gestos se esperan ya por parte de unas figuras cada temporada más rica y “apalancadas” en el olimpo de los toreros. De lo que llevamos de feria, salvo un novillo de la ganadería El Parralejo, y el de Jandilla ninguno ha transmitido realmente emoción. Resulta curioso que se incremente los ataques hacia la tauromaquia cuando los toros son más nobles. Parece que hay una conexión entre el aumento de los ataques de” antitaurinos” con la falta de bravura y el exceso de mansedumbre en los toros. Es para reflexionar.

Hoy 3 de Olga Giménez y uno de Parlade, en una tarde que ha sido corta, pero aburrida. Poca emoción ha llegado al tendido. Los toros eran ideales para esta tauromaquia moderna. Nobles, con Recorrido aunque sin mucha clase. En el caballo ha sido un día trágico, sin poner a los toros en suerte, con los picadores pisando o invadiendo las líneas de cal. Con dos toreros incapaces de lidiar al toro y dejarlo bien colocado en suerte. Como se nota que para algunos esta suerte es un puro trámite.

Saltaron los caballos de Diego Ventura, no estuvieron a la altura los “Murubes” de José Luis Iniesta. Muy agarrados al piso lo tuvo que poner todo de su parte el jinete. Falto de emoción en algunos tercios, pero Diego Ventura supo marcar los tiempos e intentar invertir la situación. Una oreja.

Enrique Ponce es un catedrático del toreo, percusor y defensor de esta nueva tauromaquia. Su primera faena a un toro que le falto trasmisión, clase y limpieza en la embestida estuvo marcada por la predisposición del maestro de Chiva, que trato de meter el toro en el pico de su muleta. Me gustaría decir que fue una gran faena, pero realmente fue sosa, fría y desde la distancia. Ni toro ni torero tuvieron esa conexión para calentar la fría tarde. Una de las palabras que más se asociación a la tauromaquia moderna es la de “cacho” –fuera de-. Mi definición para esa palabra es  la siguiente: inadecuada colocación del torero al empezar el cite o consumar la suerte de matar. Aunque habitualmente reduce el peligro natural, la mala colocación puede incrementar el peligro al quedar el torero al descubierto. Esa última frase define el lamentable percance que ha sufrido Ponce esta tarde ante el segundo de su lote. Este percance ha marcado la tarde y nos ha puesto el corazón acelerado. Por desgracia en el cite Ponce le echa la muleta con el pico, -quedando a una larga distancia el maestro-, en ese espacio el toro le vio y pego una embestida imprevista y a destiempo, descubriendo al torero. Baño con sangre el albero de la calle Játiva, una de las plazas en las que ha sido más castigado. Resultado de la cogida fue una cornada de 2 trayectorias en la cara mayor del glúteo, una ascendente de 12 cm y otra descendente de 4 cm. A falta de más pruebas se prevé, una rotura del ligamento anterior de la rodilla izquierda. Pronta recuperación maestro.

Toñete es un ejemplo de lo importante que es tener un padrino. Un chaval que esta temporada y tras ser apoderado por Simón Casas, -algún acuerdo con el padre del susodicho- probablemente estará en todas las grandes ferias. Eso sí es entrar por la puerta gran del circuito, y con el encaste domecq. Hoy no ha dado ningún argumento en el que demuestre que es merecedor de tal privilegio. No puso en ninguna ocasión a sus toros en suerte. Es más, se armó tal lio que el picador tuvo que ir al encuentro del cornúpeta. Su faena fue marcada por la falta de ideas sobre la tierra. Unas faenas que fueron punteadas, en las que estuvo fuera de cacho en toda la lidia, y dando muestra de incapacidad de improvisación. Manejo muy mal los aceros, tanto en sus toros, como el toro de Enrique Ponce. Un viejo aficionado dijo -“Yo a este le veo que no está hecho”, -“le falta hacerse vuelta y vuelta”. Y eso es lo que tiene que hacer, a dar vueltas por los pueblos e ir subiendo en méritos y torería. Tal vez curtirse en las plazas duras de Francia le puede venir bien. Por lo menos  aprendería bien el oficio.

 

Por Raul Muñoz