Primer desafío ganadero del «Septiembre torista». Toros de Rehuelga y Pallarés para Arturo Macías, Oliva Soto y Thomas Dufau. Todo se juntó de luces para hacer que las cosas salieran de mal en peor. Pese a ser un desafío ganadero no vimos ni un buen puyazo, ni siquiera una buena colocación del toro en las rayas que maracaban la distancia, más bien pintadas de adorno.

Los toros de buena presencia y gran trapío, lo que vuelve a confirmar que el toro no debe ser grande sino en tipo de su encaste, (no así el que fue devuelto en 5º lugar, el nº4 que trapío tenía poco) y en general buen juego sobresaliendo en excepcional cuarto nº7 Guanaguato.

Arturo Macías, de marino y oro, sólo lidió el primer toro, ya que fue certeramente herido en la pierna derecha con una cornada de 25 centímetros. Estuvo que no estuvo, dubitativo todo el rato y sin dar un pase limpio. No pudo matar el toro, complicado y con muchas teclas, y lo hizo Oliva Soto con más miedo que un nublado… Silencio general.

Oliva Soto, de marino y oro, hizo realidad la frase de Morante: el arte no tiene miedo. Y es que no tuvo arte pero sí mucho miedo, no se puso con sus toros ni por un momento. También es cierto que sus toros no fueron nada del otro mundo excepto un buen 15 de Rehuelga, que aunque muy exigente tuvo buenas embestidas y recorrido largo. Tuvo también uno bueno de Pallarés, el sobrero 82 Dichoso. Cosechó tres silencios. Sus toros, por otro lado, fueron silenciados el 60 Chamorro y el 82 Dichoso de Pallarés y palmas escuchó el 15 de Rehuelga: Torrelarga.

Y Thomas Dufau… De torero sólo llevó el traje, porque si hablamos de torear no dió ni uno. Tuvo dos toros para poner bocabajo Madrid, que prácticamente se les desprendían las orejas y había que tirar la moneda con ellos: el 7 Guanaguato de Rehuelga y el 72 Artillero de Pallarés. No estuvo con ninguno, siendo ambos toros de gran calidad. Destacable fue Guanaguato que derrochó casta en varas romaneando al toro con poder y empujando con los riñones para luego derrochar en la muleta su bravura humillando y repitiendo con codicia, pero con una embestida al paso y muy cadenciosa. No lo entendió Dufau en ningún momento y no le pegó más que trapazos, y pese a todo saludó una ovación muy protestada. Por lo demás recogió también dos silencios sepulcrales, y su tercer toro, el 10 Tejero, silencio. Pero de nuevo se fue sin torear.

Un desastre, con ganas nos quedamos los aficionados de ver éstos mismo toros con toreros más cuajados y sabiendo a lo que se enfrentan. Pese a todo, cierto es que pudo ser mucho peor, mucho mucho peor… Esperemos que no se repita.

Por Quesillo