Un término muy taurino (y no menos subjetivo) es el de cargar la suerte.
Al famoso tópico de «torear es parar, templar y mandar» de Juan Belmonte, hay que añadirle el cargar la suerte de Domingo Ortega para que sea prácticamente el dogma de los aficionados.
Sin embargo, encuentro que muchas veces esos propios aficionados confunden el cargar la suerte con echar la pierna adelante, cuando son dos conceptos distintos que, a mi modo de ver, nada tienen que ver el uno con el otro.
Se puede torear con la pierna adelantada y no cargar la suerte, al igual que se puede retrasarla o ponerse de perfil y sí hacerlo.
Y por supuesto, se puede no hacer ninguna de las dos cosas, dando lugar a un toreo liviano que, a veces, se denomina «destoreo».

Evidentemente, también se pueden hacer las dos cosas al mismo tiempo, consiguiendo así un toreo puro que a buen seguro calará entre los aficionados. No en vano, si se ejecuta bien (citando entre ambos pitones o cruzado y rematando detrás de la cadera), es el toreo de más calidad, por su exposición, dando la femoral y acompañado con la cintura, pero también en el que más difícil es conseguir la ligazón. Por ello, es habitual que el primer pase de cada serie sea el mejor técnicamente: citando en el sitio y de frente, para girar posteriormente sobre los talones y poder ligar. En demasiadas ocasiones vemos que estos muletazos en lugar de ligarlos se empalman, dando lugar prácticamente a un muletazo único haciendo la noria, lo cual es un toreo de rápida conexión con el público, pero falto de ajuste al hacerse inevitablemente el pico y, por lo tanto, populista.

A mi modo de ver (y al de algunos toreros como Joselito), cargar la suerte es acompañar la embestida con el cuerpo, cargando el peso del mismo en la pierna de salida conforme se da el muletazo.
De esta manera, la exposición es mayor que si no se carga la suerte, ya que al tener cargado todo el peso en esa pierna, es mucho más difícil retirarla en el caso de que el toro se cuele. Por lo tanto, el no cargar la suerte transmite una sensación de miedo, además de falta de armonía.

Me parece fundamental cargar la suerte, incluso más aún que ponerse de frente, aunque puestos a pedir, vamos a pedir las dos.

Por Eugenio Manzano