La esperanza es abrigar una pasión  con anticipación.​ La Real Academia Española define la esperanza como «Estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea». Por tanto es lo contrario al pesimismo que es tener un enfoque de la vida de lo peor; sus raíces se encuentran  en  una doctrina filosófica que sostiene que vivimos en el peor de los mundos posibles, un mundo donde el dolor es perpetuo y nuestro destino es tratar de obtener lo que nunca tendremos. El pesimismo niega el progreso. En la realidad taurina conjugamos la esperanza y el pesimismo no como actitudes perpetuas sino transitorias. No podemos decir que el pesimismo sea consustancial con el espíritu de la mayoría de los profesionales y aficionados aunque en algunas ocasiones buena parte de razón hay en ese sentir. También en medio de la oscuridad brilla la luz y disponemos de hechos objetivos y visiones  esperanzadoras.  Cuesta hablar de optimismo con los deplorables sucesos que han golpeado al toreo en los últimos años, aunque también esa pena conlleve ganar en respeto y admiración por las personas de neutra e imparcial  postura ante el Rito de la Tauromaquia. Si queremos que se nos respete nos tenemos que hacer respetar. La herramienta que nos puede servir para hacer un examen de conciencia taurino no es el optimismo, ni la esperanza, ni el pesimismo, sino más bien el realismo que se cimienta en la autenticidad. ¿Que entidades hemos tenido a favor y que entidades hemos tenido en contra? Cada época tiene sus contingencias ya sean políticas, sociales y económicas. En el toreo han confluido en forma de torbellino  estas tres arremetidas en los últimos años. Al toreo los políticos o lo ignoran o lo combaten, (mas bien lo combaten),   la sociedad española están abducida por el pusilánime, ficticio e infantil estilo de vida “entre algodones”  o Inglesa,  y la presión económica desaconseja iniciativas taurinas que sobre todo repercuten en trabajar la Cantera al hacer casi inviable la organización de Novilladas. En este aspecto, de este examen hay que excluir a los Ayuntamientos que apuestan valerosamente por certámenes, oportunidades, y festejos menores. Sin ellos, la relación de Novilladas sería macilenta.

La economía del toreo esta peligrosamente agrietada. Entiéndase esta por su significado de  administración interna, o gobierno, que se expresa externamente con un plan u ordenamiento  del mundo taurino y toda su disposición. No es el momento de entrar en diagnósticos basados en hechos irrefutables, pero sí de intentar por todos los medios trasmitir el realismo y la autenticidad de la Tauromaquia y de los espectáculos taurinos porque todo es mejorable. Es el momento de poner los  fundamentos para  trasformar esta realidad.  Lo curioso es que estamos ante un espectáculo subrepticio, encubierto, de un lado, que parece casi un tema “tabú”; y mayoritario por otro. Esta es su paradoja: se quiere esconder y al mismo tiempo no se deja esconder. Al ser una situación tan  contradictoria y confusa no en si misma sino por su entorno externo hay millones de personas que ocultan su gusto, su afición  pero que luego van a la plaza. Ejemplo, “Alcaldes de municipios que se han mostrado “antagonicos” a estos espectáculos porque no correspondía con su ideología y etiqueta que luego se han encontrado en plazas como buenos aficionados y entendidos”. En los lugares públicos,   en las crónicas de noticias  de radio o televisión raramente hay referencias de donde se van a dar Corridas de toros o Novilladas y de cómo se han producido; en los Centros de investigación y de enseñanza, en los Colegios y Universidades, apenas hay asignaturas de esto ni se oye hablar de toros en ponencias y conferencias y círculos de debate;  ni en otros muchos sitios de influencia…  porque no es políticamente correcto en esta sociedad “ de la mascota y del peluche” en donde se equipara a una persona con un animal. Y sin embargo la gente acude a los tendidos, en unos lugares más, en otros menos, pero la respuesta media demuestra interés. Salvo el Futbol de elite y los Conciertos de grandes estrellas, nada supera a estos espectáculos taurinos concretamente la Corrida de toros. (¿Porque?).  En la Tauromaquia hay errores, ataques, propagandas, campañas de sensibilización en contra que nos vienen de agentes externos y entes toxicos,  pero también hay un factor interno muy dañino que es el individualismo, egocentrismo, el querer hacer carrera y Nombre a costa de los demás que carcome el sector.

El signo de esperanza y la bandera de victoria son que la juventud está interesada por dar a conocer esta realidad taurina desde todos los frentes posibles y que no se contenta con cualquier cosa sino que quieren conocer qué hay de verdad en todo lo que les cuenta los embajadores (emisarios) de los anti taurinos. En este sentido las Redes Sociales contribuyen a despertar inquietudes inteligentes, y la voz de los jóvenes penetra cada vez más en las capas de esta sociedad que pretende decorar  todo como un escenario de marionetas. El poder adquisitivo suele estar ligado con la edad y la fe mueve montañas. Los jóvenes inteligentes dan a conocer por todas partes con naturalidad, una vez vista una Corrida de toros, la importancia de asociarse, la urgente necesidad de  la cohesión de los miembros de las distintas parcelas que articulan el sector incluyendo las Escuelas Taurinas. Los jóvenes quieren una administración que sea coherente y responsable para mostrar a la sociedad que la Tauromaquia genera cultura, riqueza en todos los sentidos y educación directa o indirectamente. Los jóvenes que quieren compaginar sus estudios con esta afición taurina también piden que se rebajen costes. Luchan para que no sea la Tauromaquia un espectáculo velado ni arrinconado en muchos medios y plataformas públicas.

Los Espectáculos Taurinos, los toros, en España  son mayoritarios en cuanto a implantación en todas las Comunidades Autónomas, quizás ya no gozan de elitismo cultural pero tampoco lo pretendemos, la sal en las comidas tiene que ser la justa ni pasarse ni quedarse corto. Lo que no podemos hacer es callarnos ante la presión ni retroceder, sino siempre ir con la verdad por delante enseñando la belleza trascendental, cultural, económica, social, humana que conlleva la Tauromaquia en el aquí y ahora. La Tauromaquia se defiende por si sola, lo único que exige es la responsabilidad por parte de todos  de mostrar lo que es y está llamada a ser.

Constituye nuestra primera obligación de adhesión  presumir de ser aficionado propenso  a los toros como el novio presume de su novia o los padres de sus hijos.  Ya no es suficiente con sacar una entrada y sentarse en el tendido, sino que hay que mostrar lo que nos motiva a ir a estos espectáculos y a seguir su información. No solamente tenemos que ser espectadores sino protagonistas visibles en las plazas y en los lugares públicos porque es en el mundo social – valga la repetición-    en donde tenemos que movilizarnos y visibilizarnos y hacernos escuchar. Vivimos en una estructura social en donde toda la gente se manifiesta y se deja notar ¿Por qué nosotros no? Declararnos Taurinos es una responsabilidad de todos.

 

Por David Benavente