Desde la entrada que dejó bastante que desear ya las cosas no pintaban de todo bien. Un cartel interesante pero que nuevamente aflojó la taquilla. Se lidiaron toros de la ganadería queretana de Xajay que dejaron que desear tanto en presentación, como bravura y juego.
Había mucha expectativa en la presentación de Paco Ureña, un torero que se ha hecho del cariño del público hidrocálido y que con toda la labor que ha realizado en tierras hispanas, se antoja siempre como un nombre muy agradable en cualquier cartel. Sin embargo cuando no hay materia prima, no hay manera de cocinar un suculento platillo. Es un torero que llega al sitio idóneo, que conoce los terrenos de los toros de una manera extraordinaria, y que fue capaz de sacar pólvora en medio del océano. Paco llevó al extremo al de Xajay para arrancarle, literalmente, muletazos que uno a uno le llevaron a ejecutar una faena estructurada a base de inteligencia. Lamentablemente con la espada erró terriblemente y su labor terminó en una cerrada ovación.
Su segundo toro estuvo bastante medido de presencia y decidió no colaborar para que el hispano consiguiera un  triunfo en esta segunda corrida de feria. Pero sabemos de la raza y pundonor que posee este hombre, que se puso en los terrenos precisos y que por momentos encendió la chispa, esa misma que de haber tenido un un ápice de voluntad por parte del de Xajay, seguramente hubiera incendiado los tendidos de la Monumental. Pero todo quedó en las ganas y fallos con el acero para ser aplaudido, en el afán de agradecerle su voluntad.
Arturo Saldivar tuvo en suerte a un primer toro incierto, con el que artísticamente pudo conseguir momentos que le reconocería el respetable. Parecía con el capote que la cosa podía caminar. Hubo un instante de esperanza pero sólo quedó en la ilusión de que en una feria tan importante, todas las tardes conlleven a triunfos apoteóticos. Ya en el último tercio, aguantó los arreones que el marrajo le propinó y con convicción  pudo mostrar su capacidad y entrega para con sus casi paisanos. Lamentablemente no encontró el tranquillo para matar y escuchó tibias palmas.
El quinto de la tarde fue protestado desde su salida por su falta de trapío, y el descontento fue in crescendo, lo cual para el torero resultaba frustrante, y que ocasionó que decidiera abreviar su labor, dado que la gente comenzó a meterse con él sin dejarlo hacer nada. Si esto lo asociamos a las negativas maneras del burel, hubo de entrar a matar sin más.
Pero Arturo no quería quedarse así y decidió regalar un toro y la fortuna estuvo a punto de sonreírle. Realmente se encuentra en un momento de mucha madurez y en donde ha asentado sus formas, y desde que se abrió de capa hubo de conseguir la aprobación del tendido que agradeció enormemente que la tarde diera un vuelco, porque finalmente el toro, sin destacar, fue permisivo y eso resultó en la faena mas redonda de la tarde, con finos matices y hondura. Pero nuevamente su incapacidad de terminar con la vida del de regalo de manera efectiva y pronta, lo hizo perder un merecidísimo apéndice, quedando todo en una salida a los medios para recoger la ovación tributada
Leo Valadez es un chico que apesar del poco tiempo de alternativa ha estado toreando mucho y aunque aún muestra algunas carencias, está poco a poco colocándose en el ánimo de la afición, y esta tarde era muy importante en su carrera. La sosería que mostró su primero era desesperante. Y es que con eso no se puede. Falta de bravura manifestó a cada momento el tercero de la tarde, y eso desgastó el ánimo del cónclave que decidió prestar mas atención al feriante ambiente. Escuchó palmas
Se segundo ya era el acabose, y es que por más que el diestro local intentó eslabonar y engarzar cada pase, eran sólo muletazos sueltos los que medio transmitían a las alturas. El toro parado nunca rompió ya que la falta de clase y los problemas que desarrolló empañaron el anhelo de salir con las orejas. Todo terminó en un frío silencio.
Por Alexa Castillo