Las declaraciones de Serafín Marín ante el que fuera su amigo Albert Rivera, nos han dejado consternados a todos los aficionados a los toros. Según Marín, todavía sangra su herida ante la puñalada trapera que le asestó Albert Rivera cuando, como se sabe, declarándose su amigo –en su momento- no dudó en sacarle a hombros de la plaza de toros Monumental de Barcelona en la última corrida de toros que se dio en la ciudad Condal. Era todo un maldito postureo puesto que, como se ha demostrado, a Albert Rivera le importan los toros como espectáculo a mí me importan las ratas.

Serafín Marín se siente dolido ante el político catalán que, para mayor desdicha, decía ser su amigo. Es muy triste todo lo que digo y, lo que es peor, lo que ha sufrido en sus carnes el diestro catalán puesto que, convencido estaba que Albert Rivera, como político y amigo del torero le prestaría su ayuda cuando todo ha sido mentira. La traición de un amigo siempre duele y, en este caso, la puñalada que el político le asestó al torero es lógico que todavía sangre su herida; yo diría más, será muy difícil de curar.

En su día, todos creíamos que Albert Rivera se posicionaría junto a los toros por aquello de la amistad con Marín y, sin duda, por el cargo que ostenta en su partido; pero todo ha sido mentira, a Rivera no le importan los toros puesto que en sus innumerables mítines no ha dicho jamás una palabra al respecto y, mucho menos ha nombrado al que era su amigo que, unos catalanes criminales le arrebataron el pan y todas sus ilusiones cuando cerraron la plaza de Barcelona.

Pudimos ver las lágrimas de Marín cuando se pronunció al respecto y, por el amor de Dios, las mismas calaron en lo más hondo de nuestro ser. No hay palabras para describir tanto dolor y, sin duda, aquello de comprender una traición como la de Albert Rivera contra el que decía ser su amigo. Podríamos entender, sin comprender ni admitir, la posición de los partidos de izquierdas contra los toros pero, que Albert Rivera haya traicionado al torero amigo y que no se pronuncie sobre la fiesta de los toros, es decir, que la haya olvidado cuando en su día era partidario acérrimo de dicho torero y defensor del arte de Cúchares, su acción nos parece canallesca. Y todo esto no lo digo yo, lo declaró Serafín Marín hundido en la más vil de las miserias.

Tras todo lo sabido, es muy fácil comprender los motivos por los cuales Serafín Marín ha entrado a formar parte en las filas de XOX, el partido de Santiago Abascal que, como es natural y lógico en su persona quieren defender la fiesta de los toros como patrimonio cultural de nuestra España. Al respecto, Dios quiera que haya un cambio radical en toda España para que VOX ocupe una posición relevante para que, a ser posible, nadie en el mundo mancille una fiesta tan hermosa como los toros que, además de ser un manantial de cultura, se trata de un espectáculo que produce muchos millones de ingresos en las arcas del Estado.

Para mayor desdicha, no contento con la traición de Albert Rivera, Serafín Marín ha tenido que ver con ojos de estupor como el maldito alcalde de su ciudad ha retirado del museo Municipal el cuadro que hacía gala al torero de Moncada. Claro que, en Cataluña pasa como en cualquier parte de España, ¿qué se puede esperar de un regidor que milita en las filas de la CUP? Recordemos que a todos estos políticos de izquierdas y separatistas solo les mueve el odio y el rencor. Esperar algo lógico de estas gentuzas es una utopía como los hechos vienen demostrando.

Atrás han quedado aquellos tiempos en que Rivera acudía a tentaderos y corridas de toros junto a Serafín Marín. ¿Qué quiere esto decir? Sencillamente, cuidado con los políticos que de la noche a la mañana te hacen la guarrada más espectacular como Rivera le hizo a Marín. Por cariño, por la amistad que les unía, Rivera debería de haberse posicionado junto a los toros y a su vez, cultivando la amistad con Marín y mucho más ahora que ostenta el liderato de un partido con el que aspira a la presidencia del Gobierno pero, su falta de valor, me refiero al político, dejó al torero en la estacada, sin toros y sin amigo puesto que, el político catalán debería de haber contado para sus filas con Marín, como lo ha hecho VOX, pero no, Rivera ha preferido darle la puñalada a Marín y hacer oídos sordos sobre la tauromaquia. De que lo pagará muy caro, que no lo dude.

Pla Ventura.