Lleva razón quien diga aquello de que los toros tienen que modernizarse a todos los niveles, ya lo van haciendo con las faenas de cien muletazos, erradicando la nociva emoción y para mantener las grandes ferias ya no se necesita que se organicen novilladas, porque no resulta práctico enfocar los toros hacia donde no se gana dinero. Lógicamente.

También la tecnología ha irrumpido con fuerza por las plazas de toros aprovechando el poder de la venta online y rara es la empresa taurina que no usa las herramientas de Internet e incluso muchas veces con creces por medio de plataformas intermediarias que encargan de todo pero que declinan las responsabilidades en quienes los ha contratado para el servicio.

Comprar a través de Internet les abre a todas las personas las puertas de los más importantes establecimientos, se encuentren donde se encuentren y aunque tengan diversidad funcional, siempre y cuando tengan saldo suficiente en la tarjeta de crédito. Esto también vale para referirnos a pequeñas empresas, que así pueden alcanzar clientes que antes eran imposibles.

En estos días de confinamiento todavía se hacen más patentes las ventajas del comercio electrónico, el cual -con datos de ayer mismo según el suplemento Actualidad Económica del diario El Mundo- estaba creciendo sobre un 13% en los cinco primeros días del Estado de Alarma, y si miramos hacia Italia observaremos que el incremento se acerca al 90% en pleno meollo.

Sin embargo, también es importante que este comercio -que se realiza por conductos virtuales pero que es tan real como la vida misma- esté regido por los límites de la ética, de la lógica y de la legalidad, como están practicando grandes compañías como RENFE, por poner un ejemplo, que ha devuelto instantáneamente y de oficio el dinero de aquellos pasajes que no pudieron ser utilizados por sus clientes por causa del Estado de Alarma. Amazon es otra muestra, y parecido esfuerzo están realizando pequeñas empresas como la librería y la tienda de deportes de mi barrio, cerradas físicamente pero con loable actividad online, y que cuando compras algo que no pueden suministrar te avisan para anular el pedido y anunciarte que te abonan sin más dilación el importe en la misma tarjeta con la pagaste.

La empresa Pagés está actuando de diferente manera aunque también han comenzado lanzando dos comunicados hasta el momento, en los que ponen de manifiesto la difícil situación, agradecen a quien haya que agradecer y piden tranquilidad a sus clientes garantizando la devolución de los importes por las compras realizadas, una vez que todo vuelva a la normalidad y se puedan abrir las taquillas. Lógicamente.

Sin embargo Pagés se olvida que los compradores por Internet optaron por esta vía posiblemente a causa de la distancia, que pagaron la factura y obtuvieron un localizador canjeable por sus entradas cuando hubiesen ido a Sevilla a recogerlas o el día del primer festejo del abono, algo que no ha tenido lugar por el Estado de Alarma.

Pero como el pago se realizó online la devolución del mismo también debe ser online e instantáneamente, como hacen todas las empresas que operan por Internet y del mismo modo que quien pagó en efectivo por ventanilla deberá esperar a que se esta se abra.

Sin embargo no es posible de momento porque Bacantix –la plataforma a través de la que se hace la compra y el pago telemático- se encarga de todo según las cláusulas contractuales pero se desvincula de la responsabilidad de la devolución del dinero, enrocándose en que las reclamaciones deben hacerse ante la empresa, y la empresa –que cuando escribo esto todavía tiene abierta la aplicación para la reserva de localidades- responde con un correo electrónico en el que se limita a repetir su comunicado oficial, pero por el momento no he logrado que me respondan a la consulta ni que me faciliten la hoja de reclamaciones, a la que otorga derecho la condición de cliente.

Podría pensarse que pretenden la resignación del reclamante, pero va a ser que no. Seguiremos informando.

José Luís Barrachina Susarte