Aunque en realidad el festejo se realizó en la noche y tuvo muchos matices.
Hasta la luna se asomó brillante y esplendorosa para ver la corrida tan esperada, con un cartel que se antojaba para que se acabara el boletaje, lo que estuvo muy cerca de suceder.
Siempre tratamos de recalcar que cuando las cosas no salen bien, no es por falta de voluntad, sino por causas ajenas. La crianza del toro bravo es tan complicada que no podría yo creer que un ganadero dedique mas de cuatro años a un animal a sabiendas de que no va a servir. Hoy el ganadero Julio Uribe pasó un mal momento acompañado de los tres toreros que lidiaron sus astados. Los toros acometieron al caballo con fuerza, pero después presentaron complicaciones que impidieron el lucimiento de los diestros. Los de rejones uno parado y el otro arreando y atravesándose en el viaje. Se lidiaron para rejones dos de Pablo Moreno que no mostraron grandes problemas a Gamero quien pudo lucir en ambos.
Andy Cartagena, de azul rey a la usanza española, está eclipsando al público mexicano. Sus dotes ecuestres llenan de armonía sus faenas.
Hoy tuvo una destacada actuación en ambos sobretodo en el segundo de su lote.
El arte ecuestre es de los mas difíciles de entender, de dominar y de expresar. Hay que tener mucha sensibilidad y es la que tiene el alicantino, quien acaricia con sus cabalgaduras discretamente a sus enemigos, generando un inmenso arte que se transmite a los tendidos. Cómo una obra de Baryshnikov que se vuelve sublime a cada momento, en que los sentidos se abren y permiten que penetre cada movimiento, hasta llevarnos al éxtasis, así nos fue enredando en su labor hasta provocar los gritos de ¡Torero, torero! no sin antes recordarnos lo complicado que es dominar a un binomio justo en la cara de un toro bravo. Andy sufrió una aparatosa cogida que puso al público al borde de su asiento, pasándole prácticamente por encima el caballo y quedando a unos centímetros de los pitones del toro. Sin mirarse la ropa volvió a montarse en el gran Iluso con el que estremeció a los tendidos. Recibió dos apéndices en su segundo toro convirtiéndose en uno de los triunfadores. En el anterior tuvo momentos muy buenos y le fue negada una merecida oreja.
Emiliano Gamero de azul marino vistiendo a la usanza española, no podía quedarse atrás. un rejoneador con mucho arrojo, decisión, valor y grandes condiciones que está en un gran momento, haciéndose acreedor al mote de el Centauro mexicano, con el que hace unas horas el público lo aclamó. Como el abrir de un abanico fue bien engalanado el morrillo de su primero, en que mostró sus capacidades ecuestres. En su segundo, logró tocar fibras muy hondas en la afición que hizo tan buena entrada, esas que sólo aquellos que del cielo son tocados logran hacer vibrar, llenando de clamor los tendidos. Una amalgama de creatividad y suertes, que con duende parecían ser el toque de una alegría, aderezada con falsetas a compás que permitían la respuesta inmediata cuando las cabalgaduras cambiaban de mano en una sinfonía perfecta a las embestidas del burel. El público como electrizado solicitaba a Emiliano continuar con la faena, a lo que accedió sin duda, matando acertadamente para recibir dos orejas que le fueron jaleadas con fuerza.
Diego Silveti de azul ultramar y oro, pasa por un momento ciertamente complejo. Lo hemos visto algunas tardes sin ese fondo al que nos tiene acostumbrados. El heredero de la sobriedad y arte puro que llena de regocijo a las multitudes hoy tuvo como el Tango, «Una tarde Gris». Pese a que los astados no cooperaron, él fue como aquel pintor que estando a punto de firmar, decide que la obra no le gustó y borra lo realizado. Lamentablemente todo terminó al escucharse los terribles tres avisos de la autoridad, aunque el toro dobló de última minuto, la congoja y la humillación no desaparecen. En su segundo el tenor no vario, siguió manteniendo la misma nota, que por momentos llegaba a semitonarse, dando pauta a que la gente  no se haya llevado un buen sabor de boca y si en cambio, la incertidumbre de ver que en este toro, también le sonaron los avisos
Andrés Roca Rey de verde oliva y oro,  sin duda causó una efervescencia entre los aficionados. Todos hablaban de él en las afueras de la plaza, antes de ingresar a la Monumental y de su firme campaña española. Pero lamentablemente topó con la pared con su lote. El primero se despatarró de salida, habiéndose lidiado un sobrero de Torreón de Cañas estragado y deslucido a más no poder con el que el peruano de moda escuchó un aviso, En el otro, que tampoco cooperó, como es su costumbre, salió decidido a arrancar los olé de la afición michoacana y aprovechó al máximo cada segundo que paso frente a la cara del burdel. Con ese valor sereno, puso por su parte lo que el animal no. La dignidad de un torero que sabe su responsabilidad es evidente y de agradecerse, ya que muchos eran los inconformes que se quejaban del ganado en perjuicio de los actuantes y fue así que este mago del toreo, cambió el contexto y logró calentar a las alturas. Después de fallar con el acero hasta en dos ocasiones, enterró la espada en la piedra con una facilidad, ejecución, y emotividad, perfectas. Fue sumamente ovacionado.
Por Alexa Castillo
Fotografia Salomon Martinez