La esencia taurina radica en la emoción de lo imprevisible , un exceso de normativa perjudica la espontaneidad del festejo popular.

Finalizado el encierro de Villalpando (Zamora) puedo decir que ha sido uno de los más aburridos de la historia, a mi modesta opinión, un encierro controlado por las fuerzas del orden en todo momento, ubicados en cada entrada al circuito de origen del nombrado evento.

Estoy de acuerdo que las fuerzas de la autoridad apliquen el orden y la ley por seguridad del espectador de dicho evento, pero me parece innecesario aplicar una política tan estricta, fruto de tan eficaz actuación el encierro a sido aburrido, sin recorrido, y sin apenas interactuación de los participantes.

Hablamos de Villalpando, tierra taurina por excelencia, y donde sus fiestas han sido punto de reunión de todos los aficionados de toda la provincia castellana.

Tristemente si continua este estricto reglamento el encierro villalpandino desaparecerá porque no atraerá al público suficiente, se perderá todo ápice de emoción e improvisación. Nublado futuro nos espera como no reflexionemos a tiempo.