Cuando entras en casa de Fernando Guzmán, se respira tradición y respeto  al toro bravo.  Una tradición que viene inculcada por sus antepasados, todos ellos devotos al campo bravo y a un encaste el Santa Coloma. Tal vez las cosas no hayan ido todo lo vienen que el ganadero desea, pero no por eso bajo los brazos. Con un conocimiento muy amplio del campo bravo y, unos valores de entrega, lucha y superación, poco a poco, va dando forma a su ganadería a imagen y semejanza.

Recuperando poco a poco su esplendor, dispone cerca de 80 hembras, aprobadas bajo un estricto tentadero. Para esta temporada cuenta con una camada de 14 utreros y 12 erales. Los novillos presentan una hechuras muy en el tipo del encaste Santa Coloma, armónicos y con varias capas de cárdeno, pastan tranquilamente en la sierra madrileña esperando destino para el 2019.

Por Marta Tejera