El pasado 29 de Junio del presente año, y por quinto consecutivo, se celebraba en la localidad salmantina de Bogajo, una clase práctica, incluida en el programa de festejos en honor a San Juan Bautista, patrón de la localidad. Programa lleno de festejos taurinos…, un ejemplo de la afición y apuesta por la tauromaquia que hay en este pequeño pueblo del oeste salmantino de apenas 100 habitantes.

En lo que respecta a la clase práctica, el cartel estaba conformado por Jesús de la Calzada, natural de Ciudad Rodrigo, Ismael Martín, natural de Salamanca y Daniel Martín, natural de Valladolid, todos alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Salamanca. A estos, hay que sumarles otros 4 alumnos de la citada escuela, los cuales saldrían durante la lidia de los tres novillos a realizar algún quite y a pegarle algún muletazo a  los novillos de sus compañeros anunciados. Estos novilleros no son otros que los mellizos Tabernero, Manuel y Esteban, Daniel Sánchez y la novillera Claudia Gutiérrez.

Se lidiaba una bonita novillada de Herederos de Dionisio Rodríguez, 3 preciosos novillos de esa mítica divisa salmantina que tantas buenas tardes dio hace ya unos años… El primero de la tarde, herrado con el número 9 y de nombre Chafaroto, correspondió en suerte a Jesús de la Calzada, fue un novillo con buena condición pero poco recorrido, el de miróbriga se mostró voluntarioso con el santa Coloma, mató de una estocada y logró cortar una oreja.

El segundo en suerte, de nombre Grullo y marcado con el 1, cayó en manos de Ismael Martín, un novillo con un profundo y noble pitón derecho pero que se quedaba corto por el izquierdo, Isma no tardó en meterse al público en el bolsillo con un lucido tercio de banderillas. En la muleta se le vio a gusto con la derecha, cerró faena con una bonitas manoletinas y después de varios pinchazos cortó una oreja con petición de segunda.

Cerró la tarde un novillo muy bonito, al igual que sus hermanos, Apitaperros era su nombre y el 11 su número y al que Daniel Martín lanceó a la verónica, mucha clase y gusto la del vallisoletano, que comenzó la faena de muleta doblándose por abajo ante la buena condición de su oponente que se fue apagando poco a poco hasta acabar rajándose. Durante el transcurso de la faena de muleta vimos algún natural de categoría y tras un pinchazo cortó una oreja con petición de segunda para saldar la tarde con los mismos trofeos que sus compañeros.

Buena tarde la vivida en Bogajo en la que pudimos disfrutar de los aromas de una de las ganaderías más importantes de la historia del campo charro, sumándole a esto el gusto y buen hacer de los cachorros de la Escuela de Tauromaquia de Salamanca. Esto último da fuerzas al aficionado y al mundo del toro, ya que podemos comprobar que hay un futuro prometedor para la tauromaquia.

Por Daniel Román Casado