Ya está todo cortado en Valencia, ahora sí que ya huele a feria. Da gusto pasear por sus calles, por sus plazas, ver la pasión con la que el valenciano vivimos nuestras fiestas, nuestras fallas. Hoy iba con tiempo de sobra como siempre, pero –entre unos y otros- casi me pierdo el primer toro. Como le gusta al español un buen parlado a la puerta de una plaza de toros. El palique y la siesta ya vienen inscritos en nuestro ADN.

Llegue al final en el último minuto y porque tardo casi en empezar 10 minutos más de la hora prevista. Poco me hubiera importado perderme ese primer toro, todo un esperpento. La verdad que de lo que llevamos de fallas, me quedo con el primer novillo de la ganadería “El Parralejo”. Poca gente había hoy en la plaza, media como mucho, pero la falta de emoción se paga con la falta de  público. “Un ojo por ojo” en todas las de la ley. Hemos caído en una apatía, un bucle que se ha viciado y que unos cuantos han aprovechado para sacar pecho y aprovecharse de la situación. No hay falta de interés en los toros, lo que hay es falta de motivación, falta de variedad, de integridad, de compromiso que al final deriva en un espectáculo estéril sin emoción.

-¿Por qué es tan importante la emoción? Porque es lo que da vida a la tauromaquia, porque lo uno no puede existir sin lo otro. Necesitamos que las faenas generen emoción, para que la gente no se aburra, y que no se confundan y de  una oreja a López Simón con dos avisos sonados.

Hoy ha sido un día insulso, gris, en que el “bostezo” fue una constante en el tendido. Seamos sinceros, ninguna faena ha sido merecedora de oreja, si acaso de vuelta al ruedo. Lo de Zalduendo ha sido para que no lidie en un par de años, ya no hablo de que sean bravos los toros, porque sería ingenuo querer que una ganadería para “figurines” sea brava. Todos los toros han sido flojos, con falta de fuerza, descastados, noblotes y sin transmisión. En el caballo se han dejado pegar, -no quiero entrar en cómo se ha picado- saliendo sueltos.

Antonio Ferrera realmente me gustaba más antes que ahora. En su nueva versión del toreo, hay que ser francos, es más amanerada y ventajista, ni por asomo es J.M. Manzanares padre, al quien intenta imitar, y del que fuera buen amigo. Se espera de este torero grandes cosas en su nueva etapa, esperemos no decepcionarnos. No le acompaño ningún toro, y fueron faenas todas por alto para cuidar la falta de fuerzas de sus oponentes. Ante tal enemigos el torero se limitó a intentar sacar alguna potable tanda que conectara con el tendido, pero nunca llego la esa emoción al tendido.  En su cuarto estuvo muy poco acertado a la hora de manejar el acero y mato de un bochornoso “sartenazo”.

“El Fandi” es lo que se llama un cierra carteles. Un torero que no incomoda a las figuras, y que a cierto público le gustan su ya pachanguero tercio de banderillas. Todas a toro pasado, ninguna hace la suerte como se debe realizar, aunque le sobran facultades para tres toreros. En la muleta,  basa siempre sus faenas en el “pegapasismo” más absoluto, tirando del toro con el pico, para fuera. Una pena que un torero que pudo tener todo, acabe rellenando carteles por estar apoderado por el señor Matilla.

El nuevo apoderamiento de López Simón hacía presagiar otro estilo en su lidia, pero no, acabo haciendo lo mismo. Tuvo una temporada totalmente genial, -fue perdonado por Madrid y se tragaron su pico-, pero cada vez está peor, de capa caída. A un torero joven pero ya con experiencia y años de alternativa se le espera que siga creciendo y evolucionando a favor de la pureza y los cánones. El señor López  es ejemplo de todo lo contrario, está sumergido en la involución más absoluta. Torea claramente con el pico, sacándolo para fuera, pasándose lejos al toro, para luego acabar con un “arrimón” a unos toros que daban más pena que otra cosa. La cuestión es qué empieza bien la faena –como casi todos- pero luego tiene la manía de retrasar la piernecita… que tenga cuidado este año en su paso por Las Ventas, porque la temporada pasada David Mora que hizo el mismo toreo acabo silbado y abucheado por los aficionados. Lo de las zapatillas me parece una falta de respeto a la liturgia torera. Querer aparentar desmayado con un torito noblote y sin ganas de lucha es lamentable. Dejar que sonaran los dos avisos sin hacer intención de descabellar me parece penoso y bochornoso. También hay que decir que a su primero lo mato de cine. Dos orejas de regalo y primera puerta grande de Fallas.

Si continúa tan fácil el público valenciano, este año corta 8 orejas y dos rabos. Un poquito de rigor, por favor, que es por el bien del toreo. Exigir a un torero es lo normal, premiar la mediocridad no favorece a nadie.

Por Raul Muñoz

Fotografia Arjona