La última corrida de Nimes no pintaba bien sobre el papel. Un mano a mano sin mucho interés pero sin embargo fue donde la afición más respondió. Lleno absoluto. Paradojas de la vida.

Los bombones de Jandilla nunca tuvieron en su interior bravura, tal vez alguno tuvo casta, mucha nobleza y poca fuerza.

Castella estuvo por encima de un lote sin posibilidad de lucimiento. Faenas muy repetitivas, sin mucho variedad. Destacaron tandas de mucha verdad en cada lote. Cargando la suerte, embragetando al toro y toreando con la panza. Desastre con la espada. 3 bajonazos, uno tuvo el premio de una oreja. Castella ha madurado mucho durante esta temporada. El toreo reposado y buscando la colocación es su denominación de origen.

Miguel Ángel Perera tuvo actitud, pero sus faenas nunca cogieron vuelo, ni incluso con el mejor toro de la tarde. Ese que se venía de lejos como un cohete. La verdad que viendo tardes como la de ayer en Nimes, se explica porque un torero con 6 puertas grandes de Madrid no manda en el toreo. Triste pero comprensible. Hoy el pico estuvo muy presente en su faena. Todas ellas fueron de más a menos. 3 bajonazos consecutivos. 0 orejas.

Simón Casas de confundió a la hora de hacer un mano a mano de semejante calibre, no tanto por Castella, ídolo francés, sino por el torero extremeño. La gente respondió en taquilla, pero la decepción a la salida era evidente. Un fin de fiesta triste.

Al final, la faena de la feria se la lleva el señor Juan Leal. Y la mejor corrida Victoriano del Río.

Por Juanje Herrero