Lo bueno y breve dos veces bueno. Así será la crónica de hoy, rápida, sencilla y directa. Porque hoy ha sido un día en el que no hace falta mucho para escribir. Un día en que las notas están demás, igual que deberían estar los toros de Las Ramblas en Madrid. No sé qué pinta esa ganadería en ferias como Madrid, con la de ganaderías de encaste minoritarios que esperan su oportunidad en el banquilla, por ejemplo Prieto de la Cal, Murteira Grave, Cebada Gago… etc.

Hoy se batió el record de lo que va de San Isidro, la corrida más rápida de todas. Los toros de Las Ramblas eran igual de rematados por fuera que de vacíos por dentro. Con movilidad pero sin clase, con nobleza pero sin casta, en ocasiones se pusieron algo difíciles, pero todos mansearon en mayor o menor medida, y todos fueron sosos, sositos y “sosetes”.

Los dos primeros cartuchos de la feria se le fueron a Morenito de Aranda con un lote imposibles, sin raza y sosos, con la cara por arriba, repetían pero sin transmitir y salían muy sueltos. Poco o nada pudo hacer el de Burgos más que tener predisposición.

Juan del Álamo se le fue la feria sin pena y sin gloria. Una tarde más difícil con viento incómodo y con toros cuajados pero sin llegar a verlos claro el torero charro. El salmantino tuvo paciencia e intentó enseñar al quinto astado pero sin llegar su palabra a entrar en el espíritu del toro.  Actitud sin recompensa. En el segundo de la corrida un toro que transmitió y que no regalaba nada Juan no llegó a encontrarse con aquel torero tan regular de antaño, lo dejo ir y el toro se fue agriando.

Tomás Campos protagonizó los momentos de más angustia de la tarde al ser prendido de malos modo por su tercer toro. Un toro con genio y más áspero que los demás, con algo más de transmisión pero sin llegar a ser un toro claro. Poca suerte tuvo este joven torero con la falta que le hace una tarde para salir catapultado. Protagonizo momentos de verdad, siempre buscando la colocación, la mano bajo y dando el pecho.

A la lista negra de cabeza que volverá la ganadería de Las Ramblas, tampoco pasa nada por estar unas temporadas sin lidiar en Madrid, el campo bravo es muy grande y variado.

 

Por Roberto García