El Espinar ha sido testigo de una realidad inamovible. La pesadez de una corrida larga y aburrida, donde lo más emocionante lo puso “azuquita” y tres pases con la izquierda de Ureña en el tercer toro.

Una corrida de Zalduendo que dejaba mucho que desear, en presentación, en casta, en bravura, en emoción y movilidad. Una corrida pasada por la barbería, quintando todo ápice de integridad y seriedad a la corrida.

El mano a mano aburrió y mucho, a los 1500 aficionados que se congregaron en el pueblo segoviano.

Importante no pasó nada. Los toros no ofrecieron el juego esperado. Y de esta manera es muy difícil levantar un festejo.

Paco Ureña estuvo despegado y fuera de cacho en su blandito primero. En su segundo toreo con más confianza, destilo algo más de pureza, teniendo una tanda al natural de ajuste y plasticidad. En el quinto de la tarde, otro toro reservón, que entre uno y otro no acabaron de acoplarse. La espada no fue bien manejada durante la tarde. Ovación, Oreja y Ovación.

Toñete puso más ganas que torería. Toros con muy poco dentro. El primero rajado, el segundo manso, el tercero con un poquito más. El torero estuvo discreto ante rivales sin muchas posibilidades. En ocasiones demasiado despegado. Los aceros no tuvieron buena colocación.

Una crónica breve, para una corrida larga pero “sin chicha ni limonada”. Muchos aficionados en el ruedo, lamentaban la decisión de suspensión de la corrida de Javier Cortés en Miraflores de la Sierra. Eso no es buena señal.

Por Roberto García