Un 25 de febrero de 1991 en la localidad jiennense de Linares, nació Adrián de Torres. Quiso ser torero desde niño, cuando lo llevaron por primera vez a una plaza de toros y vio a José Tomás. A los dieciocho años debutó con caballos e hizo su presentación oficial en Madrid al año siguiente, en 2010. Adrián disfrutó de cierto ambiente en su etapa novilleril, llegando a torear en 2011 hasta en tres ocasiones en Las Ventas. Tomó la alternativa un 18 de septiembre de 2012 en la plaza de toros de Cazorla, con Juan José Padilla como padrino y El Fandi de testigo.

Sin embargo, desde que se doctoró hace nueve años, el de Linares ha tenido que lidiar con la cara más amarga de la tauromaquia, la falta de contratos y, por ende, la falta de oportunidades. Desde 2017 hasta el pasado mes de mayo, Adrián de Torres no pudo vestirse de luces.

Pudo volver a la actividad gracias a la confianza que en el depositaron en la plaza de Cinco Villas, en México, donde no desaprovechó la ocasión y pudo realizar una gran faena a un toro de Fernando de La Mora. Este triunfo cosechado en tierras mexicanas hizo que volviera a sonarle el teléfono, entre sus citas más importantes están su regreso a Linares y su participación en la nueva iniciativa de la Fundación Toro de Lidia, la Copa Chenel.

¿Cuándo supiste que querías ser matador de toros y cuándo pensaste que, de verdad, podía ser una realidad?

-Supe que quería ser matador de toros cuando fui por primera vez a los toros y vi al maestro José Tomas. Pensé que podía ser realidad cuando me puse por primera vez delante de una becerra.

Para la gente que aún no te conozca, ¿cómo te definirías como torero?

-Soy un torero al que le gusta torear despacito y sobre todo que pase cerca, siempre intentando acompañar el muletazo con la cintura y el pecho.

¿Quiénes fueron y/o son tus referentes taurinos?

-Mis referentes son, y han sido, José Tomás y Manolete, pero de cualquier chaval que se ponga delante puedes aprender algo, siempre se pueden aprender cosas de todo el mundo.

Tu triunfo en Cinco Villas tuvo una gran repercusión y gracias a ello no solo has cerrado varias corridas de toros sino que te has hecho un nombre al otro lado del charco. ¿Qué significó para ti poder cuajar un toro tras tanto tiempo sin vestirte de luces?

-Pues fue algo que llevaba tiempo entrenando y salió antes de lo que esperaba. Ese día no me hubiera cambiado por nadie.

Cuando has estado largos períodos de tiempo sin enfundarte el chispeante, ¿has pensado alguna vez en dejar de torear? ¿Qué te ha motivado a seguir intentándolo?

-Sí, me lo he llegado a plantear, pero la fe en uno mismo es más fuerte que todo lo demás y sobre todo confiar en Dios y en la vida.

Tras ocho años sin torear en tu tierra, este año vuelves a estar anunciado para la Feria de San Agustín. Ha habido bastante polémica sobre la no inclusión de otro linarense, Curro Díaz. En un primer momento se habló de un mano a mano, ¿te hubiera resultado más interesante medirte a tu paisano en el coso de Santa Margarita?

-Me hubiera encantado torear con mi paisano Curro Díaz, pero aquello no cuajó. Aún así afronto con ilusión la corrida del 27 con el cartel tal y como está anunciado.

Otra de tus citas más importantes dentro de la temporada es tu comparecencia en la Copa Chenel, un proyecto de la Fundación Toro de Lidia para los toreros con menos actividad y que favorece a la diversidad de encastes. ¿Qué opinión te merece la Copa Chenel? ¿Crees que sería conveniente trasladar este formato a otras comunidades autónomas?

-Pienso que es una apuesta fuerte y esto nos ayuda a los toreros a abrirnos camino. Sí, pienso que debería haber este tipo de iniciativas en todas las comunidades para fomentar la tauromaquia y brindar oportunidades a los toreros nuevos.

Le agradecemos a Adrián de Torres su disposición para realizar esta entrevista y le deseamos mucha suerte para sus compromisos venideros.

Por Darío Vega