Qué lejos queda de nuestra memoria aquellos años felices en que pasábamos de la dictadura a la democracia en aquello que tan acertadamente definíamos como transición. Todo un proceso histórico en que, derecha e izquierda se dieron la mano para firmar la “paz”. Entrecomillo lo de la paz porque en la época de lo que muchos llamaban dictadura, los españoles de mi tiempo vivíamos como reyes, nadie nos molestó, podíamos trabajar todo cuánto quisiéramos y, en definitiva, éramos libres como el viento.

Es verdad que la gente aceptó el cambio político porque el referéndum al respecto resultó aplastante y demoledor de forma favorable para el cambio de régimen. Como decía, unos políticos de mucha altura fueron capaces de darse un abrazo, sellar la paz, la concordia y, tras la etapa transitiva de Adolfo Suárez llegó el socialismo al poder y, lo celebrábamos todos con desmesurado gozo; sí, porque el PSOE lo lideraba un chaval joven que tenía gracia para parar mil trenes y, más tarde, en el ejercicio de su profesión nos encontramos con un estadista de lujo que, tras muchos años al frente de una España próspera, equilibrada, constructiva, con mucha paz en nuestro interior, el líder cayó por culpa de los golfos que le rodeaban; nada nuevo bajo el sol.

Todos admirábamos al PSOE porque, en la última legislatura en que se presentó Felipe González, por votos, había ganado las elecciones pero, para poder gobernar tenía que juntarse con los comunistas de Julio Anguita, algo a lo que nunca accedió, cediéndole el testigo a José María Aznar. Hasta ese punto llegó la grandeza personal y política de Felipe González que, por dignidad, rehuyó seguir gobernando porque, pese a la concordia que había entre los partidos, González no creyó ético aliarse con los comunistas que, en aquel momento eran personas muy decentes y honradas, Julio Anguita era el más puro referente.

Ya, de la mano de Aznar, España funcionaba a las mil maravillas; tal y como González la había dejado pero, con Aznar, corregida y aumentada. Nadie nos prohibía nada, había entente cordial y saludable entre las comunidades autónomas y, con los problemas que todo gobierno pueda tener, los españoles éramos felices. En definitiva, éramos libres que a fin de cuentas es lo que importa al ciudadano, la libertad y el trabajo y, ambos valores eran patrimonio de nuestras vidas.

Claro que, lo que no sospechábamos los españoles es que un  día llegaría al poder un ser inepto, ruin, miserable y apestoso llamado Zapatero que, con dos legislaturas le bastó para destrozar lo que durante tantos años se había construido en España. Empezó fomentado el oído –labor que sigue haciendo en la actualidad- negando la crisis que veníamos arrastrando y, con sus acciones, llevando a España al ostracismo más grande que podamos recordar; cientos, miles, millones de personas lo perdieron todo pero, el muy estúpido seguía negando la evidencia. Eso sí, como logro mayor, instauró lo que él llamó la memoria histórica, le importaban mucho los muertos, pero le traían sin cuidado los vivos que, para mal de muchos, murieron de hambre y desolación.

Digamos que, con su memoria histórica, Zapatero sabía que fomentaba el odio que, en realidad era lo único que le importaba, de ahí sus acciones criminales para dividir a una España que hacía ya muchos años que había firmado la paz entre hermanos. ¿Qué es eso de la paz? Decía el muy apestado. Lo que hace falta es la división entre las gentes, que se odien unos con otros y, gracias a ese “mérito” ese tipo tan nefasto estuvo ocho años destrozando a España, una labor que culminó con mucho éxito y como diría Julio Iglesias, él lo sabe.

Nuevamente, tuvo que ser la derecha en la persona de Mariano Rajoy la que tuvo que enderezar el rumbo de una España destrozada, desequilibrada y en bancarrota. Ganó Rajoy su primera legislatura con mayoría absoluta y, ese triunfo le abocó pocos años más tarde al más rotundo fracaso porque, entre sus filas nació la corrupción como las setas en Cuenca en épocas de lluvia. Ya tenía frente a sí a ese diablo de la política al que conocemos como su “sanchidad” que se permitió el lujo de llamar indecente a Rajoy frente a las cámaras de TV en un debate al respecto. ¿Si Pedro Sánchez llamó indecente a Rajoy sin que existiera una sola prueba en su contra, qué calificativo habría que darle ahora al guapo de la Moncloa?

España había enderezado el rumbo pero, había que tumbar a Rajoy aunque fuera con una criminal moción de censura. Como sabemos, a Pedro Sánchez nada le importa; o por lo civil o lo criminal, qué más da. Ya, como amo del ejecutivo con el apoyo de toda la basura política del momento, convocó elecciones y, una vez más, con el apoyo de todo lo más rastrero que existe en España a nivel político, Sánchez asumía todo el poder que, a estas alturas dudo que nadie le arrebate porque para eso nació Podemos y demás gentuzas, para arropar el líder a cambio de vivir todos como marqueses, a las pruebas me remito.

¿Qué hemos conseguido en estos años de social comunismo? Lo que todo el mundo sabe, se ha fomentado el odio hasta extremos exacerbados, las fuerzas de seguridad son un estorbo para estas gentuzas, los criminales de los okupas son alentados desde las más altas esferas del poder porque no hay una ley que ampare a todos aquellos trabajadores que, a base de esfuerzo compraron una segunda vivienda para dárselas a sus hijos y, esa vivienda que costó gotas de sangre, ahora es ocupada por mal nacidos que, insisto tienen todo el apoyo del mundo. O sea que, ser honrado en este país y en estos momentos es un error mayúsculo. Ahora, como las pruebas nos certifican hay que ser muy hijo de puta para ser respetado.

Esas pestilentes gentuzas que hablan del socialismo, del progresismo, de ayudar a los trabajadores, todo eso es una cruel mentira porque para nuestros políticos, la gente les importa un rábano, lo que quieren es vivir ellos bien y, en realidad, lo han conseguido. ¿Conoce alguien a un político que viva en Vallecas? Recordemos que, en el mandato de Rajoy las eléctricas subieron un cinco por ciento la luz y, nuestros “defensores” todos se echaron a la calle pidiendo la cabeza de Rajoy. Ahora, como sabemos, ese mismo recibo ha tenido un incremento del sesenta y cinco por ciento y, ¿ha dicho alguien en el poder acerca de los pobres que decían defender? Se necesita ser muy canalla para callar lo que es una defenestración para el pueblo español que, una vez más, como en tiempos del aberrante Zapatero, cientos de miles de viviendas se han quedado sin luz.

El separatismo también nos ha dado una lección memorable. Ese Pedro Sánchez que decía apoyar a Rajoy con el tema del independentismo, como quiera que necesitaran los votos de esos criminales, nada le importó lo que hicieran en aquel acto de rebeldía que, como todo el mundo sabe, era un golpe de estado en toda regla. No pasa nada, los golpistas se le culpó de sediciosos y, por arte de magia, ese Pedro Sánchez que en su día se mostró favorable a Rajoy, de la noche a la mañana, mintió como un bellaco y, los separatistas a la calle, eso sí, con el agravante de que los muy miserables, siguen en sus trece confesando que, dicho delito lo volverán a cometer y, Sánchez, tan contento. Lo mismo ha sucedido con todos los asesinos de ETA que, muchos han sido liberados y, todos, acercados a sus lugares de origen porque era inhumano que un preso vasco estuviera en El Puerto de Santa María. De igual modo, eso de la prisión permanente revisable que debería ser cadena perpetua no lo quieren ni nombrar; por Dios, los derechos humanos es lo que esgrimen. Si a todos los que están ahora en el gobierno y hablan de derechos humanos, si Eta les hubiera matado un hijo, un padre, un hermano…seguramente pensarían de otro modo.

¿Qué pasó con la educación? Ya lo dijo la ministra que cada cual estudie lo que le pase por los cojones que todos deben ser aprobados por ley. ¿Y la lengua de Cervantes? Eso es una inquina para este gobierno que pretenden se hable cualquier dialecto, antes que potenciar el castellano puro y hermoso. Y, cuidado que lo dicho no es nada baladí porque, por ejemplo, en Cataluña, si algún Español de por allí se le ocurre poner un letrero en su comercio en castellano, le multan en el acto. De igual modo, es dantesco que en España se pueda matar sin apenas ser condenado porque, como sabemos, matar aquí sigue siendo muy barato, el que no mata es porque no quiere porque, en poco tiempo por muchos años que le impute la justicia, están todos los asesinos en las calles.

Eso sí, Pedro Sánchez ha cumplido con la única verdad que dijo, sentenció que sacaría a Franco del Valle de los Caídos y lo cumplió, por sus cojones, sí señor. Por cierto, en una España hecha polvo, con millones de parados, con incertidumbre por doquier en todos los órdenes, con cientos de miles de personas pidiendo en Cáritas, con ese odio exacerbado que reina en todas partes por culpa de nuestros dirigentes, ¿le había pedido alguien a Sánchez que sacara el cuerpo del caudillo? Estaba clarísimo, como quiera que el único caudillo que existe en España se llame Pedro Sánchez, no quería que el caudillo natural, aunque muerto, le hiciera sombra. Por cierto, ¿algún país en el mundo se sentiría orgulloso de tener como presidente a un impresentable mentiroso y traidor como tenemos nosotros? Y no lo digo yo, lo dice él con las hemerotecas que le siguen vigilando día y noche pero como la indecencia de este tipo raya lo inimaginable, no pasa nada.

Faltaba la pandemia, la que le vino a Sánchez como anillo al dedo para secuestrar su país, dictar leyes absurdas y demás ditirambos asquerosos, semanalmente salía en TV al estilo Hugo Chávez para “congraciarse” con su pueblo. Digamos que para seguir mintiendo y engañando a los pobrecitos españoles, los que de forma ignorante le votaron y, para mayor desdicha votaron formaciones todavía más rocambolescas para que, todos unidos, llevaran a España a esa hecatombe irreversible en la que vive.

Alguna vez, los votantes, deberían darse cuenta que, todos aquellos a los que han votado, TODOS, sin distinción, viven como monarcas y, por dicha razón, quieren eliminar al rey porque ese trono les pertenece. En nuestro gobierno hay auténticos analfabetos, burros por convicción, como ese Alberto Garzón que dijo que el Turismo es un tema sin importancia. ¡Y le pagamos un sueldo de ministro! No hay orden, las fuerzas del mismo están maniatadas, la droga circula como nunca en la vida, la justicia adulterada, el odio como estigma de esta sociedad desnaturalizada, la educación ya la echó Zapatero a la basura, y mientras todo ocurre, nuestro gobierno es incapaz de pronunciarse ante las dictaduras de Nicaragua, Venezuela, Cuba……claro, son dictaduras de izquierdas, como la nuestra, ¿cómo lo van a criticar? En este país vivimos y, los que ya peinamos canas nos puede traer sin cuidado la cuestión pero, que no les pase nada a nuestros hijos y nietos porque, insisto, estos han llegado para quedarse.

Por cierto, hablando de socialismo, ¿se acuerda alguien de Eduardo Madina, aquel socialista vasco que perdió una pierna en un atentado de ETA y que compitió con Pedro Sánchez en unas elecciones primarias del PSOE? Las pruebas nos hacen llegar a la conclusión de que Madina era un socialista honrado, por tanto, estorbaba mucho en la organización. ¿Solución? Mandarlo a casa. ¿Qué será de este país dentro de diez años si Dios no lo remedia? El que tenga la varita mágica que responda.

Pla Ventura