En la primera corrida de la feria de Alicante se han lidiado seis animalitos inofensivos, sin fuerzas, sin alma, sin nada que pudiera parecerse a un toro de lidia. Dijeron que eran de El Parralejo que, como es notorio, todo es sangre Domecq,  es decir, la ruina al más alto nivel. Claro que, mañana, con lo de Juan Pedro será todo más nefasto.

Allí había tres figuras del toreo a tenor de su comportamiento. No era para menos. No sabría cómo empezar porque la cosa se torna difícil. Abría cartel un tal López Simón que, arrastrando sus fracasos en Madrid llegó a Alicante con aires de figura del toreo y, sinceramente, se comportó como tal. Eso sí, sin caché ni aureola, lo que certificó un auténtico desastre.

Le cupieron en suerte dos almas benditas que, en terminología taurina diríamos que fueron dos burros con cuernos a los que molió a pases y más pases; no se harta nunca ese hombre. ¿Lo hará para atormentar a los aficionados? En ambas faenas instrumentó los mismos pases aburriendo al personal que, como en Alicante existen santos, esa es la razón por la que le dieron una oreja en su segundo enemigo. Cobrará poco, pero no debe de volver jamás, aunque pague por ello. Puede volver, sí, pero que sea con una auténtica corrida de toros  para demostrar su valía. Le dieron una oreja de auténtico regalo. Menudo plasta de personaje.

Ginés Marín sustituyó a Pablo Aguado y, el cambio ha sido dramático. Mientras que, Aguado, con esos toritos nos hubiera hecho tocar el cielo con las manos, Marín nos aburrió de forma soberana. Yo  diría que el cartel de feria que hoy teníamos, ellos son la copia de si mismos; vamos que, los clonan y no les salen tres hombres tan parecidos en todos sus defectos. Marín estuvo sensacional frente a los burros aludidos y, al final le dieron una oreja de cada toro, lógicamente, porque en Alicante, como dije, no hay aficionados, hay santos hasta en el palco.  Estuvo magnífico, pero no escuché ni un solo olé en sus dos faenas. Recemos para que no vuelva.

Cerraba cartel el que sustituía a Román que, en realidad perdimos en el cambio. Davíd de Miranda es un torero vulgar que pega pases, como los pueda pegar cualquier hombre que se entrene para ello. Tuvo, como sus compañeros, dos toros de ensueño para consagrarse en una plaza de segunda. Tras lo visto esta tarde, está clarísimo que a De Miranda le tocó el premio gordo en Madrid pero, que no sufra que la lotería no toca todos los días y, no tocó, como era natural.

De Miranda es el clon de Marín o de López Simón, o sea, peor imposible. Hoy ha certificado su ruina en nuestra plaza y, lo que es peor, dudo que le salgan otros dos animalitos como los de hoy, los que desaprovechó por completo. Leves palmas, y toro al corral con la consiguiente bronca. Claro que, lo peor no es que te manden un toro al corral, la tragedia de este hombre es su nula calidad como torero. Pegó pases, negarlo sería una falacia, pero ahí quedó todo. Si con ese tipo de toros un torero no es capaz de trascendir en los tendidos, la solución se torna complicada.

Mostramos una foto de David de Miranda como homenaje a su persona puesto que, dicha imagen no la volveremos a ver jamás. Como dije, la lotería no toca todos los días, ni todos los años.

Pla Ventura