Toros de Luis Algarra, blanditos y con cuernos.

David Fandila El Fandi: Vuelta al ruedo y dos orejas.

Cayetano: Silencio y palmas.

Toñete: Silencio y oreja de puro regalo, es decir, absurda.

Menos de media plaza de pago.

Es difícil contar nada de lo ocurrido en el día de hoy porque apenas ha sucedido nada. Los animalitos de Algarra fueron nobles, blanditos y sin ninguna maldad. Es decir, el común denominador de toda la feria. Eso sí, nadie sabe por qué se confeccionó dicho cartel con tres asalariados del toreo; es decir, siendo el peor cartel será sin duda alguna la tarde de mayor ganancia para el empresario, lo digo porque dichos toreros, sin caché alguno, siempre a la espera de lo que les quiera dar el amo que, por ejemplo a Cayetano y Toñete con el sueldo base iban más que servidos.

Lo de El Fandi es todo un acontecimiento. Y, con dichos animalitos, con más razón. Fandila tiene las mejores piernas del toreo; pero no solo del toreo porque ya quisieran miles de deportistas tener sus piernas. Si a todo eso la añadimos que es un técnico espectacular con las banderillas, como siempre sucede, el éxito lo tiene asegurado. Es el triunfo momentáneo del instante vivido puesto que, un minuto más tarde nadie recuerda nada. Brillantísimo ha estado El Fandi con los palos, la pena es que tras esos tercios hermosos de banderillas no coja la espada y mate en el acto los toros. El hombre es un trabajador incansable y se gana el sueldo con una dignidad hermosa. Las dos vueltas al ruedo que dio corriendo hacia atrás sujetando con la mano la cabeza del toro, eso es un monumento a la deportividad.

Pasado el tercio rehiletero, con la muleta El Fandi no conquista a nadie, algo que él sabe, pero que a su vez sabe que si mata a la primera las orejas las tiene en la mano. Es, claro que sí, el recuerdo a la deportividad que muestra como banderillero, razón por la que hoy ha salido en hombros. De los tres jornaleros del toreo, El Fandi está a años luz de sus compañeros de terna.

Cayetano ha sido un escarnio para el toreo, todo cuanto ha llevado hoy a cabo. El pobre estaba como ausente, literalmente ido de todo y, si fuera inteligente se iría del toreo antes de que se acabe la temporada. Ha tenido dos animalitos para triunfar pero, ¿cómo se puede triunfar con ese toreo despegado, siempre al hilo del pitón, con la pata hacia atrás y no arriesgando un alamar del traje? Triste jornal el que le habrán dado que, debe ser horrible que un hombre que es millonario esté en el toreo para recoger las migajas más ínfimas que le quieran dar. No se puede estar peor que él ha estado. Si tuviera que comer del  toreo pasaría más hambre que el perro de un afilador. Confiemos que no venga nunca más a Alicante. Cayetano debe de seguir donde estaba, saliendo en las publicaciones basura donde se cuentan historias de alcoba y nada más.

Toñete es un caso único en el toreo. Lo explico. Es hijo de ese gran empresario llamado Antonio Catalán y, el chiquillo, le dio por ser torero; podía haber elegido seguir los destino de su padre pero, como explico, quiso ser torero. Claro que, en el toreo, Toñete es apenas el botones de la tauromaquia y, lo que es peor, dudo que ascienda de categoría porque el pobre tiene muy poco que ofrecer como artista de la tauromaquia. Le han salido dos animalitos nobles, sin fuerzas, sin maldad; vamos, el denominador común de toda la feria y, el chiquito se ha entretenido dando mantazos por doquier pasando un serio apuro con el estoque en su primer enemigo. ¿Cuánto dinero se habrá gastado don Antonio Catalán con su hijo para que sea torero? Ni se sabe pero, lástima de dinero que, como hizo Amancio  Ortega, podía haberlo donado a Cáritas haciendo una obra de caridad y, su vez, se hubiera ahorrado el disgusto de tener un hijo torero.

No entiendo las decisiones de los hombres porque, Toñete podía ser el director general en las empresas de su padre y, está empecinado en ser un triste botones en el toreo. Eso si, después de cada serie, Toñete se dirige al público con una cara de júbilo como si le hubiera tocado la loteria. La pregunta sería inevitable. ¿De qué se ríe usted, Toñete, después de cada serie de trapazos? No entiendo nada. Creerá el muchacho que está emulando a José Tomás.  Repito que, cada cual es muy libre para ejercer la profesión que quiera pero, Toñete, como torero, creo que ya ha dado su gran dimensiòn, es decir, cero al cociente. Eso sí, que no sufra que, como sus compañeros, ahí tiene esos medios comprados para que le canten sus  éxitos, como la triste oreja que le han regalado en el último de la tarde que, todavía nos preguntamos todos la imbecilidad de un presidente que, con tres docenas de pañuelos ha sacado el suyo. A este hombre le será más dificil ser torero que a Pedro Sánchez encontrar presidir el gobierno de España. Parejos andarán; el uno  por torpe y el otro por inepto.

Pla Ventura