Con una entrada muy pobre, Sául Jiménez Fortes se ha encerrado con seis “toros” en el coso de Antequera. Yo lo definiría como un festival homenaje que le han hecho en el pueblo al diestro que tanto admiran y quieren y, lo aplaudo. No se sabe si el festival era de reconocimiento o de despedida del torero pero, lo realmente sucedido en dicho coso, lo que nadie contará, héteme aquí para descifrarlo.

Cinco burros y un toro aceptable han pasado por la arena de dicha plaza. Manolo Blázquez, El Pilar, Julio de la Puerta, Victorino Martín y Garcigrande que, en realidad, era el garcipequeño que todo el mundo quiere que le toque en suerte. Ha salvado la tarde un toro de Valdefresno que, en realidad, hasta era un toro por sus pitones, trapío y seriedad para cualquier plaza de provincias.

¿Qué ha hecho Fortes? En realidad, a los tres primeros los ha toreado muy bien, con mucho ritmo, encaje, y con gran manejo de la muleta, lo que evidencia que es un profesional, que se ha entrenado y que podía haber matado doce toros con el material que tenía enfrente. Ha cortado un puñado de orejas que no le aportarán contrato alguno pero, el chaval ha estado con muchas ganas. No ha habido el menor atisbo de emoción porque aquellos burros, dueños de una bondad sin límites, a su vez, no tenían ni casta, ni trapío ni apenas pitones. Las estocadas de Fortes, algunas muy efectivas, han caído donde han caído y, lo realmente cierto es que cuatro toros han muerto de una estocada. En realidad, salvo el toro de Valdefesno, lo demás ha sido una parodia tremenda; una vergüenza que el torero llevará como una cruz por mucho que le canten su éxito. Y, casualidades del destino, al toro citado de Valdefresno, el que tenía pitones, trapío y siete gramos de casta, con dicho animal ha naufragado Fortes porque el animal pedía que se le toreara de verdad puesto que, era noble y de gran recorrido. Fortes, por su parte, entre algunos muletazos buenos le ha enjaretado demasiados mantazos.

Lo que ha chorreado sangre a Borbotones ha sido la presencia de una “rata inmunda” de Victorino Martín que, por no tener, no tenía ni pitones. Llevo vistas en esta vida unas “cuantas” corridas de toros y, juro que jamás había visto un toro tan estrecho de sienes como el citado animalito. Más que un toro, aquello era un becerrote que, insisto, mirándole el testuz y viendo los pitones, de un extremo al otro no había más de un palmo. Luego, el becerrito ha embestido con una dulzura tremenda; vamos que, parecía de Juan Pedro que es la peor afrenta que se le puede hacer el gran Victorino Martín porque, nos acordábamos de la corrida de la pasada feria de Sevilla y, ante este animal nos ha entrado una congoja de muerte. ¿De dónde habrá sacado Victorino dicho bicorne para ridiculizarse ante todos los que hemos sufrido este ataque hacia la dignidad del toro? Repito, es inexplicable que Victorino pueda ser arte y parte de una farsa pero, lo ha logrado. Allá él. Sospecho que, si los que tiene preparados para Alicante son como el de Antequera, que no le pase nada al ganadero de Galapagar porque pese al triunfalismo de Alicante, igual se enfadan y se lo explican.

No contentos con la parodia antes vista, Garcigrande ha querido competir con Victorino y ha mandado otro esperpento de toro que, al igual que el anterior, tampoco tenía pitones. Y menos que ha sido así porque, en el tramo final de la insulsa faena de Fortes, le ha tapado la salida al toro y, sin querer, le ha dado una voltereta tremenda de la que ha salido ileso. No ha caído herido porque el toro con sus pitones no podía hincarle el pitón de lo cerrados que los tenía, suerte la suya porque se ha escapado por la circunstancia que he contado.

Y así ha terminado una historia que todo el mundo contará como grandiosa, inolvidable; vamos, todo un triunfo de apoteosis cuando lo que hemos visto ha sido torear bien a Fortes como si tuviera delante el toro mecánico de Alberto Álvarez que lo pone en marcha y la da la velocidad que quiere. Eso sí, el ridículo de Victorino con su toro y Garcigrande con el suyo, eso es para contarlo pero, como digo, todo el mundo tapará la farsa y dudo que alguien muestre las fotos de tan macabros becerrotes.

Hoy, para mi desdicha, Andrew Moore estaba en Madrid y no ha podido verificar mis palabras pero, algún documento encontraremos por ahí a modo de video que certificarán mis palabras. Por cierto, lo mejor de la tarde, los tres pares de banderillas de Fernando Sánchez y la suerte de que el último becerrote no hiriera a Fortes que, si de sangre derramada hablamos, creo que el muchacho sigue liderando el “escalafón”.