Han pasado cuatro jornadas desde el affaire escandaloso que se suscitó el pasado miércoles, día del 77 aniversario de la cogida mortal de Manolete en la plaza de Linares. Asunto que a punto estuvo de dejar sin toros al más emblemático suceso de aquel coso, que cada año se recuerda in situ con una corrida homenaje al monstruo cordobés. Un asunto que por insólito debiera haber suscitado noticias, comentarios y al menos curiosidad en todos los medios taurinos, tanto hablados como escritos y no ha sido así. En situaciones normales hubiera significado algo relevante para la información y habría llenado amplios espacios recabando noticias y reportajes clarificadores de los protagonistas de tan desagradable lío.

He rastreado diarios, revistas, plataformas, tanto digitales como en papel y con asombro he comprobado, salvo raras excepciones, la discrecionalidad con que ha pasado este hecho que yo, humildemente juzgo de enorme gravedad. El noventa por ciento de los medios de comunicación han pasado de puntillas sobre lo acontecido, limitándose a manifestar que Morante de la Puebla y José María Manzanares se habían caído de la terna, sin más. De  las razones, los motivos por los que los dos toreros eran baja, muy pocos medios hacían alusión, cuando había muchas lecturas para entrar en el tema, de las que posiblemente los periodistas o informantes, ellos mismos se habían preguntado, pero como las razones no pintaban bien para los principales protagonistas, es decir los dos espadas, mejor era obviar el tema sin meterse en otros jardines. Para mí, aparte de la noticia, es importante la opinión que el asunto suscita en los taurinos. La mayoría de quienes tienen responsabilidades en los medios se escudan en la pasividad como tema que no se quiere abordar. Y el tema de los veterinarios, de la autoridad y lo que tengan que opinar los toreros y el ganadero creo que es urgente clarificar y no dejarlo estar. Porque si los veterinarios “perdieron el respeto a los toreros”- cosa que dudo- ¿A caso no perdieron el respeto al público los dos espadas en su huída?

En cierto modo los titulares: “La huída de Morante y Manzanares”, “La espantada”, “toreros a la fuga”… no dicen mucho en favor de los ausentes, porque cuando hay verdaderos motivos para desertar de un compromiso, tiene que haber una causa de fuerza mayor y entonces no caben las palabras huída o espantada y, por otra parte tampoco cabría el envío por parte de los dos “fugados”, casi tres horas después del incidente en corrales, de sendas firmas facultativas alegando disnea y gastroenteritis, para obviar la sanción, supongo. Excusa que no se sostiene porque, de ser ciertas esas razones para la no comparecencia de los espadas, habrían estado los certificados en poder del empresario unas horas antes. Mi libre opinión es que ni Morante ni Manzanares tuvieron en ningún momento intención de torear esa tarde y dieron a sus subalternos la orden de desbaratar todo al menor motivo. Las razones solo ellos las saben. Me merecen mucho respeto los excelentes profesionales que componen las cuadrillas de ambos toreros pero ellos son los que están verdaderamente en el secreto de la decisión final.

Y lo que sí se sostiene y en lo que se persiste y pone en evidencia  es que casi ningún medio de comunicación está dispuesto a meterse con las “vacas sagradas” que como se ve son inmunes a las críticas porque son personas intocables. Tienen ambos al parecer esa autoridad nacida de ¿su prestigio? No sé, pero cierto es que hay reticencia a la transparencia cuando de personajes como ellos se refiere. Son las vacas sagradas de la tauromaquia a las que no se les piden responsabilidades. Y hay reticencia a hablar porque hay intereses ocultos que salpican a muchas personas. Y es que salvando los merecimientos de cada uno de los espadas, el comportamiento de ambos fue de todo menos de señores.

Es así que un hecho como el acaecido debiera aclararse por quien  corresponda, por la máxima autoridad, desde luego, a fin de que se subsane, si hubo algún error o a que se cambien las normas para saber a qué a tenerse cada uno, en casos así, de aquí en adelante.

Frente a tanto desorden, la gesta de un torero al que el público ensalzó. Tuvo muy poco tiempo para mentalizarse, ordenar cuadrillas y gestionar todo lo que se le venía encima, pero ante la ausencia de sus compañeros de terna, asumió con apremio, diligencia y responsabilidad el embarque. Responsabilidad en la encerrona que supuso el tener que hacerse cargo de los seis toros. Y lo hizo por sus paisanos, por su gente, por la empresa y en recuerdo a Manuel Rodríguez “Manolete”. Lidia que acometió rodeándose de toreros jiennenses con los que hizo el paseíllo: Con Saleri como sobresaliente, los banderilleros fijos en su cuadrilla Juan Carlos García, Joselito Rus, “El Fari” y Víctor del Pozo. Y con los picadores también de la tierra, Agustín Collado y Andrés Nieto. Curro Díaz escribió la gesta poniendo lo mejor de sí mismo y en dura pelea, porque tampoco fue fácil mandar al desolladero un encierro complejo y con poca clase. Pero  entre aclamaciones y cortes de orejas  los seis toros de Álvaro Núñez, fueron despedidos, eso sí, con  seis rotundas estocadas.

Francisca García

En las imágenes vemos, en primer lugar a Curro Díaz, el triunfador de Linares que pechó con los seis toros y, acto seguido, vemos a Manzanares y Morante, los cobardes que se cayeron del cartel el día mítico para Linares, 28 de agosto.