No han defraudado los Murteiras en Azpeitia, es decir, ha sido todo lo contrario porque la ganadería lusitana ha evolucionado a mejor y, al paso que vamos las figuras del toreo pedirán dichos toros; aunque tampoco creo que sea para tanto puesto que, a fin de cuentas, dichos toros, pese a ser buenos y embestir como lo han hecho en el día de hoy,siguen teniendo la marca de la «casa». Digamos que cuatro de los ejemplares lidiados han servido para los toreros, algo que celebramos con desmedido gozo. Es decir, los toros de don Joaquín Murteira Grave, como ha sucedido en el día de hoy, podrán salir muy toreables, pero la marca legendaria de su ganadería es la que hará dudar a muchos diestros a la hora de enfrentarse a dicho bicornes.

De alguna manera, los Murteira han servido para que Pepe Moral tomara vuelo ante su segundo enemigo porque frente a su primero no tuvo opción alguna dada la flojedad del animal. Como digo, ha sido en el cuarto donde ha aparecido la gran muleta de Moral que, especialmente por la derecha ha enjaretado muletazos muy bellos. Yo diría que ha sido en Azpeitia donde se ha reencontrado  consigo mismo el diestro palaciego. Su enemigo ha tenido vibración y el diestro lo ha entendido por el pitón derecho puesto que por el izquierdo no tragaba de ninguna manera. Mató de media perpendicular, cayó el toro pero no hubo el eco necesario para que le dieran la oreja mientras que, Moral ha dado una aclamada vuelta al ruedo.

El triunfador total del festejo ha sido Juan Leal puesto que, el diestro francés ha tenido una tarde vibrante. Dije, gallardamente Leal al referirme al valor seco y sereno  de este chico que quiere ser torero al precio que fuere. En su primero pudo haber cortado la oreja de haber acertado con la espada, algo que ha hecho en su segundo tras una faena emocionante y cautivadora. Le han pedido las dos orejas con mucha fuerza pero, como se sabe es más difícil cortar una oreja en Azpetia que en la mayoría de las plazas de España. Bien hallado sea el diestro francés que está poniendo ilusiones nuevas a una fiesta vieja y ancestral. Cuando un hombre se juega la vida y ello trasciende en los tendidos, es ahí cuando llega la emoción al más alto nivel, lo que Juan Leal ha conseguido asumiendo una tremenda responsabilidad como si estuviera en Madrid y sin regatear esfuerzo alguno ha caído de pie en esta bella tierra norteña. Convengamos que sus toros han tenido nobleza, pero nunca exenta de esa fiereza que siempre ha caracterizado a la ganadería portuguesa.

Cerraba el cartel Tomás Angulo que el chaval ha derrochado voluntad a manos llenas, pero se ha visto superado por sus toros que, de idénticas características a sus hermanos, han desbordado al diestro pacense que, para su desdicha tendrá que esperar otras oportunidades. En su haber, una media estocada en cada toro que les ha hecho rodar sin más.

Pla Ventura

Foto Javier  Arroyo