Es inexplicable que, tras tantos años de lucha por parte de Enrique Martínez «Chapurra» matador de toros, no haya sido escuchado por la empresa de Madrid, sin duda, la ilusión más grande del diestro puesto que, hacer el paseíllo en la plaza de Las Ventas, en su caso, como sobresaliente, era el deseo más ancestral que este diestro albergaba dentro de su ser.

Son muchas las veces la que Chapurra ha intentado colmar ese deseo por torear en Madrid y, hasta la fecha no ha sido posible. Era ahora, para la próxima feria de otoño puesto que, la corrida que tiene que lidiar en solitario Antonio Ferrera y en la que, por lógica, había que contratar a dos sobresalientes, posiblemente, el que más méritos reunía, caso de Chapurra, es el que se ha quedado fuera.

Sus ilusiones se han visto truncadas, así como herido su amor propio porque el bueno de Enrique ha realizado muchas llamadas a la empresa solicitando «trabajo» y ni siquiera han tenido de deferencia de contestarle; para bien o para mal, pero todo el mundo merece una respuesta cuando ha habido una llamada, en este caso, la más lógica del mundo porque el diestro solo quería trabajar.

Como la vida nos demuestra, es casi un delito ser «pobre», en este caso, Enrique Martínez Chapurra que, alejado de todo foco mediático, solo pedía trabajo y, a su vez, ver saciadas sus ilusiones por trenzar ese paseíllo de Madrid que tantos años lleva buscando.

Nos hacemos eco del dolor de tan buena persona como es Enrique Martínez Chapurra que, para su suerte, siguen contando con él en muchas plazas, al tiempo que es admirado por todos los matadores de toros con los que actúa porque, todos, sin distinción, saben que en la persona de Chapurra, en el caso de que hubiera un incidente grave en el que los matadores no pudiera continuar la lidia, Enrique se haría cargo de los toros que pudieran quedar sin mayor problema.

Para eso entrena Chapurra muchas horas al día porque, pese a todo, sigue viviendo en torero que, sin duda, es lo más bello que un hombre puede hacer, lo que confirma que es consciente de la responsabilidad que asume cada vez que es contratado. Digamos que, como es notorio, Chapurra es un icono entre los matadores de toros los que, todos, sin distinción, ven con sumo agrado cuando hace el paseíllo, dos metros atrás, sencillamente porque saben que tienen cubiertas las espaldas en el caso de que hubiera algún que otro percance, el que nadie desea.

Hasta el canal televisivo CMM le dedicó hace pocas fechas un espacio en su honor aprovechando la circunstancia de un tentadero, una labor que Chapurra hace muy a menudo, otro dato que nos viene a confirmar que su persona está dispuesta para cualquier avatar que pueda surgir durante la lidia.

Ánimo, Enrique, que la plaza de toros de Las Ventas todavía no se la ha llevado el francés a su casa, lo cual me hace barruntar que habrá nuevas oportunidades porque, como es sabido, no creo que ese tipo esté toda la vida como empresario de Madrid.

Pla Ventura