Una tarde dura y complicada se ha vivido hoy en las Ventas, el día de la hispanidad y la fiesta nacional de España, no pasará al recuerdo por ser una gran corrida, sino por ser una corrida muy accidentada. Desde el equipo de torosdelidia.es queremos enviar nuestro ánimo al torero Gonzalo Caballero que resultó herido al entrar a matar su primer toro.

Una tarde complicada, con ramalazos de casta y mansedumbre por parte de los cornúpetas, que crearon el caldo de cultivo perfecto para que nadie se aburriera en la tarde de hoy. Una tarde con luces y sombras. Donde la peor parte se la volvió a llevar el torero Gonzalo Caballero que fue prendido de muy malas formas por el toro de Valdefresno a la hora de entrar a matar, que se saldó con dos gravísimas cornadas. Tuvo actitud con las telas Caballero, que le sacó momentos de temple y compas a su oponente. Lástima que este torero cobre siempre tanto, y tan duro.  Oreja.

Eugenio de Mora que estoqueo tres toros, tuvo diferentes cualidades sus animales destacando el encastado 4 y el noble 6. No supo entender a sus astados, y solo pudimos saborear una buena tanda asentada, paradójicamente al manso primero.  Tiene torería, su toreo perfuma verdad pero realmente hoy no hemos podido disfrutar de sus cualidades artísticas ni lidiadoras, al no entender a sus astados. Los trasteos han sido insulsos, con excesiva técnica y sin llegar a los tendido. No ha tenido el día con la espada. Silenciado las tres ocasiones.

Jesús Enrique Colombo volvía a Madrid con una actitud irreprochable. Una entrega que la hizo patente cuando resulto violentamente volteado por el quinto toro al ejecutar mal un quiebro en los medios de la plaza. El animal no le hirió con sus defensas naturales, pero el golpe quedó al venezolano visiblemente afectado. El trasteo resulto insulso pero meritorio dado su estado magullado por completo. El quinto toro tampoco tuvo recorrido, ni mucha transmisión. Como muestra de coraje se tiró a matar al animal sin muleta, aunque pinchó, en la segunda le degolló al toro, que acabó vomitando sangre, síntoma del infame “volapié”. Con todo esto, los triunfalistas sin rigor de las Ventas, y los niños sin educación taurina, se empeñaron en pedir la oreja, gracias al presidente que estuvo firme y no la concedió.  Cierto que tuvo merito la faena por la voltereta, pero al final de cuentas, no es eso ser torero, levantarte y volver a la cara del toro. En el tercer toro de la tarde, Colombo abrió en exceso el compás, fue punteado en demasía y le faltó temple y reposo a su faena. Muy acelerado, como un niño en una tienda de golosinas, no acabó encontrando la verdad en sus muletazos, casi todos citando con el pico y fuera de cacho. En ocasiones estuvo algo más aceptable, más limpio. Tiene actitud pero le falta más verdad y pureza. Demasiado influenciado por el toreo del “catedrático”, con el que comparte apoderado.  La estocada fue baja, pero el público afligido con la sensación del reciente trance de Caballero le concedió una oreja.

Por Roberto García