Vicente José Vazquez fué un alquimista de la ganadería brava, a su gran afición unía un inmenso poder económico y político se cuenta que llegó a poseer la imponente cifra de más de 10.000 cabezas de bravo, Vazquez fallece sin herederos directos hacia 1830 y tras arduas negociaciones la ganadería es vendida en tres lotes, el primero y más importante al rey Fernando VII que pasaría a los duques de Osuna y Veragua quedando este último como único propietario, el segundo lote es para José María Benjumea del cual pasó a Bermúdez Reina (esta línea contribuyó a la formación de la ganadería de Pablo Romero junto con el encaste Gallardo )lo Vazqueño de Bermúdez Reina va a parar a manos del gran maestro Joselito El Gallo, pero era tal el grado de mansedumbre ( incluso para aquellos tiempos) que la mandó entera al matadero, el tercer lote de lo puro Vazqueño es el que nos ocupa y lo compró Francisco Taviel de Andrade en 1832 que lo traspasa a Fernando de la Concha y Sierra en 1873, que aumenta lo Vazqueño con reses de Castrillón, pasando a su viuda Celsa Fontfrede en 1887 de la cual la hereda su hija Concepción de la Concha y Sierra ( la principal característica de la casta Vazqueña es la variedad, reflejándose en la amplísima gama de pelajes siendo el sardo y el salinero los emblemáticos en lo de Concha y Sierra ) a Doña Concepción la heredan sus sobrinos los Pareja Obregón en 1966 y es en este punto cuando empiezan los problemas graves para la histórica vacada tras pasar por Martín Berrocal y Rancho King, el grado de mansedumbre llegó a extremos alarmantes, siendo rescatada en 1979 por el maestro Miguel Baez » Litri padre »  el cual emplea ( según dicen) un semental del conde de la corte para darle bravura y  duración pero ni aún así consiguió reflotarla y aburrido la vendió en 1994 a la pudiente familia Garcia – Palacios, un descastamiento exasperante y como consecuencia la pérdida de cartel significan una gran rémora, los Garcia- Palacios pudieron ( y debieron ) refrescar con algo Vazqueño de la rama Veragueña, en vez de eso en 2.013 la venden al empresario francés Jean Luc Courturique que ya poseía la famosa ganadería del cura de Valverde, ojalá este señor tenga más suerte y acierto que los diferentes propietarios que ha tenido la legendaria ganadería de pura casta Vazqueña, Concha y Sierra es como el ave fénix siempre resucita de sus cenizas, lo malo es que el cerco cada vez es más estrecho y las oportunidades se acaban….

Concha y Sierra es una de las leyendas vivas de la ganadería brava, representante insigne de la casi extinta casta vazqueña y protagonista de muchísimos episodios grabados con letras de oro en la historia de la tauromaquia. Nacida con impronta antigua, sus propietarias depuraron su bravura para evolucionar al compás que lo hizo el toreo, y por ello estos toros gozaron del favor de las figuras y propiciaron grandes faenas desde la época de Lagartijo a la de El Cordobés.
Pasando por tiempos buenos, malos y regulares ha sabido sobrevivir y hoy en tierras francesas espero recupere otra vez el cartel que tuvieron en tiempos pasados.

Por Rafael Falcon

Fotografia Jose Joaquin Diago