Por 2009 fue la primera vez que iba a una plaza de toros con una entrada pagada con dinero de mi cartera. El cartel estaba compuesto  por Morante, Perera y Castella, quedando en un mano a mano  Morante-Castella. Ese día Morante salió de la plaza esquivando almohadillas, pero algo en mí ya había prendido el fuego morantista que aún arde con fuerza.

Vaya por delante que sus detractores llevan la razón en múltiples aspectos. Lidia lo más pequeño de las ferias, no sale del encaste Domecq, el día que no está inspirado no hace nada, etc… No seré yo quien les lleve la contraria en todo esto, pues ciertos días es mejor que se quede en casa. Y este año parece que se están torciendo las cosas, y los que se preparan con la escopeta cargada para abatirle, se están hinchando a disparar. Sobre todo en el último mes, donde los petardos están siendo continuos. Escándalo en Linares al dejarse un toro vivo, decepción en Ronda y broncas en Valladolid y Salamanca. Pero muchas veces estos petardos son generados por el pésimo juego de los toros que le tocan en suerte. Y esto no es nuevo, siempre que hay algún toro que no va a embestir esa tarde, le toca a Morante. O si no fíjense las últimas temporadas en Sevilla – que es el mayor escaparate entre los sitios que torea-, 48 toros lidiados desde 2016 y sólo le sirvió uno de Cuvillo el día de las 2 orejas, aunque en otros varios dejase detalles de su caro toreo. Tomando como ejemplo las dos últimas tardes, los únicos toros que no han embestido fueron sorteados por el diestro sevillano. Y ante el inútil juego de los astados, Morante opta por abreviar. Y esto lo agradezco, porque es mejor ver un macheteo con sabor antiguo a ver dos tandas deslucidas antes de entrar a matar. Pero aquí viene un nuevo problema, y es que José Antonio hace tiempo que no lo ve claro con la tizona en la mano, y en estas situaciones de pinchazos continuos, la gente, que viene enfadada porque ha abreviado, entra en cólera. Si por el contrario, Morante tuviera la efectividad de Manzanares y despachase al animal en menos que canta un gallo, la cosa sería distinta.

Pero con todo y con esto, Morante es el toreo. Su forma de torear, sin ser manchada por otras cosas que no sean dar pases a un toro, es prácticamente perfecta. Con el capote es lo mejor del panorama taurino, pues en las formas de Morante se juntan las mejores de los diestros con más renombre de la historia. En su verónica podemos ver a Belmonte, Curro Puya, Ordoñez y Paula. Su hondura, su sentido del temple, de enganchar al toro con los vuelos del capote y exprimirlo en un solo lance lo que muchos en un recibo. Y con la muleta, al echar la pata pa´lante, hundir el mentón y torear con todo el cuerpo hace que cualquier aficionado se derrita. Pero no es sólo eso, si no que al adornarse evoca a Chicuelo o a Gallito en los recortes, o en esos ayudados por alto de puntillas para cuadrar al toro. Cuando ves a Morante cuajar verdaderamente a un toro, te da la sensación de que el resto son unos pegapases, con todo el respeto.

Muchos lo tratan de figura del toreo, y es cierto que existe un vínculo que los une a todos, y es el del fraude y los vicios de los toreros. Animales chicos y despuntados, dirección en los despachos y exigir compañeros de cartel, elegir personalmente los toros a lidiar, etc. Por el contrario, en sus últimos años de su mal gestionada carrera, al cigarrero no se le puede tratar de figurón actual, pues en las plazas importantes como Madrid o Bilbao no da la cara. Y es por esto también por lo que no se le puede comparar con Curro Romero, ya que, aparte de que sus toreos son totalmente distintos, Curro basaba sus temporadas en Madrid y Sevilla, donde con una par de lances la gente lo ponía por las nubes.

Y fuera de los ruedos, Morante nunca pasa desapercibido. Su amistad con Abascal y su apoyo público a su formación política, hicieron que el cigarrero recibiese críticas por todos lados. Y a mí me parece que puede apoyar a quien quiera, igual que si un cantante apoya a Podemos o a Izquierda Unida, no entiendo por qué hay gente que deja de ir a verle a las plazas por sus ideas, si lo que vas a ver es torear, no un mitin. Mientras que no se mezcle toros con política, todo debería estar en su sitio, y el mismo Morante ha reconocido que esa mezcla no beneficia en nada al mundo taurino.

Muchos dicen que si está acabado, que si su propio personaje se le ha tragado, que si no volverá a torear como antes o que ha perdido el respeto de la afición. Y creo que Matilla no es el hombre que más le beneficia, puesto que ya va camino de las 45 corridas esta temporada, y de seguir así, acabará quemado como en 2017 con los mexicanos. Lo que sí que tengo claro es que la próxima tarde le va a ir a ver su madre… y yo también.

Por Quique Giménez