-Una asociación cultural y peña taurina, de Escucha (Teruel), ha editado un libro-archivo que es un inagotable documento taurino de la región y de Zaragoza.

-En más de 500 páginas recoge datos, resúmenes, crónicas, referencias y miles de fotografías y carteles de toros esencialmente de la región aragonesa.

-Se basa en el legado taurino, social y cultural del escuchense Celestino Martín que emigró de joven del mundo rural y fue empresario taurino en Valencia, Teruel, Zaragoza, Calatayud, Tarazona, Tudela…además de destacar en diversas actividades comerciales.

Escucha es un pueblo turolense en la zona Cuencas Mineras que tuvo mucha relevancia por sus minas y que hoy le queda un museo minero importante y muchos recuerdos. La población actual de Escucha, que personalmente desconozco, ronda los 800 habitantes y está a unos 70 kilómetros de Teruel.

En Escucha nació Celestino Martín que emigró de chaval a Valencia y orientó comercialmente su vida por Levante, Aragón y otros lugares, esencialmente en Zaragoza y sin olvidar nunca su Escucha natal.

Este hombre fue empresario de las plazas de toros de Valencia, Zaragoza, Teruel, Calatayud, Tarazona, Tudela…¡Qué sé yo! Siempre implicado en el empresariado taurino, en las entidades aragonesas culturales y folklóricas que le salían al paso y sin olvidar nunca a su pueblo y sus orígenes.

Hace 35 años se creó en Escucha la “Peña Taurina Celestino Martín”, como homenaje a tan célebre y taurino caballero, y ahora mismo sus directivos contagian de entusiasmo y acaban de editar un volumen de más de medio millar de páginas titulado: “Celestino Martín, una vida en el centro del ruedo” (Legado taurino, social y cultural). Palmas para la entidad o firma “Cuencas Mineras” y para el Ayuntamiento de Escucha que ha colaborado económicamente.

El libro es para pasar unas semanas aunque nada más se contemplen los ambientes de barreras en cientos de festejos y hay “millares” de fotografías de todos los toreros de los años treinta hasta “hace un rato”. Estampas toreras de estudio, momentos taurinos en la arena de numerosas plazas y otros mil detalles.

Que en un pueblo chico una peña taurina que dirige el entusiasta Joaquín Latorre…hayan editado este monumental documento…es para que escondan las cabezas tanto fantasma que en entidades de grandes poblaciones hacen tan poco…o nada y presumen más que Cossío por poner una firma taurina abundante.

Escenas de plaza, paseíllos, campo, paseíllos, acontecimientos y hasta la inauguración en el año 1952 de la plaza de Escucha con “Morenito de Caracas”, que luego fue matador de toros,  y el zaragozano Andrés Álvarez en cartel al que añaden un festejo cómico –taurino-musical. Por la fotografía…observo que no se agotaron las localidades para tan significado acontecimiento.

Sumados a cientos de escenas de toreo y otras estampas, pueden disfrutar en la publicación de copias importantes de páginas de “El Ruedo”, crónicas de prensa diaria y de miles, cientos…muchísimos carteles de numerosas plazas con las figuras más relevantes del toreo, los becerristas que no conocieron ni en su casa, novilleros, rejoneadores…¡Sacos de carteles!

Uno entiende que alguna firma con  preparación y tiempo, podría realizar un estudio de la evolución cartelística taurina desde los que anunciaron festejos aldeanos a las grandes plazas como es la de Zaragoza en la que se basa gran documentación del libro.

¡Qué trabajazo! Los toreros que participaron por años, los astados que estoquearon, trofeos obtenidos…

El libro demuestra que todo el que “ha querido” ser torero ha tenido oportunidades. Ahí están las multitudes de chavales aragoneses, y de por ahí, que torearon en Zaragoza y “aquellas” plazas: becerradas, erales sin picar, utreros con picadores, festivales benéficos…y algunos corridas modestas y otros corridas de feria…esencialmente en Zaragoza, Teruel, Calatayud…Uno no acaba de sorprenderse.

Veo muchos datos, crónicas y resúmenes esencialmente de  la década de los “cincuenta”. Y de otras fechas anteriores, posteriores…Me resulta imposible precisar pero voy anotando detalles para que se hagan cargo los lectores del interesante estudio o exposición taurina de la que solo expongo datos orientativos mínimos y sin concretar o completar porque es imposible abarcar tanto aunque uno sea aficionado a “la fiesta de toros”. Lo de “nacional” no me acaba de llenar ni convencer.

La portada es del 13 de octubre de 1932 que fue el debut del empresario don Celestino en Zaragoza: Marcial Lalanda, Nicanor Villalta y Celestino Martín. Toros de Bernardo Escudero de Galapagar.

La última instantánea del libro, con Pedro Romero toreando al natural ayudándose con la espada, es de un  26 de mayo: Novillos, con picadores, de Ignacio Pérez para Abilio Langa “El Aragonés”, Pepe Osuna, que sustituyó a “Terremoto” y obtuvo dos orejas, y Pedro Romero que cortó una. El cuarto novillo fue condenado a banderillas negras.

El resumen es de “El Noticiero”, 27 de mayo de 1960.

La bibliografía consultada es interminable: Los autores o equipo de redacción han “echado mano”, bien echada y puntual, de Don Ventura, Benjamín Bentura Remacha, la cartelería de Mariano Onde, Aniceto Blasco Laguía, Julio Tregón, Filiberto Mira, Juan Villalba, diario de Teruel “Lucha”, Diario “ABC” de Sevilla y Madrid, diarios “Amanecer”, “Las Provincias” de Valencia y “Alto Aragón” de Huesca, “Heraldo de Aragón”, “El Noticiaro”, “Hoja de lunes” de Sevilla, “La voz de Teruel”,    Real Academia de la Historia, “La fiesta brava” de Barcelona, semanario taurino “El Ruedo”…¡Qué trabajazo, repito!

¿Ya sabremos los denominados taurinos reconocer semejante producto, tarea, calvario, entretenimiento…?

Sólo he anotado breves apuntes de lo mucho que podría escribirse. Mi conclusión es que el toreo, la fiesta de toros en general, agradecería hoy más que nunca muchos clubs o peñas tan activas y entusiastas como la de Escucha y un puñado de promotores como don Celestino que dejó un rastro e historial a seguir.

Por querencia localista, observo en el capítulo dedicado a Jaime Noaín que vivió algunos años en Logroño y toreó 17 corridas en Zaragoza entre los años 33 y 38, cortando 47 orejas y 15 rabos…se le hizo un homenaje en 1935 al que acudió “una nutrida representación de la “peña Noaín” de Logroño”. En el acto, se dio lectura  a un gran número de adhesiones  de revisteros taurinos y toreros de Madrid, Logroño, Bilbao…

La “afición” de Logroño, y La Rioja en general, siempre fue muy cumplidora con los toreros forasteros que aquí recalaron. No tanto como debiera con algunos nativos.

Pepito Carceller “Barrerita Chico” toreó muchos festejos  por los cuarenta en Zaragoza. Una temporada hasta tres. Fue unos años asesor taurino en La Rioja. Esencialmente en plazas de la provincia.

También en el 43 toreó un par de novilladas sin picadores el riojano, de Cenicero, Venancio Martínez Zubiaur “Barquerito”, ya con 32 tacos, que luego fue popular banderillero y empresario taurino en Logroño por los años sesenta. Por cierto, en los carteles leo Venancio ZUBARÁN “Barquerito”. En los dos. Se habrán despistado al transcribir.

En la primera novillada, 18 de julio, Venancio dio la única vuelta al ruedo de la tarde. En el palco, asesorado por “Miajicas”, “amplia representación de la Sección Femenina de Falange Española Tradicionalista y de las J:O:N:S a la que todos los espadas brindaron uno de sus novillos. En el intermedio se sortearon 10 jamones de Teruel”. Guijuelo y Jabugo quedaban muy lejos.

En una fotografía de febrero de 1955 se agrupan en el campo charro un puñado de toreros con un ganadero, don Celestino, el cura del lugar y junto a Joaquín Bernadó está el riojano Antonio León. Se trata de un tentadero que debió ser abundante en cuanto a suelta de becerras pues cuento una decena de toreros con equipamiento campero.

Pedro Mari Azofra

PIES DE FOTOS

-Portada del libro, mesa de presentación, asistentes al acto y familia de don Celestino que se puede ver visitando a Manolete por julio de 1943 en Valencia.