Entre el 50 y 80 se citan Palomo, Teruel, G. Sánchez, A. Vázquez, Aparicio, Litri, Padilla, Armillita, Jesulín, Pepín Martín y Arruza.

Pasan el 100 los históricos Lalanda, Miguelín, Cortés, Chamaco, Fuentes..Y cerca Cagancho, Márquez, los Campuzano y Limeño.

Entre el 50  y 60 se incluye a Palomo Linares, que sin duda y con su toreo peleón, bravo y desafiante fue figura del toreo llenando plazas y bregándose con todos los de arriba. Fue un torero popular. En esta franja se incluyen, con menos de 4 votos, a Manolo Martínez, “Armillita”, Rafael “El Gallo”, “Guerrita”, César Girón, Pepe Hillo ¡Échale cojones a la cosa!, Curro Díaz, “El Pana”…

En el elenco del 60 al 70 leo los nombre de dos torerazos: Gregorio Sánchez y Ángel Teruel. Tres votantes se han acordado de ellos. El madrileño fue torero  importante y de excelente corte clásico. El toledano, por no andar consultando, salió a hombros de Las Ventas en 7 ocasiones y lideró el escalafón un par de temporadas  con la baraja tan buena de toreros que había en su tiempo. En el grupo se incluye a Pepín Jiménez,  Escribano, Pepín Liria, “El Fundi”, el mexicano Silverio Pérez y Castella, torero francés con cierta importancia por lo alto del escalafón durante un tiempo.

El fajo siguiente, del 70 al 80, me desconcierta y me hace cavilar, como en toda la jornada, con esto: ¿Y a quién quitamos para colocarlos? Eso me sucede en el repaso de todos los “montones” pues los referidos tienen mucho que admirar y algún reproche casi todos. Es lo normal en artistas y similares.

Aquí, tan lejos,  están Andrés Vázquez, con 10 tardes a hombros en Madrid y modelo de toreo clásico y de poder, Julio Aparicio, puntero en las ferias ya de novillero y luego gran muletero durante décadas, “Litri”, compañero de Julio y taquillero imprescindible en una época, Carlos Arruza con gran cartel de postguerra y toreo populista y de facultades, “Jesulín”, con records de corridas estoqueadas y boletería de taquillas acabada, y Roberto Domínguez, un torerazo serio, dominador y castellano.

Del 80 al  100, con un voto, hay señalados toreros que entiendo debieran ocupar un puesto mucho más importante. Son o fueron grandes toreros y nombro a Pepín Martín Vázquez, Rodolfo Gaona, Pedro Romero, Curro Puya, “Cagancho”, a ninguno de ellos vi, los Hermanos Campuzano y José“Limeño”, entre otros. “Limeño”, sin dar rodillazos ni hacer teatro, obtuvo grandes triunfos en La Maestranza con las corridas serias que cubrían o dignificaban algunos carteles de toritos en la feria de Sevilla al final de los  sesenta y algo más adelante. “Limeño” fue un gran torero para aficionados toristas, esencialmente. Toreaba muy bien los miuras y similares sin darse importancia. Fue puteado por las gentes de El Cordobés, la empresa sevillana y su cuadrilla, denunció el fraude, lo castigó el Gobernador y lo aburrieron. Salvo “allí abajo” pasó desapercibido siendo gran torero.

Del número 100 en adelante, voy  a escribir algo especialmente de seis toreros, por antigüedad, que apenas tuvieron en la consulta un recuerdo: Marcial Lalanda, “Chamaco”, “Miguelín”, Manolo Cortés, José Fuentes y Fernando Cepeda.

Marcial, que fue el número uno en corridas toreadas tres años y salió a hombros de Madrid 6 tardes, parece que fuera un olvidado. Solo por su pasodoble, ahora mismo suena en las plazas y es de los pocos que se canta y conoce el estribillo, ya debió ser muy popular e importante en su época como torero que además creó algún lance capotero.

Chamaco, agonizando la época de los 50 mandó en el toreo, esencialmente en Barcelona. Toreo tremendista…con muchas cornadas. También aportó al toreo su personalidad en algunos pasajes muleteros. “No tenía corazón de repuesto, no tuve valor para aguantar más lo que “veían” fácil  y cuando me puse a torear como todos, que sabía, era uno más, no hacía nada nuevo y ya no mandaba en el toreo. Por eso me retiré”.

Miguel Mateo “Miguelín” fue un torero completo: Lidiador variado y creador con el capote, fácil y espectacular banderillero, poderoso, buen muletero…y tremendista en desplantes, “mordiendo” pitones…Mantiene el record de corte de orejas en Madrid, con 6 a 3 toros que mató en julio del 68, en Las Ventas. Conocedor total del toro, igual podía torear como el mejor clásico que como el más tremendista.

Varias veces subió a la cresta de la ola con facilidad pero le faltó ilusión por mantenerse y él mismo se iba por otros senderos. Fue un genio y el torero más temido por “El Cordobés” en pleno apogeo. Admirado por todos los toreros.

Manolo Cortés. Se trata de un matador de toros de corte muy clásico y con sabor un poco calé en algunos pasajes y estampas de sus faenas. No se encumbró por ser un poco desigual pero toreó mucho y bien.

José Fuentes, otro de los grandes muleteros de su tiempo, un poco frío en ocasiones. Pero encuadrado siempre en el grupo de toreros de buenas maneras. También toreó las ferias, no como cabecera, pero durante años. Torero para aficionados toreristas.

Fernando Cepeda, muy bueno capoteando, tuvo algunas cosas de los dos anteriores en su forma de torear e incluso de estar en la plaza. Se anunció en ferias y tuvo tardes triunfales pero no fue imprescindible en su época de torero activo.

Con esta tira última de toreros y en lugares tan lejanos de la cabeza, se incluyen también, con un voto o dos, matadores que me gustaron mucho de novilleros y en algunas corridas de toros o pasajes de las mismas. Se trata del vallisoletano David Luguillano y el salmantino José Ignacio Sánchez.

A los dos seguí desde sus inicios sin picadores porque desarrollaban unas hechuras de gusto, personalidad, ajuste y la mejor ejecución. Especialmente destacaron toreando con la izquierda, cosa que no prodigan tanto los matadores como los novilleros. Y quiérase o no, el toreo natural es el más meritorio y menos ventajista…por muchas razones que no vienen al caso para explicar.

Lo anterior señala que entre las  figuras descollantes hubo grandes toreros. Pero hubo tantos…que no caben en 150. Me resulta raro ver muy atrás, y con un par de puntos, a Padilla. Con lo que significa su popularidad y doble lucha en el toreo. O a “El Fandi”, 8 temporadas campeón de la “liga” taurina no es una broma, o a “El Soro” que varias temporadas atrajo mucho público y revivió la afición valenciana, en concreto, y levantina en general. Toreros muy “especiales”…pero con público.

Los hay que para presumir de “buenos” aficionados despotrican de la suerte de banderillas. El toreo ha tenido, y tiene, importantes matadores que han banderilleado. Hoy, mejor que nunca sin olvidar a “dominguines”, “girones” y otros de aquellos tiempos. Paquirri, Morenito, Soro, Mendes, Alcalde, Esplá, Teruel, Ferrera…y ahí está “El Fandi”.

Entre los toreros de plata, podría nombrar en el último medio siglo a medio centenar de grandes pareadores y asegurar que en numerosas corridas de toros si no hubiera sido por media o una docena de pares no hubiera habido algo para destacar. Añado que unos buenos y ovacionados pares predisponen al público a favor de la faena de muleta. Y sumo que el colocar vistosos rehiletes despacio, arriba, de frente y con soltura y torería en la salida no impide que los subalternos lidien bien, lanceen a tiempo, no se pasen de ración y apuntillen con certeza. Pero…eso del negativismo con los del sindicato de la madera… es una cosa que no comparte el público ya que la inmensa mayoría ovaciona los buenos pares, y hasta los regulares, cuando no es raro ver una tanda de naturales más que aceptable de la que se enteran pocos.

Tampoco el aplauso mayoritario es signo de calidad por lo que sucede en el ruedo. En la mayoría, inmensa, de los cosos españoles lo más palmeado son los molinetes de rodillas, las revoleras, los rodillazos, el derribo de un picador, el salto de un toro al callejón, la caída de la montera “bocabajo” en un brindis y las estocadas bajas que derrumban de inmediato.

Pedro Mari Azofra