En dos temporadas de novillero y ocho como matador de toros, Pedrés alternó con las figuras en todas las ferias y aportó nuevas estampas al toreo de su tiempo.
Estoqueó 359 corridas y 84 novilladas, siendo Madrid su lanzamiento, Sevilla su tarde más decisiva, y Albacete su querencia donde triunfó de principio a fin.
La Historia del Toreo está plagada de apodos, motes, sobrenombres…desde que los aprendices se inician en capeas, escuelas o festejos populares hasta que algunos se consagran y asientan en carteles de privilegio. En los pueblos de Iberia es raro el que no hereda un remoquete que se hace prevalecer sobre el nombre de pila…si es bautizado. En ocasiones se nombra por el apodo con cariño y en otras con mala leche o por molestar y hasta se añade lo de “conocido por mal nombre de…”. La gente finolis suele utilizar “el alias” pero no pueden disimular la sorna aunque traten de barnizar la expresión.
En el toreo hubo, y hay, miles de apodos. Algunos nunca debieron ocupar un cartel que anuncia un rito serio, culto y expuesto. Pero bueno. Cuando se llega arriba todos parecen naturales y más los no disparatados: Machaquito, Bombita, Gallito, Chicuelo, Armillita, Manolete, Parrita, Chamaco, Espartaco, Paquirri, Curro…
El año 1950, y antes, Pedro Martínez “Pedrés” alternó en capeas con Manuel Jiménez “Chicuelo II”, Paquito “Lorca”…en becerradas con “Carbonerito”, “Rayito”, Juan Montero “Potaje”… compañero en novilladas y corridas…Montero “perdió” el apodo familiar y en el toreo lo mantuvieron “Pedrés” y “Chicuelo” hasta su distinto final profesional. Manuel falleció en accidente de aviación cuando cumplía contratos en América y Pedro, hace décadas en Madrid, dejó “La Pedresina”, un pase de su creación del que se editó un sello de Correos con valor de 1,40 pesetas, como firma de sus diversos negocios comerciales o similares en tierras salmantinas cercanas a Ciudad Rodrigo y “la raya”, donde vivió varias décadas y se criaron sus hijos.
En Espeja están “Los Labraos” y “El Maíllo”, dehesas ganaderas de bravo con parte agrícola, y en Fuentes de Oñoro sus servicios de gasolina y supermercados con bar-restaurante. A un paso, Ituero de Azaba cuna del cura Diamantino García Acosta, 1943, migrante de niño al Cerro del Águila en Sevilla, donde nacieron Diego Puerta, Tábora… Cura obrero y de los pobres que se pagó la carrera con jornales y fundó el Sindicato de Obreros del Campo en Sevilla donde echamos algún rato.
Pedro Martínez González “Pedrés” nació en febrero del 31 en Hoyavacas, lugarejo de Albacete donde fue dependiente en tienda de tejidos alternando con capeas. En Albacete vistió el primer traje de luces en 1950 y debutó ese año con picadores y Juan Montero “Potaje”. La ciudad se partió en dos “facciones” con peleas en bares y mercados. Los dos preferidos y Chicuelo II “fundaron” y asentaron el toreo en Albacete. Recuerdo un verso de García Carbonell: “¡Ay, Pedrés! Cabal, torero y amigo, siempre Albacete contigo, antes , ahora y después”.
En 1951 toreó Pedro 32 novilladas con caballos, muchas con Montero y “Jumillano”, y en el 52 lo hizo en 51 tardes. El debut en Madrid, con Montero, movilizó trenes especiales de paisanos que llenaron Las Ventas. “Pedrés” cortó 3 orejas, salió lanzado como novillero y lo apoderó Camará. Ese año, en octubre, recibe la alternativa de “El Litri” en Valencia y al siguiente la confirma en Madrid en cartel con Juan Posada y “Jumillano” quedando al final de temporada primero en el escalafón y haciendo campaña en América. Torea 48 corridas, 44 al año siguiente y 38 en 1955, año de la grave cornada en San Sebastián.
Está 4 temporadas retirado, en el 56 torea un festival en Albacete, y son años en los que adquiere fincas y crea negocios en El Campo de Argañán. Reaparece en 1960 toreando 48 tardes, tres en la feria de Albacete con Dominguín, Ordóñez, Gregorio Sánchez… y en 36 carteles se anunció el 61.Pasa un año sin vestirse de luces pero disfrutando en tentaderos salmantinos y puliendo su toreo impresionista.
En años de novillero creó el “fallero” y luego se llamó pedresina. La diferencia es que el torero estaba en los medios y en la pedresina al hilo de tablas. La “primera” pedresina era una arrucina que se llamó fallero por hacerlo en Fallas de Valencia. Son suertes cambiadas por la espalda que marcaron una época y un torero.
Resumiendo la pedresina: Se inicia pegado a tablas, mirando a la barrera, con la muleta plegada como para iniciar un natural y sin abrirla. Quieto, se gira cuerpo y brazos, abre la muleta por la espalda y se pasa por el pitón derecho. Más o menos.
El gran dibujante Antonio Casero en “ESTAMPAS DE LA FIESTA” titulaba una, por 1953, así: “El caballo de Atila”. “Pedrés” iniciando la “pedresina” en lo alto de un caballo que pisa un torero, un libro…Al pie escribió el albaceteño: “Yo no quise pisar el toreo sino lo quise renovar”.
La novedad aportó pedresinas con la derecha, de rodillas…Pedro dijo que “fue una necesidad para hacerse notar en tiempos de mucha competencia y que exigía valor y aguante sin mover los pies y a cuerpo descubierto”.
Volvió en el 63, año en que por vez primera lo vi en Logroño, y formó la mundial en Sevilla, sustituyó a Ostos, en cartel con Camino y Gregorio Sánchez que sustituía a Puerta. Esa noche le firmaron 80 corridas. Cortó tres orejas a toros de Urquijo y sumó ese año 3 tardes en La Maestranza. Escribió Filiberto Mira en el libro histórico “Cien años de toreo en Sevilla”: “Fantástica la muleta –templada, mandona y honda- de “Pedrés” en la Feria de Abril. El manchego cuajó dos trasteos cumbres. Fue el año de las magnas faenas de Pedrés”. Ese año, en Calahorra, cortó dos orejas y rabo, Miguelín dobló el premio y Paco Camino fue pitado. En Logroño se anunció con El Cordobés y Dos Anjos.
En el 64 toreó 2 tardes en La Maestranza con Camino, El Cordobés, Curro y El Viti. Triunfó fuerte en Pamplona, inauguró la plaza de Marbella con Camino y El Cordobés, toros de Martínez Elizondo “Choperas”. Cumplió 65 contratos y al año siguiente 11. Fue el fin de luces, en Hellín con Camino y El Cordobés en cartel: Tres orejas y un rabo (14/9/65). Siempre bien, la 2ª parte de su carrera fue excelente.
“Pedrés” lidió en su trayectoria 84 novilladas picadas y 349 corridas de toros. Cobró 14 cornadas: Valencia, Bayona, Bogotá, Maracay, Madrid, Andújar, San Sebastián, Peñaranda… En los años 70 y 80 fue seis años, en dos tandas, empresario de Albacete asociado a los Hnos. Camará. También lo fueron unas temporadas en Valencia y Haro. Como criador de toros fue paseado a hombros en “su” pueblo, junto a los novilleros actuantes tras un encierro que resultó excelente.
En la capital albaceteña tuvo una peña que fundó José Aparicio Albiñana, abogado y periodista, en 1950. Se apagó en 1996…por falta de fondos económicos. José Jiménez Montero “Josete”, popular mozo de espadas y “capa” de joven, fue uno de los últimos miembros de la junta directiva y por quien la conocí, en 1986, cuando presentamos en Albacete “Toreros que aplaudió la mayoría”. Capítulos especiales se dedicaban a los toreros nativos “¡LA UNIVERSIDAD DEL VALOR!”. Especialmente a Pedrés, Chicuelo II y Dámaso González.
Como todas las figuras de su tiempo, Pedro toreó en las principales plazas de Francia, Colombia, México, Ecuador, Perú, Venezuela…y hasta en Orán (Argelia). Solía decir: “He pasado mucho miedo como torero, empresario y ganadero. Debo ser muy sádico porque me gusta sufrir”. Yo certifico que como ganadero de bravo le he visto disfrutar en muchas ocasiones. En la plaza de Logroño dando una vuelta al ruedo, en Laguna de Duero donde le indultaron un toro, en Francia… en Calahorra y mil veces en la placita de “Los Labraos” o en la de “Cilleruelo”, de su gran amigo José Matías Bernardos, “Raboso”. Bordaba el mejor toreo de gusto y quietud en los tentaderos.
“Pedrés” hace unos años que tiene los motores vitales atenuados y su vida discurre a domicilio con alguna excepción estival en sus predios ganaderos salmanticenses. Tiene el máximo sostén y atención en su mujer Teresa y sus hijos a quienes compensa con una sonrisa expresiva ¡Qué bueno ha tenido que ser para que le quieran tanto y tan bien!
Recuerdo que entre los años 30 y 35 nacieron un puñado de toreros que todavía disfrutan de la vida: Litri, Aparicio, Andrés Vázquez, Ostos, Curro Romero, Bernadó… y “Pedrés”. Buenos y diversos.
Pedro Mari Azofra
PIES DE FOTO
-Foto histórica: La “Pedresina”.
-Pedrés toreando al natural en Sevilla.
-Su última tarde de luces: Pedrés, Camino y El Cordobés (Hellín 1965).
-Las Ventas. Placa a El Cordobés. Con Pedrés que le confirmó la alternativa.
-Pedrés junto a su hijo Pedrito.