Ejemplo de utilización cultural, comercial y torera para el país en crisis y sin ferias

Roquetas de Mar es una población del Poniente almeriense, con varios “barrios” adosados, que andará por los 100.000 habitantes. Con numerosos hoteles, largos, cómodos y limpios paseos por su entorno a pie de playas, algún restaurante a nivel de los afamados en España, buen clima, arbolado, las firmas de grandes superficies comerciales de las capitales importantes y hasta un aquarium espectacular.

En Roquetas hay un gran Auditorio, un gran teatro moderno para entendernos, numerosos bares tirando a taberna, con atractivo en cuanto a ofertas y trato, y una miríada de incentivos más.

No hace tantos años que estrené esta villa. Sorpresa: Me encontré en la entrada del hotel con Diego “El Cigala”, cantaor de categoría, que esa  noche daba un concierto. A la guitarra, nada menos que Diego del Morao. Urgente me fui a taquilla. El coliseo estaba hasta la bandera y por la programación comprobé las ofertas de calidad que se ofrecen durante todo el año.

Diego Ramón Jiménez Salazar “El Cigala”, es hijo del guitarrista José de Córdoba y de Aurora, La Cojita, una de los diez hermanos que tuvo Rafael Salazar “Farina”. Aurora fue popular en Salamanca pasando el plato en los bares cuando cantaba o bailaba la familia.

El Ayuntamiento  y Caja de Salamanca me hicieron el honor de poder escribir la única biografía que hay de Rafael. “Mi Salamanca”: Cientos de fotografías y 350 páginas. El Cigala disfrutó unos días en Roquetas.

La plaza de toros de Roquetas, cómoda, limpia y para 8.000 personas, se levantó a principios de este siglo y “no ha costado un duro al Municipio” pues los bajos son restaurantes, comercios, bares de copas y negocios similares que tributan. La feria  es a final de julio y solo recuerdo a las principales figuras del toreo en las dos o tres corridas que suelen anunciar. Era gerente Manolo Caballero y ahora es Ruiz Manuel, torero almeriense al que vi con  frecuencia de novillero en Francia donde se hizo matador de toros. Triunfó “mil veces” en la feria de su ciudad pero no lo logró en Madrid donde toreó numerosas tardes. En su final le ayudó el riojano Rafael “Chavola”, sus inicios fueron de mozo de espadas en Logroño, muchos años representando a El Capea en México donde vivió décadas.

En uno de los locales de la plaza está el club taurino roquetero. Buena carta. Era primeros de marzo y daba una charla Eduardo Miura presentado por Luis Miguel Parrado, periodista taurino de Andújar, que coordinó magistralmente el coloquio. El salón cultural estuvo lleno y los asistentes, con afición, oportunos en sus preguntas. A una de ellas contestó así Miura: “Las figuras actuales del toreo no matan “miuras” porque no lo necesitan y los aficionados y el público no lo piden”. Más claro agua.

En el edificio de la plaza hay un museo taurino, moderno y completo, cuatro salas de exposiciones, un recinto amplio para audiovisuales y sala de prensa. El aula de conferencias es capaz y creo que olvido  alguna estancia más que añadir a una espaciosa recepción con publicaciones y una atención personal exquisita.

Los espacios  lucen históricos carteles, avíos taurinos, vestidos de luces, fotografías…ubicadas con gusto y accesibles a los visitantes.

Otra sorpresa. Unos 20 aficionados prácticos entrenaba en el coso. Llegan de Almería, donde no pueden practicar, y otras localidades. Saludamos a El César, urcitano, al que hizo matador, en Vera,  Manuel Caballero en presencia de Morante.  Toros de la familia Criado Holgado en la que Caballero es como de casa.

Todo lo descubrí y contrasté de forma particular. No me lo promocionó guía alguno. Se edita un periódico local, gratuito, y varias imágenes y pasajes centraban al alcalde y concejales. Paseando, me crucé con una pareja que me parecieron el regidor de Roquetas y  la edil de cultura: Señores Gabriel y Eloísa. Les saludé, pregunté si eran quienes yo creía y me lo confirmaron. Les dije: “Pensaba ir al Ayuntamiento para decirles: No sé, ni me importa, su partido pero me voy fascinado por la plaza de toros, su conservación, su “producción”,   el museo…Debiera ser modelo a imitar cuando la mayoría  en España están cerradas salvo algún día al año. Pueden sentirse orgullosos”.

Agradecieron, me hablaron de proyectos, de su feria…les dije que era un aficionado y al despedirme añadió el Alcalde: “Aunque nos ha dicho que no importa el partido, somos del PP”. Reiteré que es más importante la obra que la militancia.

En estas fechas, con la temporada taurina en el aire por castigo epidémico del COVID-19, dejo estas líneas por si pueden servir de modelo para tantos “monumentos” taurinos desaprovechados: Se acaban las ferias, o una corrida, y cerrojazo hasta el año que viene. A criar jaramagos y hierbajos.

Bonita es la panorámica del Castillo de santa Ana, el Parque acuático… ¡Pero la plaza, su provecho y cuidado me dejaron loco!

Visité Almería, muy cerquita, en el mismo camino. Alcazaba, Catedral, Muralla de Jairán, Aljibes, bares de la zona del Puga…y no podía faltar el coso taurino  con 10.000 localidades y bella estampa. Me sorprendió cerca de la fachada una placa: “Plaza torero Julio Robles”. Frente a la puerta principal la escultura de un torero a punto de hacer el paseíllo. Es el aborigen Julio Gómez “Relampaguito”, muy popular en su ciudad donde tiene calle y hasta un pasodoble le dedicó el maestro Padilla. En “su” plaza le dio la alternativa Bombita y se la confirmó en Madrid. Completaron carteles Machaquito y Rafal “El Gallo”.  Toreaba una al año…en su ciudad y ahí se retiró alternando con Marcial Lalanda.

En un bar, a dos pasos del coso, y uno de “Relampaguito”, pregunté cómo podría ver la plaza centenaria: “A la vuelta, en los corrales, vive el conserje Manolo. Llame y, según cómo lo pille de humor, se la enseñará”. Me recordó a José Luis López Vázquez, un poco más feo.

-“Buenos días. Soy un aficionado  del norte: ¿Podría asomarme un minuto y tomar una foto de la plaza para poder decir que he estado y la he visto por dentro?”. (Estaba viendo los tendidos al fondo).

-“Es imposible. Tendría usted que llamar a don Manuel…”.

-“Disculpe por la molestia. Buen día.”

Algunos de los “toreros” de salón en Roquetas me dijeron que, siendo de Almería, no les permitían entrenar allí. Se trata de un edificio privado y nada tengo que añadir. Pero es una lástima.

Pedro Mari Azofra