Muchos son los llamados y pocos los elegidos

Las gentes taurinas, lo mismo si se refieren a un triunfo que a una tarde desafortunada, suelen usar esta locución: “¡ Qué difícil es esto !” Claro que es difícil. Casi inalcanzable.

Rafael de Paula, esa pena de ciudadano que dejó en algunos ruedos pinceladas toreras sublimes para la historia, se quejaba en una reunión, charla o similar de que le exigían mucho.  Y preguntó a los asistentes: “¿Cuántas veces pintó Velázquez Las Meninas?. Yo he hecho una vez “eso” que recuerdan y esperan ustedes que…¡ Ahí está !”.

Mediada la década de los sesenta, el zamorano Manuel Martínez Molinero creó una escuela taurina en su ciudad para “sacar a los jóvenes de las capeas donde perdían la vida a cambio de nada”. Diez o doce años más tarde la trasplantó a Madrid y surgió la “Escuela taurina Marcial Lalanda” de la que han salido tantos toreros y que hasta el indecente pasotismo político ha hecho una labor impagable a la fiesta de toros. Parece que se va enderezando.

El lema escolar, memorizado por los aspirantes a toreros, estaba en el visible frontispicio: “Llegar a ser figura del toreo es casi un milagro. Al que lo logra, podrá quitarle el toro la vida pero la gloria jamás”. “Yiyo”, de la primera hornada en la academia madrileña, fue el primer alumno de esa facultad torera que dejó la vida en una plaza cuando alternaba con las figuras en las ferias.

Desde la fundación de Molinero se han multiplicado los centros de enseñanza taurina donde miles de jóvenes han aprendido la técnica de la profesión torera, su historia, la forma de estar en la calle, colocación en la plaza y una educación especial y concreta en mil detalles ¡Hasta en el hablar! Es difícil adaptar la docencia a expresiones del “alma”. En 2015 había en territorio español 55 escuelas de tauromaquia con 2.300 jóvenes formándose. En 5 años el número de escuelas taurinas había crecido el 30 %. Con lo del COVID19 se habrá ralentizado.

Al haber tantos escolares han surgido competiciones, bolsines se llaman imitando al que se creó en Ciudad Rodrigo para socorrer a los maletillas, y en ellas han participado y lucido miles de chavales de los que poquitos han consolidado un nombre que descuelle en el pelotón.

Hay toreros de feria y algunos pueden ser considerados figuras: Capea, Joselito, Ponce, Abellán, Finito, El Juli, El Fundi, Perera, Talavante, Urdiales, Ferrera, Castaño, Del Álamo, David Mora, Ginés Marín, López Simón, Garrido, Emilio de Justo, Román, Roca Rey …fueron alumnos en alguna escuela.

Nos acercamos a casa. La Federación Taurina de La Rioja, con apoyo institucional, ha organizado un bolsín regional en 15 ocasiones desde a el año 2003 hasta el 2018. En él han intervenido 182 chavales, en la mayoría de los casos preparados en escuelas taurinas de España  aunque los hubo franceses, sudamericanos y algún portugués.

Del centenar y medio que acudió a la llamada, fueron elegidos  48 y cada año resultó un vencedor. De los 16 premiados la mayoría no llegaron a matadores de toros y el resto, de momento, o no han pasado del anonimato o no  han superado la tercera o cuarta línea del escalafón: Martín, Martí, Casquinha, Jiménez, Lechuga, Huertas, Valiente, Romero, Silva, Torres, Flores y Molina. Garrido pudo arreglar la media gris…pero ahí le anda. De los finalistas adquirieron cierto nombre Tendero, Esaú y Borja Jiménez. De momento… para conocerlos la familia y dos más.

En el “Zapato de Plata” hubo cientos de pretendientes en 17 años. De ellos, 54 disputaron la final. A última hora se han puesto en la cumbre del interés  Alberto López Simón, Ginés Marín, Garrido… y  tuvieron lugar de buen tono Bolívar, Moral, Delgado…matadores de fundamento todos.

Lo anterior muestra lo difícil de una profesión que exige mil pitos que tocar para llegar a músico de banda. Lo de solista es el milagro de Molinero ¡Y milagros demostrables… pocos! Con esta peste actual hubiera venido al pelo uno gordo.

Sé de centros docentes bien estructurados, competente profesorado y apoyos oficiales bien repartidos. A nivel político, por centrarlo, dan oportunidades a los chavales en becerradas y novilladas sin picadores por los pueblos después de  curtidos con mucho toreo de salón y práctica con becerras en jornadas de campería.

Pero llega un hándicap difícil: A ver noveles no asiste gente…ni gratis. Ni la familia. Tiene que haber alguien que “invierta” en el rodaje, con más que dialéctica, y los tiempos van fatal para romanticismos, chaladuras y riesgos. Así ha puntualizado “El Viti” en ocasiones: “En el mundo del toreo somos tan brutos que criticamos a personas que aportan dinero para promocionarlo. Lo que no sucede en el mundo de las motos, las ciencias, la música y los deportes”.

A veces, hay subvenciones municipales y el modesto empresario, la víctima de la fiesta y no el penco que dibujó Zuloaga, medio libra los muebles. Pero saldar los gastos inevitables de los chavales es otro milagro. Todos defendemos las novilladas, fachendeando de taurinos, pero pocos acuden a verlas.

Traigo algunos ejemplos cercanos. Bilbao 2014. Semana de Las Corridas Generales. Agradables mañanas que a las 11  anunciaron dos novilladas en el cómodo coso de Vista Alegre. Una el jueves de feria, sin picadores, con los tres finalistas del certamen “Eres torero”. Plaza vacía y cosas muy importantes que recordar: Ni la prensa… acreditada asistió.

Al día siguiente se anuncia José Garrido con seis novillos y había “cuatro gatos”. Por 15 euros se podía asistir a cualquiera de los festejos.

Podría traer a cuenta reciente una novillada en Alfaro, las de  feria en Salamanca con  nativos que llegaban con leyenda de buenas promesas…y cientos de festejos, sin gente en los tendidos, por toda Iberia. En las plazas de Madrid y Sevilla, en las que los llenos se limitan a fechas claves a favor de sus carteles, fuera del cogollo feriante hay ruinosas panorámicas en sus desolados tendidos. Me gusta ver novilleros en Madrid y en  2018 abundaron entradas de un cuarto, un tercio y algún quinto de plaza con ellos.

Esto hay que hacerlo constar como reflejo del estado comercial y de interés de la fiesta cuando terminó el 2019. Si juntando tres matadores, de los de arriba, no se llenan muchas plazas ya está explicado lo demás y sobran divagaciones para señalar que todo lo referente a becerradas, novilladas y similares interesa a muy escaso público hasta cuando se ofrece a puertas abiertas.

Hace 40 años un grupo de aficionados logroñeses organizaban novilladas  sin picadores. El 23 de marzo de 1980 se anunciaron erales de Pedrés, costaron 600.000 pesetas. Debutaron Juan Cubero, Lucio Sandín, cortó la única oreja de la tarde, y José Cubero “Yiyo”. Casi lleno y 1.200.000 pesetas de beneficio, cobrando todo el mundo, para un centro de educación especial. Hoy no irían ni los areneros.

Madrid, Sevilla, Valencia, Albacete, Alicante, Pamplona…son ferias rentables pero hay que tener en cuenta que hablamos de  millones de habitantes y que ofrecen aforos en sus cosos similares a los de hace un siglo. Esas plazas están medio vacías cuando anuncian un festejo rematado, y más si es una novillada,  fuera de históricas fechas “de oro” ¡Y están cerradas, la mayoría, casi todo el año…o todo!

Pedro Mari Azofra.

PIE DE FOTO: Lucio Sandín, Juan Cubero y “Yiyo” el 23 de marzo de 1980 en Logroño. Su edad: 18, 17 y 16 años respectivamente.