Recuerdo taurino a José Luis Cuerda: Guionista, director, productor de cine y bodeguero.

Amigo y admirador de Rafael Azcona, fue homenajeado en el «FOC» de Arnedo en el 2013

En uno de los luminosos y templados días que abrían el pasado febrero de 2020 se fue para siempre José Luis Cuerda: Inteligente, creador, sagaz, rey del humor disparatado, profundo, disfrutón, lleno de gracia bendita, talentoso, con envidiable perspectiva irreverente de un mundo “hipócrita hasta la médula” y raciocinio crítico y ateo, de aguda retranca manchego- gallega, librepensador, dios de la incongruencia, mordaz, ameno, cariñoso, culto…¡No alcanzo más!
Mediado enero adquirí “Memorias fritas” (Pepitas de Calabaza) de José Luis y leí sin más el capítulo sobre Azcona y otros de al lado. Con el divertido libro andaba por la mitad cuando me turba la partida de Cuerda ¡Qué pena! Rafael Azcona guionizó 3 de sus 26 películas: “El bosque animado”, “La lengua de las mariposas” y “Los girasoles ciegos”. Las dos últimas y “Amanece…” se proyectaron en el arnedano Octubre Corto 2013. Me encantan por su fondo y forma, solo he leído elogios de ellas pero ni mi cultura sobre cine ni mi talento me dan para anotar más. ¡Me cautivó la exhibición de “Amanece” en el atrio del teatro Cervantes de Arnedo!

Añado lo que he leído y escuchado a Cuerda: “Rafael es lo mejor del cine español, trabaje con quien trabaje. Con él aprendí, riéndome, y era una lección magistral llena de anécdotas. Fue la persona mejor y más honesta que he conocido y con más talento para captar la realidad externa con ternura”. Hay muchísimo más.
En un acto azconiano de Madrid, tras la muerte de Rafael, saludé al manchego y salió a colación su paisano torero Pedro Martínez “Pedrés”. Lo vio torear de chaval y su padre fue, a muerte con los “potages” que acaudillaba Montero, de la facción “pedresista”. Comenté que nos íbamos a reunir en el restaurante “Landó”, nuestro refectorio oficial con Azcona, para recordar al ilustre riojano y José Luis disparó que le gustaría estar: “Por conocer en persona al torero y por Rafael”. La comida, 2010, fue de las más divertidas de mi vida. No comieron mucho pero disfrutaron hablando de todo y dando un repaso al Albacete de los 50 y 60. Como de memoria ando justito, en estos casos solía usar una mini grabadora de bolsillo con absoluta discreción.

José Luis recordó su estreno en plaza taurina viendo desencajonadas, charlotadas, becerradas y novilladas baratas. Citó a Llapisera, El Empastre, Los Calderones… “Los toros en feria siempre fueron caros”. Entre Pedrés y Cuerda mentaron a Mancheguito, El Grillo, Angelete, El Filigranas, El Chivato, El Solera, El Ñoño, Antoñés, Barberillo, Paco Mora, El Molinero, El Carpi, Rojas, Correas, El Gasolina de Málaga en becerrada con Dámaso González de sobresaliente, Vergara, Osuna, Amador…Los dos manchegos los relacionaban con los vendedores de navajas que llegaban en vísperas de feria con la mercancía atada a la cintura.

Albacete en los 50 y 60 se calentó con Pedrés y Montero. Daban muchos festejos explotando la fiebre y a los oriundos aspirantes a toreros. Cuerda contaba, ¡y cómo lo contaba!, de un perro y una cabra que toreaba de chiquillo y le llamaban Pepito Cuerda sin tener ilusión por ser torero. “En todo caso picador, por lo gordo”.

Razonaba su heredada querencia pedresista: “Entre partidarios había peleas atroces. Los críos éramos de Pedrés. Nos gustaba más la temeridad que la técnica. Casi todas las faenas de Pedro eran triunfos y Montero era menos regular porque los toreros artistas son más desiguales”. Recordaba la finura gitana de Manolo Amador que entrenaba en las cuadras de su tío Leovigildo, tratante de mulas.
Con Azcona no asistió a los toros José Luis pero comentaban si los veían en televisión: “Rafael era buen aficionado pero echaba de menos, en el Madrid laborable, la fiesta popular provinciana que acompañaba con ambiente a las corridas”. No entendían los desvelos animalistas de los antis con tantos seres humanos que hay peor tratados que los toros. Pedro, que hablando de Albacete y sus gentes daba impresión de no haberse ido nunca, aportaba material, contrastaba y lució su filosofía popular especial y proverbial amenidad documentada que siempre ha derrochado y que sorprendió a Cuerda que lo tenía por discreto e introvertido.

Le hicimos hablar a José Luis del cine taurino, que no ha tocado pero alguna película vio de niño. Destacó “Torero”, dirigida por el exiliado español en México Carlos Velo, por el miedo, angustia y soledad de Luis Procuna, protagonista. Habló de “Matador” de Almodóvar, de “Juncal”, “El Monosabio”, “El momento de la verdad”, protagonizada por Miguelín, de “La vaquilla” de Azcona, que “refleja la importancia de la fiesta en la vida española hasta en tiempo de guerra civil”, y de “Mi tío Jacinto”, una de las preferidas de Rafael. Un pobre torero tratando de sobrevivir en la penuria y cuidando a un sobrino (Pablito Calvo). Le brindan la oportunidad en una nocturna, se ve negro para alquilar un vestido de torear y en el metro vestido de torero, con el sobrino, se va a Las Ventas: Era una charlotada y se suspende por lluvia ¡Cómo lo contaba José Luis y apuntalaba Pedro lo de la oportunidad!

Hubo recuerdo para “toreros de cine” como Mario Cabré, Pepín Martín Vázquez, Rafael Albacín, Miguelín, Enrique Vera, Arruza, Ángel Peralta, El Cordobés…Y para el buen guionista, director y aficionado taurino Agustín Díaz Yanes, hijo del histórico subalterno “Michelín”, que suele insistir en lo difícil que es rodar temas taurinos en un ambiente popular animalista y con presiones de lobbys.
El toreo tiene cartel en el cine con kilómetros de celuloide y Cuerda remataba diciendo: “Tiene que ser difícil inculcar a un actor, sin ser torero, su miedo, el miedo al público y el miedo al toro”.
Con el plácet del restaurantero Ángel, qué bien le pega el nombre, peón de confianza, se alargó la jornada. Cuerda no asistía mucho a las plazas. Hacía años que no iba a Las Ventas y apuntó que la faena de su vida la vio a Paco Camino en Albacete: “En poco espacio, relacionada, fácil y estética. No me enteré del tiempo”.

Señaló que los toros le parecían flojos, a veces tontos, de sangre fría y fáciles de torear con el pico de la muleta. Se había desanimado hacía cuatro o seis años dolido por la falta de escrupulosidad seleccionando toros fieros y la exigencia de las figuras con los mansos que se pagan más caros que los bravos. No había visto a José Tomás y deseaba verlo por los comentarios de alto riesgo sobre su toreo. Evocó tardes célebres con Dámaso González aunque su toreo no le cautivara.
Al despedirnos me dejó escrito: “Para Pedro Mari, con nuestro cariño por Azcona de por medio, agradecido. José Luis Cuerda”. Oro en paño.

En el 2013, el Festival de Cine Octubre Corto de Arnedo laureó a Cuerda con el Premio Rafael Azcona. El manchego no cesó de ensalzar al riojano en privado y en público. Coordinó una cata de San Clodio, su ribeiro con uvas autóctonas en tierras de Cubilledo-Gomáriz por el concejo orensano de Leiro, cautivó a las gentes de Arnedo y Chechu León, uno de los motores de Octubre Corto, no se cansa de ensalzar sus cualidades de genio mezcladas con humildad y servicial campechanía.

El pasado Octubre Corto pensaron homenajear a Cuerda con una película que basó su dirección en un guión de Azcona: “La lengua de las mariposas”. Con la COVID sin olvidarnos, tuvieron que lidiar dificultades y acoplar proyectos y posibilidades para sacar adelante tan serio e histórico plan cultural.

Pedro Mai Azofra

PIES DE FOTO
1- José Luis Cuerda, Pedrés y Pedro Mari Azofra.
2- Azofra, Pedrés, Cuerda y Ángel del “Landó”.
3- Pedro Mari, Pedrés y Cuerda.