-Se basa en la muerte, por graves cornadas, del novillero sevillano Antonio del Castillo en Masueco de la Ribera, Salamanca, en agosto de 1952.
-Todo el “toreo” salmantino de la época está encajado en la novela, con dibujos, fotografías y la copla “Romance de Valentía” de Concha Piquer: “…con sangre de Andalucía en campo de Salamanca”.
-¿Recuerdan a Pavesio, Toreri, el señor Primi, Jerte, El Zamorano, Peñita, Encinas, El Huevero, El Latas, El Muertes, El Tino, Niño del Abanico, Santos Roda…? Aquí están todos.
-Contiene gran documentación histórica, textos de “Pueblo”, “El Adelanto”, “La Gaceta Regional”…acta de fallecimiento y entierro en Vitigudino.
El periodista y escritor salmantino Paco Cañamero acaba de añadir a su gloria literaria un triunfo más con la reciente edición de “Romance de Valentía”. Se trata de la vida y tragedia del modesto novillero sevillano, de Alcalá de Guadaira, Antonio del Castillo, en la plaza de carros de la localidad salmantina Masueco de la Ribera el 21 de agosto de 1952.
Antonio había contratado dos tardes por 3.000 pesetas. Novillos utreros… o toros, sin afeitar. Recibió varias cornadas graves: Evisceración intestinal, heridas profundas en el Triángulo Scarpa…Una mesa de madera en el Ayuntamiento, unos libros de almohada…y el médico del pueblo. En el camino hacia el hospital de Salamanca murió antes de llegar a Vitigudino, donde fue enterrado.
Antonio, 26 años, hacía un par de ellos que vivía en Salamanca toreando festivales y novilladas en los pueblos. “El Cossío” señala que en el año 50 toreó en Madrid una novillada nocturna sin picadores…y que residía en Salamanca.
Nacido en Alcalá de Guadaira, hoy andará por los 80.000 habitantes, a 16 kilómetros de Sevilla. “Alcalá de los Panaderos” fue su nombre popular y sus gentes vendían pan en Sevilla y otras localidades cercanas. Siempre tuvo escuelas taurinas pero no toreros de “cartel” en casi el último siglo. Se citan a Moreno de Alcalá, Paco Martín Vázquez el “fundador” de la saga…algún novillero como Gómez o De los Reyes…En 1961 inauguraron plaza de toros Bernadó, Miguelín y Rafael de Paula con el rejoneador Baldomero Gaviño, que luego fue alcalde en Bormujos. Toros de Albaserrada. La plaza se derribó medio a escondidas, el Ayuntamiento prometió otra nueva, engañando…pero nada de nada…y así siguen con alguna portátil y festejos modestos. Creo. Sin destacar nada en lo taurino.
VAMOS CON EL LIBRO
El autor ha hecho un derroche de documentación y luego ha formado el interesante historial con recuerdo para todo el toreo “popular” y castizo salmantino de los años cuarenta, cincuenta…y algo más. Una delicia. Un tipismo serio con interesante prólogo del escritor Paco Aguado.
El libro contiene páginas del suceso publicadas en agencias, “Pueblo”, “El Adelanto”, “La Gaceta Regional”…el acta de defunción extendida en Vitigudino, un saco de ilustraciones a plumilla, o similar, de Paco Garcinuño, fotografías del protagonista el día del accidente…y hasta un diccionario de jerga taurina en desuso.
El título del libro, con titular que inspiró a Concha Piquer la copla “Romance de Valentía” que estrenó en el espectáculo “Puente de coplas” en marzo del 57 en el Teatro Apolo de Valencia: “Era muy poco en la vida, tan poco que nada era. Por no tener no tenía ni madre que lo quisiera. Era un triste aficionado que buscaba la ocasión…Romance de valentía, escrito con luna blanca y sangre de Andalucía en campos de Salamanca”. Y lo demás.
TODO EL TOREO SALMANTINO
Paco ha ligado en 250 páginas, con tipo de letra de las que facilitan la lectura, a todo el toreo popular salmantino de los años posteriores a la Sublevación Armada…y más. Se ha parado en los “sesenta” cuando despuntaron Almaraz, Llantada, Giraldés, Barrero, Joaquín Cortés “El Niño del Abanico”, “Camperito”, Guerra, El Candi, Cuadrado, El Fede, conocido como “El Maestro” en Sevilla donde coincidimos unos años, Flores, Fuentes, “El Tino”, La Calle…
Las anécdotas y citas son una delicia. Y allí “salen” el camero Gerardo Pavesio, Dionisio “Toreri”, El Primi, una institución maña en Salamanca, Manolo Romero, sevillano “de” Salamanca, Valentín “Jerte”, “El Sera”, el transportista de ganado Mosquete, Varelito, camarero en “El Chino”, “El Zamorano”, Florentino Flores, Prudencio Encinas, “El Titi”, “Peñita”, administrador de hospedaje por La Vaguada de La Palma o por allí, el abogado Santiago Santos Roda, de la calle Toro que une la Plaza Mayor con palacio Moterrey y Agustinas, primer apoderado serio de Andrés Vázquez, Pepe “El Huevero”, de Fuentes, El Latas, El Muertes, Sandalio de “Los Limoneros”, apoyo de Rafael Farina en sus principios, “El Aldeano”…¡Qué sé yo!
Echo de menos algún fotógrafo importante y taurino como Los Angeles o aquel amigo y seguidor de Victoriano Posada y algún otro. Puede que aparezcan…pero cuando uno llega a octogenario pierde calcio y memoria. Aunque no las costumbres de tomarme un traguito mientras escribo esta invitación a pasar y recordar un buen rato con cuatro detalles de los miles que acumula el ejemplar.
Todos relacionados con el mundillo taurino, puestos y citados a tiempo y con capítulo especial a la familia Ortuño “Jumillano” quien le había regalado el terno que vistió el novillero el día de la tragedia mortal.
Hay mil detalles más, familiares, sociales, de alterne torero, hospedajes, copas, paseos…todo hilvanado y bien traído por Paquito que ha preparado una novela basada en un hecho histórico y que incluye tauromaquia, costumbrismo, ciudadanía, humanidad y una crítica a los festejos crueles y primitivos que se organizaban en pueblos y que eran como un desahogo de aquellas gentes rurales en sus fiestas patronales tras la procesión, “misa mayor”, sermón y hasta baile de mediodía.
Querían, y exigían, los toros más grandes, que los toreros se la jugaran sin dudar y era como el rato de revancha y exigencia…después de los tragos festeros y tras las duras tareas campestres con azada, morisca, hoz y zoqueta, vertedera, arado tirado por vacas y acarreo, trilla, vendimia de racimo en racimo y cesto al hombro, remolachas con laya y de una en una, patatas a mano…aquellas gentes se volcaban en las capeas, novilladas, festivales…y que no se les fuera un pie a las “figuras” porque les tiraban de todo…menos flores. O los “invitaban” al río.
Hoy, con máquinas vendimiadoras que recogen en una hora una hectárea y depositan los granos en remolque metálico, que otro “artefacto” en media hora llena un remolque de remolacha pelada, una cosechadora deposita miles de kilos de grano en unas horas…no tienen sitio aquellos festejos primitivos y hasta los criados en el mundo rural disfrutamos viendo las principales ferias de España con las figuras del toreo por televisión. Se han civilizado los festejos populares.
Supongo que no quedarán carros para las portátiles al pie de la “cangrí”. Ni nativos jóvenes en los gaches. Hace casi un siglo emigraron y antes debieran haberse ido. La mayoría no tenían “nada” propio y en ciudades industriales han cambiado la vida a mejor para los que queden y sus descendientes.
Los que habitan o visitan los pueblos…viven como reyes con todas las comodidades. Ole.
Me voy por los cerros de…mi pueblo o cerca para animarles a que lean la última novela de Paco Cañamero. Es taurina, costumbrista, recuerdo a la Salamanca torera, la que me hizo aficionado los años 60 y 61 y de la que guardo recuerdos inolvidables ya que posteriormente, aquellos toreros, y no digamos los que fueron matadores y figuras los sentía como algo familiar. Pero ya tienen su literatura y su historial en todas las publicaciones taurinas hasta hace un rato. Y la mayoría en merecidos libros históricos para la Tauromaquia universal.
Pedro Mari Azofra
PIES DE FOTOS:
-Portada de “Romance de valentía”.-Paco Cañamero presentando en Logroño su libro sobre Navalón y con directivos de la Peña logroñesa “El Quite” presentando el libro de El Viti, el de Andrés Vázquez…y con el célebre y practicante aficionado taurino Pepe Rioja promotor de festejos y apoyo de toreros principiantes.