Este es un ingrediente que vendría ahora muy bien, en general. Ese “algo” que indica que las mismas finalidades se obtengan de manera más o menos personal y bella.
Hay cantidad de toreros que se parecen el uno al otro en sus faenas como dos gotas de agua. Suelen tener unas ideas en la mente, y una faena, y si el toro “no se acopla” ya no saben por dónde meterle mano.
Hace poco vi torear a Andrés Vázquez, que tiene casi medio siglo. Empezó a ser “alguien” en el toro cuando a esa edad otros lo dejan por miedo, por los desengaños o porque están ricos… los menos.
Parece imposible que un hombre con tanta lucha encima, que ha tenido que romper tantos moldes y prejuicios, tantas risas y desprecios, porque no pudo “romper almas” como hubiera querido y debido, haya llegado a concebir y expresar el toreo con tanta naturalidad, pureza y variedad.
Puedo demostrar que donde esté la voluntad más indomable de la historia de la tauromaquia, y la más sufrida, puede estar la suya.
Pero no acababa de convencerme, que también donde esté el mejor arte y la más pura y recia ortodoxia táurica puede estar también la suya. Y debo decir que Andrés ha salido del surco duro e ingrato del campesinado de secano, y en su lucha no ha podido aliviarse ni con las hechuras de cuerpo bonito y “tipo torero” que tantas facilidades ha dado a muchos tunantes, ni con el recuerdo del antecedente taurino o influyente de “niños con suerte” con que tantos han decepcionado. Andrés produce hoy esos “pellizcos” auto gestionados y asimilados por su potencia creadora y su veta artística o técnica. Y se transforma cuando interpreta el toreo, de tal manera que su conjunto estético pega “más golpe” que el que interpretan los diestros bien dotados, pero sin ese sabor torero que tiene este hombre.
Recientemente lo he visto en Vitoria y en Gijón ¡Para mí fue algo enorme! Pensé que estos fenómenos debieran estar becados para dirigir una escuela nacional taurina del buen gusto de torear ¡Y no olvidemos la variedad! ¡Hoy que todo se quiere reducir a cuatro pases de muleta!.
Toreo variado de capote llevando al burel al caballo. Orden y colocación en la lidia. Estatuarios. Pases de pecho, lentos por un pitón y hasta la hombrera contraria. Giraldillas, molinetes, afarolados…abaniqueo pausado. En fin. Todo el repertorio. Para matar, con lentitud y en el momento oportuno, no usa espadita de madera y entra sin precipitación. Y para final hasta el detalle torero de esperar la muerte recostado en tablas.
Se me podrá decir: “Eso con miuras”. Amigos, ya es hora que un hombre a quien nada le han puesto en la mano pueda ir un poco desahogado a cambio de repartir lecciones. Hay quien va cómodo toda su carrera y no ha salido de la monotonía y del mecanismo impersonal.
Ya mayor Andrés, cuando vivía en Salamanca y toreaba sin picadores en Logroño, se intuía que un hombre con tanto sacrificio a la fuerza debía de triunfar. Querían formarle “collera” y toreaba mano a mano con Pepe Llantada. Y había calor en el ambiente charro. Era el año 59. También actuaba bastante con Barrero, con simpatía en la ciudad del Tormes. Eran niños a su lado. Y me decía un forofo salmantino: “Andrés llegará a ser banderillero de Barrero”. Cada vez que lo veo se lo recuerdo.
Es la primera vez que escribo del zamorano Andrés. Pero con una inmensa alegría. Más por ver que ha cuajado en gran figura del toreo, ¡ojo no multitudinaria! , y que ha perfeccionado su ansia de formación integral, para él entonces inasequible, que por saber que se ha puesto rico como un marqués rico, y que no les falta de nada a él y a los suyos.
No me gusta, en cambio, que considere estos triunfos como base para seguir toreando. El público le hará sufrir mucho en los fracasos, que van junto a los triunfos, y no vale la pena llevarse malos ratos a estas alturas. Los mismos que en un festival o corrida benéfica te sacan a hombros, te pueden tratar de todo lo peor cuando de una corrida normal se trate. Y no vale la pena manchar un final tan bonito.
No se acepta con facilidad el triunfo del que consideraron “cazurro del campo” y que ahora saben que es una figura. Ni siquiera en el mundillo del toro. Hay que llamarse Currito, ser hijo del campanero de La Giralda, bautizado en el Guadalquivir y ofrecido al Gran Poder y al Rocío. Es un ejemplo.
Yo creo que las ferias ya no son para ti. No te merecen del todo. Y sé que te pasas vacas como mansos de grandes en los tentaderos con más casta que cualquier chaval. Pero no es eso. Una hoja de servicios cerrada por todo lo alto no se puede exponer a hacerle tachaduras.
Hay muchos festivales para matar la afición, aplacar el ansia de gloria, impartir las lecciones magistrales de “saber estar” y torear con ritmo, variedad y buen gusto.
Se está haciendo buen toreo por parte de algunas figuras. Pero se está despersonalizando y haciéndole perder variedad ¿Dónde están los quites? ¡Con lo vistosos que son y la cantidad que hay! No se busca el deleite. Parece que tienen prisa por acabar. No importa más que los muletazos. Y eso, sin lugar a dudas, es acortar la fiesta de toros. Mecanizarla. En tres palabras: QUITARLE SABOR TORERO. Disciplina que puede enseñar en cantidad, pues posee su metodología, Andrés Mazariegos Vázquez. Pedro María Azofra.
AÑADIDO “A TORO PASADO”
En las referidas tardes de Vitoria y Gijón ( 8 y 10 de agosto), Andrés toreó con Paquirri y Capea en Álava, corrida de Juan Mari Pérez, y Curro Romero y Rafael de Paula en Asturias con toros portugueses. En Gijón, De Paula obtuvo 2 orejas y Andrés 2 y rabo. Poco antes, en Benidorm, toreó Vázquez ( 3 orejas) con Palomo y Ruiz Miguel y en la misma plaza cortó 3 orejas en cartel con Camino y Ortega Cano.
Toreaban en el 77: Manzanares, Capea, El Viti, Paquirri, Alcalde, Camino, Dámaso, Teruel, Ruiz Miguel, De Paula, Curro, Galán, Palomo, Esplá, Galloso, Manili, Roberto, Márquez, Robles, Ortega Cano, Fuentes, Bernadó, Manolo Cortés…
Andrés Vázquez, nacido en 1932, debutó el 1960 en Madrid con Antonio León y Manuel Amador. En 1962 tomó la alternativa en Las Ventas (2 orejas) con Gregorio Sánchez y Mondeño. Suma 10 Puertas Grandes en Madrid. La última (15-5-1977).
Sus retiradas: Años 74, 82 y 85. En el 2000 toreó 2 corridas. La última en Zamora con Rivera Ordóñez y “El Juli”. Toros de Alfonso Navalón.
Cornadas: 22. Hasta el 1977: 18.
- Zamora. Con 80 años mató un toro de Victorino: 2 orejas y rabo.
Andrés murió el 17 de junio del 2.022: Hospital Comarcal de Benavente.
Pedro Mari Azofra
PIES DE FOTOS:
-Detalles de torería de Andrés Vázquez en Madrid, su última tarde en Zamora a hombros de toreros y una caricatura del artista aragonés maestro Carmelo Caatraz.