Un recuerdo para Miguel Flores, torero, inversor taurino, poeta y ciudadano ejemplar.

Apuntillaba enero de 2015 con días neblinosos, sombríos…tétricos. Desde mi búnker solo distingo cercanías. No diviso Laturce y La Pedriza mirando a Clavijo o la peña La Aldera oteando a Islallana. Ni los montes del Serradero en Moncalvillo. Ni Sorzano al pie del Chozón.  Solo un débil goteo que mantiene la humedad y lágrimas en los ciruelos, olivos o en la morera, el níspero, los nogales y las parras ya podadas.

Me acongoja la salud de un amigo de hace sesenta años: Miguel Flores. Va a cumplir 89 y está malito. Tengo confianza pues su hermano presume de 96 en Sevilla. Casi a diario me pasan el parte. Voy a verle y siempre me regala cosas para “aprender”. Miguel ha “invertido” en muchos becerristas, apoderó a toreros, hizo matadores a nueve novilleros…entre ellos a Morante de la Puebla al que “acogió” tieso y tirado. Le duplicó novillada en  Arnedo, Sevilla y Madrid, firmó su alternativa en Burgos y 20 corridas, lo puso en América… ¡Y así a otros! Tuteló a Julio Aparicio, Salvador Vega, Pedro Lara…Apoderó a Paco Alcalde, El Madrileño, Raúl Aranda, José Ignacio Sánchez…Con la mayoría viajó por España, Francia y América.

Conocí a Miguel en Salamanca por el 59, siendo yo aspirante a misionero y él a figura del toreo. Ya madurito, destacaba entre los cofrades por su correcto porte, finos modales y habilidad en el trato con las damas, sin distinción de clases.

Hemos compartido afición, campo, amistad, hotel y casa. Yo no pasé de monaguillo de segunda en escalafón frailesco de convertir infieles  y Flores no saltó de novillero modesto con picadores pero disfrutó toreando festivales y campeando hasta hace un rato. Apoderó e hizo matador al valenciano “Chavalo”, que no hace tanto escribió un libro con matices injustos y cierta crítica…echándole la culpa al suelo. Miguel, “para que sepas de qué va más que otros”, me da unas cuentas toreras de las de ovación. No descubren el santo Grial pero entretienen, certifican e ilustran.

Plaza de Hellín, Albacete. Día de Santiago del 74. Buena entrada. Novillos, con buena presencia y bravos, de María Sánchez de Terrones para  Juan Martínez, Sebastián Cortés y “Chavalo”. A oreja por coleta. El gasto de “Chavalo” sumó 35.965 pesetas y la empresa  le pagó 35.000. Otros detalles nos llevan a la juventud: Por 70 litros de “súper” se pagaron 1.370 pts.  200 por una lámpara del coche que se jodió y se invirtieron en La Tobarreña 1.607 pelas en gazpacho, lomo, chuletas, ternera, jamón, vino, gaseosa, café y postres.

La Agrupación Sindical de  Novilleros  del Sindicato Nacional, se llevó 275 del ala. La Agrupación Sindical de Mozos de Espadas, Picadores y Banderilleros apartó 145 pesetas. El restaurante del hotel Hellín sirvió, por 1.452 pts. La comida y llega lo de los sueldos y… que “se torea para pagar los honorarios a la cuadrilla”.

Dos picadores y 3 banderilleros a 4.500 y el “mosoespás” a 3.000. Cuadrilla y matador  aportaron a la Seguridad Social un 5 % que supuso 1.765. Añadan 705 pesetas de hotel por vestirse y  desayunos, coche de picadores, visado del consulado venezolano por relación especial del “ché”, taxis varios, certificado de penales, Montepío, limpiado del vestido, 300 pesetas, lavado de ropa interior, 200, cosido de capote y muletas 200, visados de la empresa  275 y  50 de propinas.

El capítulo final merece comentario aparte: La “prensa” se llevó 3.000 “pelañís”… en Hellín. Se supone “prensa” de Albacete.  O se le asignaba a la hora de justificar cuentas. Certifico de “sobres” en los que el “mosoespás” ponía un “parné” para cierta “prensa”, que no trincaba, e  iba a su bolsillo. Aporto datos para que los que leen sepan más que los que solo tienen ocasión de lidiar a tontos.

Tras la Sublevación del 36, la mayoría de los cronistas  pagaban las páginas taurinas con dinero de los toreros. Eran diarios controlados por “Prensa y Movimiento” con una censura inquisitorial salvaje y vandálica en otros temas…

Han publicado, “gentes del negocio taurino de entonces”, que el capítulo dedicado a publicidad en el honorario de los toreros solía ser de hasta el 30%. En el punto de mira estaban los publicistas o críticos taurinos pero la “empresa” editorial es la que se llevaba el manso y abundancia de invitaciones para familia y amistades.

Al inicio de la década del 70 se lidió el toro con 4 años, se fue aliviando el “desvío”, se llegó a borrar, o a casi, la carga, la crítica casi se independizó y fue haciéndose más verdad, dura y fiable que en décadas anteriores. Por los ochenta hubo críticos que se pasaron de protagonismo y dureza con toreros destacados.

Siempre fue difícil el lanzamiento de toreros principiantes y en la mayoría de los casos los inversores no recuperan “el capital”. Cuando interesaron Rafi Camino y Litri, sus padres adelantaron un dinero fuerte para la botadura. Mediados los cincuenta, debutar con picadores en “Vistalegre” de  Madrid costaba 5.000 pesetas, gastos de cuadrilla, estancia y desplazamiento. Apoderado, amigos, familia…Debuts de Miguelín, Andrés Vázquez, Barrero, Diego Puerta, Limeño… Si el chaval repetía, pagaba 2.500 pesetas y gastos. Si volvía solo pagaba los gastos y si toreaba por cuarta vez la empresa se hacía cargo de todo. Miguel Flores debutó en esta plaza y sufrió una cornada horrorosa en el vientre. Como le ocurrió a Julio “El Algabeño”, placeado en La Rioja y en el norte sin picadores: Debut y cornalón.

“Chamaco”, que mandó un rato en el negocio y toreó 156 tardes en Barcelona, la mayoría con lleno, se presentó en marzo del 54 pagándose los gastos y abonando a Balañá 30.000 pesetas para aliviar en novillos y pagos generales. Al acabar la novillada devolvió “don Pere” la fianza, 14.000 pesetas y firmó pagar 25.000 para la semana siguiente. En la tercera tarde pagó 50.000 y al rato 100.000 para  las 24 tardes de esa temporada en la Ciudad Condal.

Miguel murió el 4 de agosto de 2016. Partidario de toreros de arte, “adelantó” fianza para un ciento y él no quiso tomar la alternativa. Decía: “Mejor ser buen aficionado que mal profesional”. Poeta, rapsoda y autor de “Como los ángeles…quisieran torear (Romances taurinos y otras vivencias)”. Nació en la Axarquía malagueña, se crió en tierras granadinas de Loja y se inició como torero en Camas. Dejó un ejército de amigos y admiradores en el planeta taurino y en la vida cotidiana por su desprendido comportamiento, alegre trato y estilo de convivencia.

La evolución y clima de la fiesta será difícil que aporten un personaje tan diverso, completo y entregado a la causa. La historia del toreo, sin haber triunfado de luces, le hará justicia con un puesto eterno en su cartel de elegidos. Rara vez quien recibe lo que no merece agradece lo que recibe. Mucho menos… en este mundillo de luces y sombras.

En la imagen que mostramos, el maestro Miguel Flores, inolvidable entre la torería.

Pedro Mari Azofra.