Día en grande en Las Ventas, el día de la Beneficencia que tantas tardes nos han dejado para el recuerdo en la historia de Madrid resultó un día con más sombras que luces. Hoy el toreo que gusta en esta plaza no ha llegado hacerse presente en ningún momento. Con el Rey en los tendido, una plaza donde no cabía un alfiler, había todo tipo de fauna en las localidades, desde aquel que da gritos a favor del Rey, el de Viva España etc, también los del gin tonic, los camorristas palmeros que defienden el destoreo, el que pasaba por allí, pero aficionados 4. La mitad que los toros del Cuvillo que se pasearon por los corrales, ante la mirada de veterinarios y tal.
Hasta 8 toros tuvo que traer el ganadero de Nuñez del Cuvillo para que la autoridad pertinente pudiera darle por bueno 4. Los toros muy desiguales, parecían engordados en el último momento. Todos los toros han sido justitos de fuerzas, el sexto fue cambiado por inválido. Nobles, con algo de recorrido, y con clase pero sin llegar a tener mucha fuerza, todos ellos han perdido las manos en repetidas ocasiones, algunos más que otros.
Diego Ventura se apunta en su haber otra oreja de ley, una faena a su segundo toro con mucha chispa y transmisión donde el caballo Nazari y Dollar pusieron el espectáculo ecuestre. Una faena que fue de menos a más donde el jinete de Puebla del Rio fue entonando a un toro que al principio salió muy distraído y algo parado. Metió el rejón de castigo con facilidad y en un buen sitio lo que propicio que le concediesen la primera y a la postre ultima oreja de la tarde. Con su primero Diego Ventura no pudo hacer mucho, un toro parado y mansote que cada vez que veía la oportunidad se salía de la suerte.
Julián López llegaba a su segunda tarde, segunda del ciclo de San Isidro, donde entró para sustituir a Enrique Ponce lesionado en Valencia. Con más pena que gloria paso la tarde y ha pasado San Isidro para un torero que de sus 40 tardes en Madrid tal vez una haya sido para enmarcar. El Juli da muy poca importancia a la colocación del caballo y al tercio de varas en general, eso se nota a la hora de ejecutar esa suerte. Una agonía inútil para el Juli y el aficionado lo de llevar al toro al caballo y dejarlo al relance. Poco o nada se le vio al rubio de oro. Al primero que se lo cargó en el caballo, lo lidio de lejos en la muleta, paralelo, al hilo del pitón y la piernita de la verdad retrasada. En ocasiones hasta se cruz ante los insistentes pitos del tendido. Estocada trasera. En su segundo un toro jabonero muy basto le intentó hacer faena pero sin colocación y sin poder bajar la mano ante la poca fuerza del animal, le fue dando muletazos sin llegar al tendido, hasta que una tanda con la izquierda lo conecto, siempre con el pico y la piernita retrasa le hizo una faena suave que fue tocando algunos asistentes. Muy mal con la espada.
Diego Urdiales protagonizó los pasajes más puros de la tarde ante un toro –el tercero- que parecía que tuviera un problema en la vista debido a los extraños, cambios de comportamiento y los topetazos, en uno de esos cambios de ritmo le siguió al bueno de “Pirri” hasta la tronera donde le propino una fea cornada de 35 cm. Con ese toro se fajo Urdiales una faena de suavidad y colocación, siempre en torero, con la esencia que tienen los tocados por el duende, por abajo pero de frente, de a uno, y ligados le fue haciendo una faena donde la tosquedad del toro se fue olvidando y aliviando. Lástima que no manejara los aceros mejor, sino probablemente hubiera paseado una oreja. Ante el sexto bis un toro de El Tajo y La Reina, Urdiales no llegó de acoplarse del todo en la faena, un toro rebrincado y protestón que había que ir cogiendo el sitio y la colocación.
Por Roberto García