En esta ocasión, segunda corrida de Antequera, con idénticos animalitos que en el día de ayer, en el peor de los casos, vimos torear como Dios manda. Como dije ya algunas veces, si a este tipo de corridas les hubieran transformado en festivales, todo hubiera sido perfecto porque nadie echaríamos en falta el toro pero, los taurinos, empecinados en la nada, quieren denominar estas parodias como corridas de toros.

En esta ocasión vimos los ejemplares de Zalduendo que, los animalitos, salvo el cuarto, han sido de una bondad santificada. Claro que, repito, cerrando los ojos, valga la expresión y creyendo uno que está contemplando un festival, el gozo ha sido enorme. Ha sobrado, como en otros festejos, el numerito del indulto en el segundo de Finito que no venía a cuento pero, ya se sabe lo que pasa en los pueblos. Un indulto que mañana nadie recordará pero que, por el contrario, todos recordaremos el toreo bello y excelso de Finito de Córdoba.

En su primero Finito estuvo genial con el capote y, muleta en mano, ha desgranado una auténtica sinfonía de toreo excelso, de ese que vemos muy a la larga y, aprovechando la coyuntura de la bondad de sus «antagonistas» hemos gozado en plenitud de un artista singular y único en su género. Toda su labor ha estado rociada del perfume embriagador de su muleta que, tanto al natural como con la diestra, al igual que en los adornos, remates, trincherazos y un pase del desdén, todo le ha salido bordado, como en realidad es el toreo de Finito, pura orfebrería al más alto nivel. Una gran estocada le ha valido, con justicia, las dos orejas que, como siempre dije, es lo de menos; lo grande ya había ocurrido antes de empuñar el estoque.

En su segundo, el indultado, que no tenía claro el pitón izquierdo, de ahí que el diestro de Córdoba, haya basado su labor por el pitón derecho con el que ha toreado a placer hasta la extenuación de sí mismo y, sin duda de todos los que hemos tenido la fortuna de admirarle. No me gustó que Finito forzara el indulto porque, como dije, el animalito ni era de indulto ni Dios que lo fundara. Han sido muchas las series, a cual más bella; todo un tratado de arte al más alto nivel en que, si Finito ha disfrutado, los aficionados hemos gozado en plenitud. Tarde fantástica la de Finito que, como vimos, entró por la puerta de la sustitución y ha salido erigido, sin duda alguna, el máximo triunfador de ciclo de corridas de la reconstrucción.

No se creía Luís Bolivar el toro que le ha tocado en suerte en primer lugar; vamos que, con toda seguridad, dudo que en su vida haya caído en sus manos un animalito más noble y pastueño. El diestro vallecaucano ha bordado el toreo al natural; cuatro series le han salido excelsas que, repito, ni él mismo se lo creerá cuando vea el video. Un fea puñalada antes de la estocada le ha quitado todos los premiso que tenía conseguidos. En su segundo, el único más encastadito, sin ser alimaña alguna, Bolivár, como en tantas ocasiones ha tirado de oficio y tras una gran estocada le han dado una oreja pero, me quedo, sin duda alguna, con sus naturales en el primero de su lote.

Los toreros como Finito deben ser eternos en el escalafón, primero porque no compiten con nadie y, acto seguido, porque siempre nos dan lecciones que, a diario, no solemos ver por parte alguna. Bendiciones para Finito al que deseamos siga gozando de mucha salud para que, al paso de los años nos siga estremeciendo con su arte.

Pla Ventura