Ayer, 30 de septiembre, ese torero eterno salmantino, es decir, Conrado Abad, se desayunó con la noticia de su muerte, algo que le dejó malherida el alma porque, según algún medio indecente, su cuerpo ya estaba a la vera del Altísimo.

Este tipo de noticias dejan a uno sin alientos porque, como sabemos, lo más sagrado que tiene un ser humano es la vida y, que de repente, un insensato te la “arrebate” me parece una locura sin límites; primero es una desinformación horrible, en segundo lugar, un atentado contra un ser humano y, en tercer puesto una falacia que no beneficia a nadie porque, como sabemos, Conrado no tiene heredero alguno y, mucho menos, bienes acaudalados.

Fijémonos cómo fue la cosa que, Conrado, ha tenido que desmentir su muerte incluso le han filmado un video que circula por las redes en que, un amigo, como se ha demostrado, en vez de certificar su muerte ha certificado su vida que, se la quitará Dios, como nos sucederá a todos, pero nadie tiene derecho para atentar contra la nadie de la forma que se hizo con Conrado.

¿Cómo recabaría el medio salmantino la “defunción” de Conrado Abad? Vamos, que me cuesta mucho creer que haya gente tan estúpida como para publicar una noticia de semejante calado entre los taurinos porque, como el mundo sabe, Conrado es un icono entre la torería, sin duda, para aquellos miles de chicos que, durante tantísimos años intentaron ser toreros y no lo lograron. Claro que, lo que diferencia a Conrado del resto de los seres de este mundo es que él lo intentó y lo persiguió más allá de sus ochenta años.

Sin duda alguna, si de afición hablamos, Conrado ha demostrado tener más afición que nadie en el mundo; consagrar su existencia por completo al mundo del toro en calidad de maletilla, eso es maravilloso, dignísimo; un logro que nadie ha conseguido jamás porque, como decía, seguir toreando vacas y toros por esos pueblos de Dios con más de ochenta años, el que quiera que lo intente. Un respeto para este hombre que, de su especie quedan muy pocos, yo diría que nadie en el globo terráqueo y, a su vez ha ostentado el galardón de ser único en su especie y, lo que es mejor, durante toda la vida.

Me pongo en su lugar y, soy capaz de entender cómo se habrá sentido al enterarse de la noticia de su “muerte”. Menos mal que, Conrado, como dicen sus allegados, es un hombre con un sentido del humor extraordinario, razón por la que se tomó con cierta filosofía la noticia de su “deceso”.

No es menos cierto que no debemos jugar con este tipo de noticias que, por nefastas, en un momento determinado pueden hacer mucho daño. Sin duda es un acto de irresponsabilidad al más alto nivel y, aunque nos queramos refugiar pensando que se trata de una broma de mal gusto, hay que tener mucho cuidado con lo que decimos puesto que, “enterrar” a un ser vivo es una inconsciencia irreparable.

Pla Ventura

En la imagen vemos a Conrado, con más de ochenta años,  c0mo el maletilla eterno.