En un ambiente con cada vez menos novilladas y corridas es más difícil que nunca llegar a la cima. Una cima que para algunos supone una auténtica fortuna, algo solo al alcance de muy pocos. Hoy por desgracia se prima por delante el dinero y después la torería, por esa razón perdemos grandes toreros en el camino e incorporamos auténticos desastres taurinos al escalafón.
Hoy en día las escuelas taurinas apenas filtran a los novilleros, a parte que les enseñan una tauromaquia amanerada, llena de ventajismo y sin personalidad. Creo que es el momento de empezar a seleccionar con mayor cautela a los futuros toreros, porque dentro del escalafón hay muchos que nunca llegaran a triunfar, o vivir de ello, sin embargo hay muchos palmeros, interés y muy poca afición de la gente exterior o que se encargan de encaminar la carrera del novillero.
Seamos sensatos, hoy en día sobran la mitad, y es lícito seleccionar con mucha más dureza y exigencia al futuro de la fiesta. No todos valen, y a muchos jóvenes les meten en la cabeza que son mejores de lo que realmente son, para luego toparse con un muro de ostracismo, cuando no hay vuelta atrás y es demasiado tarde. Cuando no pueden elegir otro camino, y cuando la vida se les ha echado encima.
Creo que decir una verdad a tiempo es necesario para evitar males mayores, porque aunque el dicho diga “que de ilusión también se vive” la realidad es que la vida es muy dura, tanto dentro del toro, como fuera cuando uno no tiene preparación. Con esta mentira solo se beneficia una persona, el empresario de turno, el “trincón” de turno.
Triste realidad fomentada por la sensiblería de unos, y “golferismo” de otros que no acaba por dejar contento a nadie, salvo a la cuenta corriente de alguno. Hoy apenas hay afición entre los chavales, salvo excepciones, la mayoría son una copia y pega, llenos de manías y vicios, sin carisma ni personalidad, sin recursos ni entrega, sin verdad ni pureza, titubeando ante los toros duros, y machacando al resto en el caballo. En la gran mayoría prima la tauromaquia 2.0 que no es culpa de ellos expresarse de esa manera, sino de quienes los enseñan para ser uno más. De esta manera los escalafones se saturan los escalafones, con toreros de futuro incierto y en casi todos los casos sale perjudicado el que tiene calidad pero no tiene padrino.
El mayor consejo es que no se jueguen el todo a una carta. Que se preparen intelectualmente para ejercer una carrera u oficio que les sirva de sustento en el caso que no triunfen y no lleguen a despegar, porque el tiempo pasa y luego es difícil recuperarlo.
Por Juanje Herrero